Pedido de Amor romance Capítulo 280

Aaron se quedó sin palabras ante la comida que había en la mesa.

Tras un largo silencio, finalmente no pudo resistirse y preguntó.

—La próxima vez que me invites a cenar, ¿habrá siquiera col?

—¿Eh?

Selena se quedó paralizada y miró los dos platos que había sobre la mesa con verdadera sensación de vergüenza.

Sonrió sardónicamente:

—De ninguna manera. Está claro que el dueño del Restaurante Primor es muy chungo, el empresario sinvergüenza, tan bueno para ganar el dinero, ¡maldito sea! Un hombre como él merece que se le separe de su novia de por vida...

—¡Yo soy!

El hombre del otro lado de la mesa dijo de repente.

—¿Tú? ¿Qué? —Selena estaba un poco desconcertada, sin entender lo que Aaron quería decir.

Estaba un poco cansada de hablar, así que cogió un vaso de agua de la mesa y tomó un sorbo.

Fue entonces cuando se escuchó a Aaron decir:

—Restaurante Primor, que abrí hace seis años.

—Pfft... tos tos ... ¿qué has dicho? Joder, lo siento.

Selena, que estaba bebiendo, vomitó su agua, salpicando la cara de Aaron.

El hombre que tenía enfrente se puso rígido, cerrando lentamente los ojos, con la mano derecha sobre la mesa apretada, blanca hasta los huesos, el débil temblor de su mano ya delataba el corazón del hombre.

Juró a Dios que nunca se había metido en un lío tan grande en su vida.

Se le insultó en la cara y se le condenó a ser soltero el resto de su vida.

Es realmente... bastante bueno.

—Ejem.. que me dijiste antes, ¿cómo yo sabía que eras el dueño del Restaurante Primor? —explicó Selena mientras dibujaba en un pañuelo.

Pero aun así, se erizó y murmuró:

—De todos modos, la comida parece un poco cara.

Al terminar, se dio cuenta de que el rostro de Aarón era tan sombrío como la tinta, más bien como la calma que precede a la tormenta.

La fibra sensible de Selena se tensó e inmediatamente se levantó, se acercó a él, cogió un pañuelo de papel y le ayudó a limpiarse las manchas de agua de la cara, disculpándose repetidamente:

—Lo siento, lo siento, no era mi intención... ah...

Antes de que pudiera terminar su frase, Aaron la agarró por la muñeca y la llevó a sus brazos, frunciendo el ceño:

—¿Qué acabas de decir? ¿No encontrarás una novia para el resto de tu vida? ¿Nunca encontraré una novia para el resto de mi vida?

Dios sabe lo enfadado que está Aaron en este momento.

Si no hubiera sido Selena quien lo maldijo, habría sido un cadáver.

Al estar firmemente encerrada en sus brazos, Selena tragó saliva con miedo:

—Ese... es un malentendido. No te habría regañado si hubiera sabido que eras el dueño de este restaurante. Mira que eres guapo, pareces una gran persona amable. Y Restaurante Primor, es un sistema de membresía, y las tarjetas de membresía comienzan en decenas de miles de dólares. Es un negocio muy bueno a primera vista, ¡nunca engaña a los pobres!

¿Quién de los pobres gastaría decenas de miles de dólares en palabras para comer en un restaurante?

—¿Es así? —Los ojos del hombre se entrecerraron ligeramente mientras miraba a Selena como si quisiera devorarla.

—Sí, sí, sí. Claro que sí, ¿cuándo he dicho una mentira?

No se le dan bien los halagos, pero tiene que inclinarse ante las «fuerzas del mal».

La mano izquierda del hombre le sujetó los hombros con tanta fuerza que Selena no podía moverse en absoluto, mientras su mano derecha le enganchaba la barbilla.

—¿Sabes que si cualquier otra persona fuera tan imprudente como tú, ya sería un cadáver?

Esta es una afirmación que no necesita ser cuestionada en absoluto.

Selena está 100% convencida.

Al otro lado del teléfono estaban hablando Susana y Antonio.

Sólo por el diálogo, Selena puede sentir la sensación de opresión que proviene de Antonio.

Príncipe de la familia real del País C, la fuerza... habla por sí misma.

Aunque en el País H, Selena puede luchar hasta la muerte para salvar a Susana. Pero ésta siguió sin decir dónde estaba, lo que realmente hizo que Selena estuviera un poco desamparada.

—Bastardo, ¿a dónde diablos me llevas?

Como por telepatía, fue como si Susana hubiera encontrado la oportunidad de hacer una pregunta a Antonio.

—Naturalmente, te llevaré a casa.

—¿De vuelta a casa a qué? ¿Viniste en avión?

Dicho esto, Selena frunció el ceño y al instante puso esta parte de su teléfono en silencio y llamó a un taxi en el arcén.

—Señor, vaya al aeropuerto internacional de Ciudad Azul.

Antonio voló en un vuelo especial a País C. Debió declarar la ruta y tomar una aerolínea internacional.

Ciudad Azul cuenta con dos aeropuertos, uno para vuelos nacionales y otro para vuelos internacionales.

Selena adivinó fácilmente a dónde llevarían a Susana.

Sólo...

¿Podrá realmente salvar a Susana ella sola?

En ese momento, Selena pensó de repente en una persona... Xavier.

—Señor, mi teléfono está muerto, ¿me presta su teléfono? —Selena buscó una excusa para pedirle prestado un teléfono móvil al taxista.

El entusiasta taxista no dudó en entregarle el teléfono.

Selena encontró el número de teléfono de Xavier y lo marcó.

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