Pedido de Amor romance Capítulo 321

Selena miró a Aarón con la mirada de una antorcha, sus brillantes ojos estrellados ondulaban como si tuvieran lágrimas:

—Que tengas un buen viaje.

No sabía qué decir, o mejor dicho, había un millón de cosas que quería decir, pero todas se le venían a la cabeza.

—¿Qué, no hay nada que quieras decirme?

El hombre miró a Selena acurrucada en la ropa de cama y alargó la mano para pellizcarle la punta de la nariz.

El gesto demasiado íntimo hizo que la fina piel rosa de cordero de Selena se tiñera de rubor.

—No.

No fue que no tuviera una, fue que habían tantas cosas que quería decir y no sabía cuál fue la apropiada en este momento.

Cuando no obtuvo la respuesta que deseaba, el bello rostro de Aarón se llenó de disgusto.

Sus finos labios estaban ligeramente separados y sus huesudos dedos apuntaban a su cara, incapaz de hablar durante mucho tiempo.

Los dos se miraron durante un buen momento, y el hombre suspiró si nada más:

—Ya que no hay ninguno, entonces… me voy.

Se levantó y salió sin mirar atrás.

—Espera.

Selena se incorporó y le tiró de la mano:

—¿Cuánto tiempo vas a salir?

Fue un completo accidente que aceptara estar con Aaron ayer.

Pero después de una noche de calor, se había vuelto dependiente de este hombre, y cuando vio que se iba, su corazón se llenó de reticencia, pero no pudo decir nada.

El paso del hombre dio un golpe y miró ligeramente de reojo, observando de reojo a la mujer que estaba detrás de él:

—¿Cuándo quieres que vuelva?

Selena se quedó pensando un momento y sus cejas de sauce se fruncieron ligeramente:

—El trabajo es importante, así que cuídate. Avísame cuando llegues.

Al escuchar sus palabras, Aarón respiró profundamente y cerró lentamente sus ojos de fénix que agitaban el alma.

Al momento siguiente, se dio la vuelta violentamente y presionó a la pequeña mujer a través de la ropa de cama, su dedo índice ligeramente flexionado y enganchó su barbilla, —¿Aparte de eso, no?

Parecía ligeramente enfadado y Selena comprendió al instante lo que quería decir, pero se hizo la despistada como si no entendiera nada:

—¿Qué más? Nada.

—¿No hay más?

Selena lo pensó seriamente y asintió con seguridad:

—No más. Bueno, sí hay algo más.

Cuando la oyó decir algo más, los labios del hombre no pudieron evitar curvarse en una sonrisa:

—¿Y qué más?

Entonces se oyó a Selena decir:

—Acaba de nevar mucho anoche y las carreteras están heladas y son difíciles de transitar, así que tienes que darte prisa o perderás tu vuelo.

Casi en cuanto Selena terminó de hablar, el apuesto rostro de Aarón se tensó con una sonrisa que se veía a simple vista, su cara se tensó y sus afilados ojos blancos y negros la miraron con un ligero escalofrío.

Oh, no, parecía que estaba enfadado.

Ella sonrió:

—Aaron, no, no me mires así, es espeluznante.

El hombre le puso la mano alrededor del cuello y se inclinó, apoyando su frente contra la de ella, las puntas de sus narices se tocaron íntimamente mientras decía, palabra por palabra:

—¿No soy demasiado suave para ti anoche?

Sus párpados se entrecerraron ligeramente y sus inquietantes ojos de fénix contenían una sonrisa burlona y una ligera advertencia:

—¿Crees que te lo beso ahora?

Selena le apretó la mano y negó con la cabeza:

—La abuela sigue aquí. Si supiera que eres capaz de hacer amor con tu hermana, te rompería las piernas.

—¿Qué? ¿Romper qué? Repite eso, no te he oído.

—Eres mi hermano, cómo te atreves a tener sexo conmigo, la abuela te matará a golpes. Este asunto va en contra de la decencia humana.

Pronunció su nombre con una voz tan poderosa que ella casi pudo sentir que el hombre apretaba la parte posterior de sus dientes y la apretaba con crudeza de entre ellos.

—Yo… ah… ¿qué estás haciendo?

Aarón levantó la ropa de cama en cuanto pudo y el hombre se lanzó al vacío.

Esta vez, no le dio a Selena ninguna oportunidad de resistirse y la remató con fuerza.

La gran Villa Tamayo es un lugar remoto donde hay poca gente, y con las instrucciones especiales de Aarón, es aún menos probable que lo sea.

Así que esa mañana, Aaron le dio a Selena una gran advertencia con sus propios poderes.

La pequeña mujer que había sido zarandeada durante toda la mañana estaba tan cansada que casi se desmoronó, apoyándose en sus brazos y quedándose dormida de cansancio.

Cuando se despertó de nuevo, ese órgano tan usado sintió algo de frescor.

Al abrir los ojos, la mente de Selena seguía en blanco, pero su cerebro había tomado las decisiones y, sintiéndose espiada, levantó el pie y le dijo a la persona que le tocaba el punto rojo e hinchado que lo echara.

Se oyó un sonido sordo y único procedente del dormitorio, acompañado de un suave gemido del hombre.

Selena se incorporó y se dio cuenta de que la persona a la que había echado de la cama era… ¡Aaron!

—Tú… tú… ¿cómo es que tú? ¿Qué me has hecho?

Envolvió la ropa de cama con más fuerza, con la mente a la deriva.

Después de conocer a Aaron durante tanto tiempo, no puedo creer que no supiera que este hombre perro tiene tantos trucos bajo la manga y le gusta jugar con cosas nuevas...

El hombre se sentó lamentablemente en el suelo, con el pelo colgando desordenadamente delante de sus ojos, ocultando la mirada de sus ojos.

Acabo de ver cómo levantaba la pomada en la mano:

—¡Te voy a dar friega con medicina, a…!

Ella no soportaba y estaba un poco roja e hinchada allí, así que ordenó que se comprara medicina, y cuando la vio dormida, se lo aplicó.

Pero Dios sabe que, a mitad de camino de la aplicación de la medicina, la desagradecida le dio una patada directamente en la cara.

¡Sí, la cara!

Aarón juró a Dios que nunca había sido tan singularmente humillado en su vida.

¡Extraño, vergonzoso, humillante!

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