Pedido de Amor romance Capítulo 366

Selena se quedó helada.

¿No debería estar en el extranjero?

—¿Qué te trae por aquí?— No había una mirada de placer en su rostro, sólo una fría pregunta.

—Hola Selena, buen Navidad.— El parlanchín Ramiro la saludó cordialmente al acercarse a ella.

Héctor vio a Selena con una leve papada a modo de saludo.

Manolo, en cambio, mantuvo la compostura:

—Buen Navidad, siento que pasamos por aquí de forma inesperada y brusca.

Aarón se situó frente a Selena con un montón de regalos en las manos, su mirada compleja sobre ella, antes de decir en su momento:

—He venido a visitar tus padres.

Selena se quedó en la puerta, con las manos en el umbral como si no tuviera intención de abrirla:

—¿Conoces bien a mis padres? No hace falta que los visites.

Pensando en aquel día en que escuchó a Aaron intimando con una mujer e incluso engañándola por teléfono. Entonces sintió que no conocía lo suficiente a Aaron.

Pero fue mejor que no se merezca a Aaron, así que podría acabar con él.

Después de su frase, los cuatro hombres miraron de forma diferente, y finalmente sus ojos se posaron en Aarón al unísono, excepto Ramiro, que se puso a rozar con la cabeza, sin atreverse a hablar.

En ese momento, estaba casi seguro de que Selena debía haber visto lo que aparecía en el vídeo aquel día en el hospital.

Era que reaccionó con tanta tranquilidad en ese momento que, al recordarlo ahora, se pareció que estaba tranquila y asustada.

—Selena, me…, he estado ocupado últimamente y no he podido pasar tiempo contigo…

Aaron tampoco entendía por qué Selena estaba enfadada, hasta el punto de que nunca respondía a sus llamadas telefónicas ni le devolvía los mensajes.

El presentimiento del hombre sintió que algo era erróneo, así que inmediatamente tomó un avión y voló directamente de vuelta.

—Ya que algunos de tus hermanos están aquí, diré lo justo. El período de prueba entre nosotros fue de tres meses, pero ahora he establecido que tú y yo no somos adecuados. Por lo tanto, vamos a romper. Vosotros también apresuraos, no os retendré esa noche. No hay ningún sitio donde dormir.

Selena habló con calma y tranquilidad. En ese momento, en el salón, Florencia preguntó:

—Hija, ¿quién está ahí fuera?

—Mamá, no hay nadie ahí.

Se dio la vuelta como respuesta, volvió a mirar fríamente a Aarón y cerró la puerta de golpe y dejó caer el pestillo. Si Aaron no hubiera retrocedido a tiempo, se habría golpeado la nariz con la puerta.

Selena se dio la vuelta y se dirigió directamente a la sala, sin molestarlos más.

Sentada en la sala viendo la tele, Selena estaba perdida en sus pensamientos, preguntándose si era demasiado cruel por su parte rechazarlos cuando los cuatro hermanos habían renunciado a la oportunidad de pasar el día con sus familias y conducir hasta aquí hoy, día de Navidad.

De repente, el sonido de los fuegos artificiales sonó desde el exterior.

Selena miró hacia atrás y pudo ver una estela de fuegos artificiales en la explanada que se disparaba hacia el cielo, floreciendo en un esplendor sin igual.

Florencia arrugó el ceño y preguntó:

—Hija, ¿quién está lanzando fuegos artificiales en la puerta?

Selena se frotó la nariz, sabiendo que sería imposible ocultarlo por más tiempo, y dijo:

—Aaron y sus amigos.

—Ay, chica, el señor Aaron está aquí, ¿por qué no invitas a casa a sentarse? Qué tontería.— Florencia reprendió a Selena.

Con eso, ella iba a abrir la puerta. Selena agarró la mano de Florencia y le explicó brevemente la situación:

—Mamá, Aarón y yo no somos el uno para el otro. Ahora abres la puerta y le dejas entrar, ¿digo que sí a estar con él, o no?

Florencia asintió al escuchar el relato de Selena y suspiró:

—Sí, somos una familia normal y corriente. Eres demasiado de ser la nieta de la Señora Patricia, menos casarte con Aaron.

—Me encargaré de esto yo misma. Mamá, vete a la cama primero.— Selena la miró, raramente seria.

Florencia dudó un momento y sonrió aliviada:

—Mi hija está creciendo y tendrá que enfrentarse a las cosas por sí misma. Muy bien, me voy a la cama.

—Buenas noches, mamá.

¿Cómo podría dormir Florencia? Sólo para dejar espacio para que Selena se ocupe de la situación en el exterior.

Florencia entró en el dormitorio y cerró la puerta.

—Lluvia de regalos, prepárense para levantarse.

***

Grupo de Empresas de Bodas de Encuentro.

—Que la fortuna de la Señorita Selena crezca en el nuevo año.

—Están lloviendo paquetes rojos, agárralos…

—@Selena, salga a dar los beneficios.

***

Cuando Selena anunció inicialmente el cierre de la empresa de bodas, varios colegas abandonaron el grupo, pero Aaron ha vuelto a tomar el relevo.

Selena retuvo a algunos de sus compañeros directamente en el grupo y les dio un permiso remunerado, por lo que siguen siendo bastantes.

Rubén: [¡feliz navidad!]

Nieve: [Feliz Navidad y el Año Nuevo, vuelve a Ciudad Azul y te llevo.]

Alonso: [Buen año. Aunque seas nuevo en Medios Hayo, según las reglas de Medios Hayo, para la Navidad, todos reciben un regalo.]

Linda: [Señorita Selena, gracias por ayudar a salvar a mi hijo. Aquí tienes un regalo de la Navidad y del Año Nuevo, asegúrate de cogerlo como muestra de mi agradecimiento. Le deseo un feliz año nuevo y un año próspero y saludable.]

Violeta: …

Señora Patricia: …

Xavier: …

Susana: …

Selena se aferró a su teléfono, mirando un mensaje de texto tras otro en su teléfono que casi lo hace estallar. Tumbada en la cama, Selena cogió su teléfono y recibió los regalos uno a uno.

Alonso con mil; Rubén con mil; la señora Patricia con 100.000; Linda con 5.000; y Aaron con un millón.

El dinero enviado era básicamente una transferencia bancaria.

Selena agradeció uno a uno los regalos y llamó personalmente a la señora Patricia para presentarle sus respetos.

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