Pedido de Amor romance Capítulo 91

Fuera del garaje, Selena tomó un taxi para ir a la empresa.

Alberto estaba esperando a Selena en la entrada de la empresa, cuando la vio venir en ropa deportiva gris claro, inmediatamente se adelantó y dijo:

—Selena, esta vez será un trabajo duro.

Alberto se sentía un poco culpable.

Aunque tenía muchas ganas de acompañar a Selena a Caravina, pero en la empresa tenía mucho que hacer, y su padre Felipe iría a Caravina mañana pasada, por eso sería mejor dejar a Selena viajar sola, para que su padre pudiera a conocer a Selena.

Creía que su padre definitivamente aceptaría a Selena un medio mes después.

Antes a Felipe siempre le había disgustado la fealdad de Selena antes. Ahora la verdadera identidad de Selena había sido expuesta. Tenía la misma cara que Laura, y la misma cara encantadora era una ventaja frente a su padre.

—No pasa nada, ahora soy tu empleada, es mi deber trabajar para el desarrollo de la empresa —Selena arqueó las cejas y sonrió con relajación como si este viaje no fuera nada para ella.

Alberto se le acercó y le dio un gran abrazo.

La sostuvo con fuerza en sus brazos y le susurró al oído:

—Espero a que regreses. En aquel entoncnes, te daré una gran sorpresa.

—¿Qué sorpresa?

Selena apartó a Alberto, y sus ojos se iluminaron.

—¿Me darás bonos?

Tan pronto como escuchó hablar de sorpresa, lo único que Selena pensó era el dinero, con una mirada llena de expectación.

Su reacción graciosa dejó estupefacto a Alberto, quien dijo:

—Sí, ¡qué inteligente eres! Ja, ja, ja...

Quería proponerle matrimonio a Selena, naturalmente tendría que darle un regalo de compromiso, definitivamente le gustaría mucho.

—Debería decírmelo, si me lo hubieras dicho antes, ya habría ido a Caravina con mucho entusiasmo. Jajaja... —dijo Selena de muy buen humor.

—El viaje será duro, pues debes tener cuidado en el camino —Alberto dijo mientras señalaba una camioneta—. En el coche hay para los niños de Caravina. Ellos van en coche, te he reservado un boleto y tomarás el avión para allí. Después de bajar del avión, alguien te recogerá para Caravina .

Debido a que Caravina estaba lejos de la Ciudad Azul, sólo podía tomar un avión hasta el lugar más cercano a Caravina, y luego tomar bus Caravina.

—Vale, ya lo sé —Selena asintió.

—Cuando llegas a Caravina, no podrás entrar en auto. Tendrás que subir la montaña andando. Será muy duro. Tienes que cuidar bien de ti misma —Alberto le advirtió una y otra vez, muy preocupado.

—Vale, ya veo, está bien, créeme —ella arqueó las cejas y sonrió.

Entonces, Alberto hizo que Selena y los compañeros que estaban programados para ir juntos a Caravina tomaran una foto.

Luego, otros colegas partieron en la camioneta de carga primero y Alberto llevó a Selena al aeropuerto.

—Cuídate —dijo Alberto y le dio un abrazo a Selena com despedida.

—Si necesitas algo, tienes que contactarme lo antes posible.

La miró, sus ojos no podían ocultar su consternación.

Selena se levantó el cabello y sonrió:

—¿No es solo por medio mes? ¿Por qué lo tratas como si fuera cosa de vida y muerte? Está bien, me voy ya, adiós.

Sacó el equipaje, se volvió y se fue, sin mirar atrás.

Entró en la sala de espera para comprobar el billete, subió al avión, buscó su asiento y se sentó.

El asiento junto a la ventana podía ver el hermoso paisaje exterior.

Unas horas más tarde, el avión llegó a Ciudad Marina.

Nada más bajar del avión, Selena vio a la persona que venía a recogerla, se sentó en su auto y llegó a Caravina.

El conductor le dijo a Selena:

—Lo siento, pero tengo que dejarte aquí. Se tarda cuatro o cinco horas en caminar desde aquí hasta la Sierra Caravina. Deberías poder llegar a Caravina antes de que oscurezca.

—Pues vamos ahora mismo, no es temprano.

Selena cargó la maleta y subió a la montaña con el conductor.

El conductor se llamaba Guillermo Cepeda, un hombre moreno, regordete, muy entusiasta.

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