Pía
Me sentía en un maravilloso cuento de hadas del que no deseaba despertar.
Mi suegra era una atenta conmigo al igual que mí queridísimo futuro esposo. Me sorprendía su actitud de gran manera pero igual me sentía capaz de volar si me hallaba entre sus brazos.
Los bebes estaban mas que bien y el tiempo seguía corriendo más veloz que el viento de otoño.
Mi cumpleaños se acercaba y mi panza crecía cada vez más.
Mi madre y la de Dante eran las encargadas de la boda, hasta ahora las veía muy felices organizando todo.
La estupenda noticia que nos habían dado Darla y Ethan nos mantuvo más unidos que nunca. Habían ocasiones en las que venían a la casa de los padres de Dante y cenaban con nosotros mientras en ocasiones la rubia y yo los obligabamos a correr para complacer nuestros antojos.
Mi vientre estaba más abultado que nunca, los dolores de columna eran insoportables, aunque, aquello no impedía que aquel castaño me follara cada vez que se le viniera en gana. Que para empeorar era cada un maldito segundo.
En mi dedo descansaba un anillo no muy llamativo que con mi ayuda Dante lo había comprado. Él muy hijo de su madre me había puesto una maldita condición y por supuesto que deben saber cuál es. Aun recuerdo como peleábamos porque quería acompañarlo y él se negaba. Yo sabía que si el lo elegía de excedería con el valor de aquella sortija y no deseaba tener un pedrucón en mi dedo.
Flashback:
—Voy contigo —aseguré colocándome las zapatillas negras.
—He dicho que no, dijeron que debías hacer reposo y es lo que harás —ordenó y yo negué por segunda vez.
—Y yo he dicho que quiero ir contigo no me importa lo que digas; voy porque voy —tomé mi pequeño bolso y me lo colgué en el brazo cuando él me tomo de la mano acercándome a su cuerpo.
—Con una condición —levantó su dedo anular con una sonrisa maliciosa.
—Te conozco Dante, así que no —intente alejarme de su agarre pero no me dejó
—O follas conmigo en la playa, o me voy solo; y te digo que muchas morenas, pelirrojas, y castañas quieren disfrutar de tu lobo feroz.
Con humo saliendo por mis oídos, los celos colándose por los poros de mi piel, pero con mi vulva más húmeda que nunca por culpa de las malditas hormonas, asentí a la vez que el me daba un casto beso en los labios y tomados de la mano salíamos de la habitación.
—De todas formas ninguna me llega a los talones —eleve mi mentón con seguridad, contorneando mis caderas con malicias.
—¿Ah si? —asentí a su interrogante viendo cómo se cruzaba de brazos—, ¿por que estas tan segura?
—Porque a la única que amas, te vuelve loco y con quien te vas a casar es conmigo.
—Hoy te follaré donde nunca lo has hecho, y gritarás mi nombre bajo la luz de la luna —después de decir aquello desayunamos mientras el me lanzaba miradas lascivas y se mordía sus labios, entretanto la mirada de su madre estaba en mi diminuto cuerpo.
«Me vengaré Dante Vivaldi, lo juro que lo haré»y esas fueron mis últimas palabras.
Fin del flashback
Después de aquello todo iba viento en popa y no voy a negar que tuve millones de orgasmos en aquella playa desierta, que el y yo nos fundimos en el deseo de nuestros calientes cuerpos en aquel lugar porque es la verdad, pero mi coño estaba que no le daba ni un respiro.
Volviendo al presente, pronto Darla y yo iríamos a nuestra consulta con mi suegra para saber los sexos de nuestros bebes. Sí, Darla también tendría dos vidas creciendo dentro de su vientre que poseía el mismo tamaño que el mío.
Nos encontrábamos sentadas en la terraza de aquella mansión de tres pisos tomando unas tazas de té, con el bello sol calentando nuestros cuerpos.
Pase la mano por mí vientre a la vez que sentía una patada en este.
—Uff —me levanté al percibir lo que acababa de suceder.
Darla me observaba con su mirada confusa cuando mis ojos llenos de un brillo que llevaba años sin tener se formaba en estos.
—Me acaba de patear —y solo bastó decir aquello para que aquella rubia se acercara a la baranda como una loca.
—¡El bebé acaba de patear! —grito lo más alto que pudo hacia la piscina donde se encontraban los chicos bebiendo unas cervezas, ellos la miraron confusos hasta que ella con su mal genio señaló a Dante—, Tú, sube que tus hijos ya estaba pateando hijo de la gran puta.
—Oye no digas palabrotas que te pueden escuchar —me queje cubriendo mi panza como impidiendo que aquellos bebés escucharán aquello.
—Si claro, con las que sus padres dicen sin suficientes —se sentó a mi lado con un mohín en sus labios—, el embarazo es lo más molestó que hay.
Una sonrisa se formó en mis labios y con calma me iba acercando la taza de té a mis labios cuando un agitado Dante llegó a dónde estaba sentada y posó sus manos en mi panza reconfortando mi pecho.
—Hola campeón, se que estás loco por salir para que juguemos pero debes cuidar a tu mami y tratarla bien —mis ojos se empañaron en lágrimas y no podía creer lo diferente que estaba Dante conmigo desde que regresamos.
—¡Ayyy, pero si al tío frío sin sentimientos se le ablando el corazón y ya dice cursilerías! —se burlo Darla con varias carcajadas saliendo de sus labios.
—Cállate rubia de pacotilla —la señaló el con una mirada de completo odio en sus ojos.
—Recuerda que tu novia tambien es rubia.
—Futura esposa y madre de mis hijos, que no se te olvide —recalcó y rectifico lo que aquella chica había dicho.
Mis ojos ya estaban demasiado empañados en lágrimas cuando el castaño beso mi abultado vientre con una sonrisa en sus labios carnosos.
—Me has dado el mejor regalo de este mundo de mierda, y no puedo estar más feliz de que me casare contigo —susurro cerca de mis labios permitiendo que su aliento a alcohol se mezclara con el mío.
—Se que soy lo mejor que yo te ha pasado, al igual ellos son lo mejor que te ha pasado —sonreí cuando su rostros se cambió a uno de sorpresa.
—Señorita Melina, usted se ha vuelto una egocéntrica.
—Aprendí del mejor.
Lo bese en los labios mientras el con sus manos en mi vientre secaba cada una de mis lágrimas con sus labios.
—¡Que asco!, Vayan para una habitación —exclamó la rubia, mientras Dante continuaba sin importarle lo que aquella rubia dijera.
—Sino te gusta ahí están las malditas escaleras —y así habíamos pasado el tiempo mientras Ethan observaba desde lejos con una sonrisa en sus labios.
___________________$________________
Tiempo después de aquel pequeño altercado ya estábamos en el hospital de mi suegra. Unos enfermeros nos recibieron y directo nos llevaron a la consulta de aquella castaña de ojos azules.
—Pero si aqui está mi nuera y paciente preferida —comentó con su sonrisa de oreja a oreja brindándome una inmensa calidez.
—Y viene acompañada —le informe cuando Rebe hizo acto de aparición.
—Ohh, pero si es mi hija postiza —las dos se fundieron en una abrazo familiar mientras yo me colocaba la bata y me acomodaba en la camilla.
Con la mirada atenta observé aquel consultorio bien equipado y espacioso. Había millones de fotos de aquella mujer con varias familias que supuse eran sus pacientes.
Aquel líquido frío fue untado en mi vientre permitiendo que sintiera la frialdad de aquello además de que mis nervios aumentaran. Faltaría poco para lo que tanto ansiaba. Mi amiga estaba a mi lado tomándome la mano con una sonrisa en mis labios.
Las dos habíamos llevado unos vestidos bastante sueltos de flores que nos llegaban hasta las rodillas y unas zapatillas. Mi cabello estaba atado en una coleta y el de la otra rubia estaba suelto cayendo en cascada por su espalda.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Peligrosa 21+ (COMPLETA)