¿Por qué eres mi hermanastro? romance Capítulo 4

POV SERGIO

Un beso, sólo fue un beso, pero aquel hizo que un montón de sentimientos se agolparán en mi interior. Hace ya un tiempo quería sentir sus labios sobre los míos. La pequeña e inocente Lianna, quien me busca a pesar de como la trato. La pequeña de ojos cafés que hacen que me pierda y no sepa nada de sufrimiento ni dolor. La pequeña que es mi hermanastra.

Sé que está incorrecto. Sé que no debería hacer esto y mucho menos sentir lo que siento. Ella es solo una niña, soy mayor que ella. Nuestros padres están juntos. Somos hermanastros. Pero a la vez, no tenemos sangre en común. No tenemos nada en común. Tan incorrecto como se ve, no lo es. Ella no es mi hermana y jamás lo será.

Gracias a dios que no es mi hermana.

Sus labios son suaves y un poco inexpertos en los besos, pero se nota que ha besado antes. Es sólo una pequeña niña, me recuerdo. Pero es esta niña la que ha comenzado el beso, no yo. No es tan inocente como creía. Y eso me agrada cada vez más.

Nos separamos con una sonrisa en nuestros labios. Ambos estamos felices. Lo siento. Yo estoy feliz y desde la muerte de mi madre que no estaba tan feliz como lo estoy ahora con Lianna, aquí frente a mí besándonos.

-Mejor te vas a leer- le digo a mi pequeña juntando nuestras frentes.

Ella solo asiente y me da un pico antes de salir corriendo de mi habitación con una sonrisa en su cara. Igual a la que tengo en mi cara en estos mismos momentos. La quiero. He intentado luchar contra estos sentimientos desde el día en que entró de madrugada a mi habitación, cuando yo estaba sonámbulo. He luchado con estos sentimientos desde que vi su sonrisa, vi sus intentos por acercarse a mí y vi cómo me miraba y jugueteaba conmigo hoy en la mañana. Pero ya estoy cansado de luchar. ME CANSÉ. He luchado desde que mamá murió por diferentes razones, pero ya estoy cansado. Simplemente me dejaré llevar. Esto que estoy sintiendo por Lía no podrá arruinarlo nadie. Ni papá, ni Luisa, su madre, y mucho menos yo.

Comienzo a vestirme muy tranquilamente con una playera blanca y unos jeans negros, junto con las deportivas que me regaló mi madre antes de irse, que son de color negro con rojo. Me peino un poco y listo. Estoy listo para jugar Call of duty con Lianna.

Voy a la pieza de Lía, quien está leyendo el libro que le presté con mucha atención y acercándose mucho al libro, a pesar de estar usando lentes. Golpeo la puerta, aunque está abierta, pero aun así quiero ser respetuoso con ella.

Lía se despega de del libro y me mira. Con un movimiento de manos me indica que entre y yo le hago caso.

- ¿Quieres jugar Call of duty? - le digo mientras ella asiente.

Se levanta instantáneamente y comienza a conectar la play station 3 que tiene debajo de su televisor.

-Siéntate en mi cama, Sergio - Me dice Lía mientras ella se sienta dejándome un espacio a su lado.

Me siento al mismo tiempo que ella me pasa un joystick y comenzamos a jugar.

4 HORAS DESPUÉS.

Mis ojos arden. Hemos estado jugando mucho tiempo y he ganado todas las partidas. Odio decirlo, pero Lianna es muy mala en este juego. Ahora comprendo porque gritaba tanto el otro día. Es pésima, pero eso lo hace incluso más tierno.

Lía ya tiene sueño. Lo noto. Se está quedando dormida en mi hombro y decido apagar la play para dejarla dormir.

-No te vayas- me pide Lía, con ojos medio cerrados.

-No puedo dormir contigo Lía- le digo volviendo a sentarme junto a ella, como estuvimos 4 horas seguidas.

Ella se acomoda en mi hombro y me abraza. Yo siento unas cosquillas en mi estómago cuando ella posa su mano en mi cuerpo, abrazándome.

Recuerdo lo que pensaba antes de dejarme llevar por Lía. Ella quiere que duerma con ella y además solo dormiremos, no tiene nada de malo.

Me acomodo pasando un brazo por debajo de ella para atraerla más a mí y nos quedamos dormidos así, inocentemente, tal y como lo es Lianna.

Me despierto unas horas más tarde. No me había fijado en la hora ni en el día desde que estoy solo con Lía, por eso me llevo una gran sorpresa cuando miro mi celular y veo que es 15 de enero. El maldito 15 de enero.

Me pongo a llorar tan solo ver la fecha ¿Cómo lo había olvidado? ¿Acaso me cegué por Lianna? ¿¡Cómo pude olvidar el aniversario de la muerte de mi madre!?

Me levanto cuidadosamente sin despertar a Lía. No quiero que me vea así, triste y deprimido, después de lo bien que pasamos la noche anterior jugando y riéndonos.

Lía está tan cansada que ni nota que me voy de su habitación. Tengo que viajar, tengo que ir al cementerio. Tengo que decirle a mi madre que no la he olvidado. Me baño y me visto rápidamente. Le dejo una nota a Lía diciéndole que llegare en unos días, que no se preocupe, y le dejo un poco de dinero para que pudiera comer tranquila.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Por qué eres mi hermanastro?