POV SERGIO
Un beso, sólo fue un beso, pero aquel hizo que un montón de sentimientos se agolparán en mi interior. Hace ya un tiempo quería sentir sus labios sobre los míos. La pequeña e inocente Lianna, quien me busca a pesar de como la trato. La pequeña de ojos cafés que hacen que me pierda y no sepa nada de sufrimiento ni dolor. La pequeña que es mi hermanastra.
Sé que está incorrecto. Sé que no debería hacer esto y mucho menos sentir lo que siento. Ella es solo una niña, soy mayor que ella. Nuestros padres están juntos. Somos hermanastros. Pero a la vez, no tenemos sangre en común. No tenemos nada en común. Tan incorrecto como se ve, no lo es. Ella no es mi hermana y jamás lo será.
Gracias a dios que no es mi hermana.
Sus labios son suaves y un poco inexpertos en los besos, pero se nota que ha besado antes. Es sólo una pequeña niña, me recuerdo. Pero es esta niña la que ha comenzado el beso, no yo. No es tan inocente como creía. Y eso me agrada cada vez más.
Nos separamos con una sonrisa en nuestros labios. Ambos estamos felices. Lo siento. Yo estoy feliz y desde la muerte de mi madre que no estaba tan feliz como lo estoy ahora con Lianna, aquí frente a mí besándonos.
-Mejor te vas a leer- le digo a mi pequeña juntando nuestras frentes.
Ella solo asiente y me da un pico antes de salir corriendo de mi habitación con una sonrisa en su cara. Igual a la que tengo en mi cara en estos mismos momentos. La quiero. He intentado luchar contra estos sentimientos desde el día en que entró de madrugada a mi habitación, cuando yo estaba sonámbulo. He luchado con estos sentimientos desde que vi su sonrisa, vi sus intentos por acercarse a mí y vi cómo me miraba y jugueteaba conmigo hoy en la mañana. Pero ya estoy cansado de luchar. ME CANSÉ. He luchado desde que mamá murió por diferentes razones, pero ya estoy cansado. Simplemente me dejaré llevar. Esto que estoy sintiendo por Lía no podrá arruinarlo nadie. Ni papá, ni Luisa, su madre, y mucho menos yo.
Comienzo a vestirme muy tranquilamente con una playera blanca y unos jeans negros, junto con las deportivas que me regaló mi madre antes de irse, que son de color negro con rojo. Me peino un poco y listo. Estoy listo para jugar Call of duty con Lianna.
Voy a la pieza de Lía, quien está leyendo el libro que le presté con mucha atención y acercándose mucho al libro, a pesar de estar usando lentes. Golpeo la puerta, aunque está abierta, pero aun así quiero ser respetuoso con ella.
Lía se despega de del libro y me mira. Con un movimiento de manos me indica que entre y yo le hago caso.
- ¿Quieres jugar Call of duty? - le digo mientras ella asiente.
Se levanta instantáneamente y comienza a conectar la play station 3 que tiene debajo de su televisor.
-Siéntate en mi cama, Sergio - Me dice Lía mientras ella se sienta dejándome un espacio a su lado.
Me siento al mismo tiempo que ella me pasa un joystick y comenzamos a jugar.
4 HORAS DESPUÉS.
Mis ojos arden. Hemos estado jugando mucho tiempo y he ganado todas las partidas. Odio decirlo, pero Lianna es muy mala en este juego. Ahora comprendo porque gritaba tanto el otro día. Es pésima, pero eso lo hace incluso más tierno.
Lía ya tiene sueño. Lo noto. Se está quedando dormida en mi hombro y decido apagar la play para dejarla dormir.
-No te vayas- me pide Lía, con ojos medio cerrados.
-No puedo dormir contigo Lía- le digo volviendo a sentarme junto a ella, como estuvimos 4 horas seguidas.
Ella se acomoda en mi hombro y me abraza. Yo siento unas cosquillas en mi estómago cuando ella posa su mano en mi cuerpo, abrazándome.
Recuerdo lo que pensaba antes de dejarme llevar por Lía. Ella quiere que duerma con ella y además solo dormiremos, no tiene nada de malo.
Me acomodo pasando un brazo por debajo de ella para atraerla más a mí y nos quedamos dormidos así, inocentemente, tal y como lo es Lianna.
Me despierto unas horas más tarde. No me había fijado en la hora ni en el día desde que estoy solo con Lía, por eso me llevo una gran sorpresa cuando miro mi celular y veo que es 15 de enero. El maldito 15 de enero.
Me pongo a llorar tan solo ver la fecha ¿Cómo lo había olvidado? ¿Acaso me cegué por Lianna? ¿¡Cómo pude olvidar el aniversario de la muerte de mi madre!?
Me levanto cuidadosamente sin despertar a Lía. No quiero que me vea así, triste y deprimido, después de lo bien que pasamos la noche anterior jugando y riéndonos.
Lía está tan cansada que ni nota que me voy de su habitación. Tengo que viajar, tengo que ir al cementerio. Tengo que decirle a mi madre que no la he olvidado. Me baño y me visto rápidamente. Le dejo una nota a Lía diciéndole que llegare en unos días, que no se preocupe, y le dejo un poco de dinero para que pudiera comer tranquila.
-Hemos llegado- me dice Sergio, con los ojos llenos de lágrimas frente al cementerio en el que supongo está su madre.
Yo me bajo del auto junto a él y caminamos hacia adentro. Escucho los sollozos de Sergio y decido tomarle la mano y entrelazar nuestros dedos. Al principio Sergio no me devuelve el gesto y cuando estaba a punto de sacar mi mano de allí, él me toma la mano, apretándola muy fuerte.
Llegamos a una lápida con muchas flores y una foto muy grande sobre ella. Sergio se agacha y comienza a hablar con aquella lápida. Decido que necesita estar un tiempo solo así que me alejo para ver las demás lápidas y sus divertidos nombres. Se que está mal, pero si veo a alguien que se llama Lionala Yasou es inevitable encontrar un punto divertido en este lugar tan lúgubre.
Siento unos brazos abrazándome por la espalda y dándome un beso en la mejilla. Siento sus labios mojados por las lágrimas que Sergio ha estado derramando- me imagino- todo ese tiempo que lo deje a solas con su madre.
Sergio me lleva sin soltarme a la tumba de su madre. Yo me agacho como lo hizo él antes para poder leer lo que decía su lápida.
LEONOR CRISTINA SUAREZ JERÉZ
1975-2014
AMADA MADRE, ESPOSA E HIJA.
Veo la foto que acompaña el nombre y veo a una mujer relativamente joven de pelo castaño liso y largo, con unos ojos que yo he visto antes. Unos ojos hermosos y que me tienen hipnotizada todos los días. Un ojo azul y otro verde, solo que en diferente lado que los de su hijo Sergio.
-Era muy linda- le digo parándome y abrazando a Sergio por la cintura.
Él me responde el gesto inmediatamente abrazándome también por la cintura.
-He estado pensando- comenzó a decir con su voz firme y grave que conozco- lo que mi madre diría si supiera lo que siento por ti. Lo que he llegado a sentir a pesar de este poco tiempo que nos hemos conocido. Ella me diría que es socialmente incorrecto, que mi padre se enojaría mucho si se enterará, que eres mucho más pequeña que yo y que tenga mucho cuidado con mis sentimiento- Lo que decía me rompía el corazón, pero sabía que había algo más y lo había- pero también me diría que, si mis sentimientos son puros, si siento que de verdad te quiero, si eres la chica que hace que mi corazón se acelere y hace que todo mi sufrimiento desaparezca. Si, todo. Entonces ella me diría que mande a la mierda todos los prejuicios sociales y a mi padre y que viva mi vida y me arriesgue. Que lo intente con esa chica que ha hecho que olvide el dolor por estos días. Que intente conquistar a esa chica que deseo besar sus labios justo ahora.
Y eso hace. Besar mis labios, aquí en frente de la tumba de su madre, demostrándome lo mucho que me quiere y yo aquí llorando por sus palabras abrazándolo mientras le devuelvo el beso, el cual es tierno y apasionado a la vez. Lo quiero mucho, me estoy enamorando de este chico que ha salido de su caparazón. Estoy enamorada de mi hermanastro y como dijo él, me importa una mierda lo que digan los demás. Yo estoy feliz junto con Sergio y eso es lo único que me importa.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Por qué eres mi hermanastro?