Mientras que April sentía que su corazón se quería salir del pecho, Luca salía más rojo que un tomate, ninguno sabía qué les pasaba, sólo que algo mágico crecía entre ellos.
April sabía que él era especial, además era guapo claro que lo era, sus ojos grises, su sonrisa, su cabello, su cuerpo, era bueno, amable, hasta podía jurar que era cariñoso, ¿porque no veía lo que era realmente? Ella poco a poco se lo haría ver. Deseaba con todo su corazón que amaneciera pronto, a partir del día siguiente pasaría todo el día con él.
Por su lado Luca sabía que April era única, esa sonrisa lo desarmaba, sus ojos grises como el acero podía ver más de él que lo que había a simple vista, tenía un cuerpo escultural, sus pechos y su lindo trasero lo estaban volviendo loco y ni qué decir de sus labios, gruesos y con ese color tan natural, deseaba besarlo, pero no podía y no debía, ella seguramente solo lo vería como un amigo y nada más. Pero a pesar de eso ella le hacía bien y él lo sabía, ella sería su talismán de la buena suerte.
Cuando ambos cerraron sus ojos lo hicieron con una sonrisa en sus rostros.
Al día siguiente casi todos estaban en la mesa esperando a Marta y a April para desayunar, aunque a los pocos minutos Marta bajó y se sentó con ellos, diciendo que empezarán sin su hija y que ella bajaría pronto. Cuando empezaron a desayunar Luca no había terminado de darle un trago a su café cuando casi se ahoga al ver a April, la mujer acaba de entrar más hermosa de lo que la recordaba, su blusa de tirantes muy delgados color negros, al igual que a los lados de esta, lo demás era un rosado pálido y tenía forma de corazón, su enagua estaba muy en tallada perfectamente a sus perfectas curvas, color negra y con dos rayas en la parte de abajo en forma horizontal color rosa pálido, un conjunto precioso que combinaba perfectamente con una zapatos negros tacon aguja, definitivamente era hermosa. Frunció el ceño al pensar en que otros hombres la verían, eso no le gustaba, de hecho su sangre empezó a hervir, April podía fijarse en alguien que sí valiera la pena. Mientras él se debatía por dentro, April al ver su expresión pensó que tal vez su vestimenta no le había gustado, pero con esa sonrisa que la caracterizaba saludo a todos.
—Buenos días y perdón la tardanza.
—Tranquila cariño, te ves realmente muy hermosa.
—Gracias —dijo algo sonrojada.
Mientras desayunaban, Elías que había llegado de improviso los hacía reír con sus comentarios, todo estaba tranquilo y alegre en la mansión Bennett
—Hora de irnos — dijo Luca limpiándose con una servilleta la boca, y levantándose de la mesa.
La mañana pasó rápida para April, el mismo Luca le enseñó la oficina de él, como la de ella, le explicó que empezaría hacer, luego él se retiró a su propia oficina, así pasaron las horas hasta que al medio día April decidió dirigirse a la oficina de Luca, al llegar encontró a Patricia caminando de un lado para el otro fuera de la oficina.
—¿Qué te pasa Patricia? — ella brinco del susto y se llevó la mano al pecho.
—Señorita Gates, qué susto me ha dado, lo que pasa es que la señorita Jones acaba de llegar y puede que eso ocasione problemas.
—¿Jones? —dijo extrañada, ya que no sabía quién era y no podía dejar de sentir celos.
—Si, Leticia Jones. — cuando April escuchó el nombre de la tipa esa, los celos fueron reemplazados por la ira, ¿cómo se atrevía esa maldita mujer a buscar de nuevo a Luca? Ella no iba a permitir que lo volviera a insultar, ella iba a defenderlo con uñas y dientes si era necesario, por lo que se encaminó hasta la oficina de Luca, ya le daría una lección a esa bruja.
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