QUIERO MÁS DE TI romance Capítulo 39

—Hola— dijo April al contestar el celular.

—¿Ya vienes?

—Sí William, ya voy de camino al aeropuerto.

—Vienen tus acompañantes contigo, porque aquí no ha llegado nadie — April sonrió.

—Sí , ellos van conmigo — dijo mirando por el retrovisor a sus hijos, quienes miraban muy felices por la ventana.

—Bien, aquí los espero.

—Está bien, espérame afuera quieres.

April colgó y siguió su camino al aeropuerto, irían a París, luego España, Italia, Brasil, Argentina, República Dominicana, México, Costa Rica, por último Estados Unidos y de ahí volverían a Londres, eran tantos países y tantos compromisos que no sabía si resistiría.

April, a pesar de que sería madre primeriza, trató de comprar todo lo necesario para sus hijos. Al llegar al aeropuerto William la espera afuera.

—Hola, ¿me ayudas? —dijo señalando con la mirada a sus hijos, William quedó estático en su lugar.

—¿Quienes son estos niños y que haces con ellos?

—Te presento a mis hijos — ¿William la miró como si estuviera loca?

—¿Cómo están tus hijos? ¿April acaso estás loca? Tú nunca has tenido hijos.

—No, nunca he tenido, pero a estos pequeñines los adopté, pero si mis hijos te estorban, entonces renuncio.

William realmente estaba sorprendido, no sabía que debía decir o hacer.

—No me estorban April, pero debemos hablar con David, esto no entraba en los planes, debiste decirnos. — April sonrió.

—Pues déjame decirte que David lo sabe, hasta una niñera iba a contratarme.

—¿Qué? ¿Puedo saber porque yo no lo sabía?

—Porque era una sorpresa, ahora, ¿me vas ayudar? — William negó con la cabeza y con una sonrisa le ayudó.

***

April se sentía cansada, no había parado en 15 días, sus hijos siempre estaban con ella, tanto en los ensayos como en las pasarelas, pero siempre en la sombra, nadie debía saber que tenía dos hijos.

—¿Te sientes bien? — William se acercó a ella, al ver que estaba pálida, toda la mañana April había dicho que se sentía débil.

Cuando ella iba a contestar, su vista se hizo borrosa, y sin verlo venir, la oscuridad la invadió.

—¡Mierda! — gritó William al ver cómo April caía al piso, por lo que corrió hasta llegar a su lado.

—¿Qué pasa?

—¿Qué le sucede?

Preguntaban las mujeres a su alrededor, por lo que sin pensarlo, la alzó y decidió llevársela al hospital más cercano.

Una hora después April despertó en la cama de un hospital.

—Cariño, ¿cómo te sientes?

—¿Cómo llegué aquí? — dijo desorientada y viendo a su alrededor. — ¿dónde están mis hijos?

—Yo te traje, están afuera, creo que has trabajado mucho y tu cuerpo te está pasando la factura. —dijo suavemente, April solo sonrió. Unos golpes a la puerta los hicieron volver a ver quién era. Un doctor de unos cuarenta años, alto y bien parecido les sonreía.

—Qué bueno que ya has despertado, ya tengo los resultados de sus exámenes. — April lo miró ansiosa.

—Creo que necesitará descansar.

—Sí doctor, lo sé, creo que no he descansado como se debe, he trabajado mucho.

—Señorita, no lo decía por eso.

—¿Entonces? ¿Por qué lo dice? — el doctor miró a ambos felices.

—Porque van a ser padres, felicidades está embarazada.

—¿¡Qué!? — William no podía creer lo que había escuchado.

—Debo hacerte un ultrasonido para saber exactamente de cuánto estás. — ella asintió.

April lo miraba sin dar crédito, pero del asombro pasó a la emoción, y de sus ojos empezaron a salir lágrimas.

—¡Oh por Dios!, seré madre otra vez — el doctor después de recetar hierro y ácido fólico salió de ahí dejando a los futuros padres. — Voy a tener un hijo de Luca. — April sentía que su corazón se iba a salir del pecho.

—Te veo muy feliz con la noticia.

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