Cuando Luca mandó el correo le extrañó que la susodicha no contestara de una vez, al parecer era cierto que no estaba muy convencida de venirse, a pesar de que le había ofrecido una muy buena cantidad de dinero, la verdad lo hacía por su madre, quería verla feliz, aunque a él también le gustaba ayudar, cuando llegó la notificación del correo lo abrió y leyó que había aceptado, madre e hija podrían estar juntas, justo cuando pensaba contestar de vuelta, Leticia entró como si fuera la dueña y eso le molestó.
—Hola cariño, ¿Cómo estás?
—Estaba perfectamente hasta que llegaste, ¿puedo saber porque entras sin mi permiso?
—La inepta de tu secretaria no está, y yo no pensaba quedarme hasta que ella le diera la gana venir.
—Está almorzando Leticia, y no es ninguna inepta, podrías retirarte estoy trabajando. —dijo mientras se levantaba y se dirigía hacía la puerta. Leticia lo abrazó por detrás y todo su cuerpo se tenso.
—Hace un mes no estamos juntos, me haces falta. —empezó a bajar su mano hasta llegar al miembro de Christian dónde empezó a estimularlo, hasta que empezó a crecer en sus manos, — ¿Que tal si me recuesto boca abajo en tu escritorio y tú me la metes desde atrás? —Leticia sabía que cuando le hablaba sucio a él le ponía más. Pero aunque estuviera malditamente excitado Luca no tendría sexo en su oficina, nunca lo había hecho y nunca lo haría.
Se sentó en el suelo, se abrazó a sus rodilla y lloró, lloró como un niño, odiaba sentirse así, por más que se hacía el fuerte ante los demás solo liberaba el dolor que le causaban las palabras de los demás, ese día no sólo había sido Leticia, en una reunión que había tenido en la mañana antes de entrar oyó cómo se burlaban de él, “el monstruo de la empresa” “Freddy krueger” hasta “Chucky el muñeco diabólico” claro que como sale en la última película todo lleno de cicatrices el rostro, ¿Por qué la gente tenía que ser tan cruel? ¿Acaso no se daban cuenta del daño que hacían? Estaba cansado de las humillaciones, claro que delante de él ni siquiera decían mu, aún así antes de salir de esa maldita sala les dijo a los que había oído burlarse que estaban despedidos.
Trataba de ser fuerte y cruel, pero la verdad le costaba, quería tener una vida normal, enamorarse, tener hijos, vivir feliz con la mujer de su vida, pero sabía que eso nunca iba a pasar, nunca llegaría una mujer amarlo, ¿Quién lo haría? si hasta el mismo se asustaba cuando se veía en el espejo. Tras de todo sabía que no era valiente, porque si lo fuera hace mucho hubiera acabado con su vida con tal de no sufrir más, pero sabía que no era capaz, además haría sufrir a su familia y lo más valioso de todo es que amaba vivir, vivir esos pequeños momentos únicos que tenía en paz, esos pequeños momentos en los que tenía felicidad.
Cuándo vio que oscureció decidió ir a dormir, quería descansar, olvidar ese día y soñar, soñar en que era feliz y conocía a la mujer de su vida, una que lo amaba y lo aceptaba tal cual era.
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