Romance Prohibido romance Capítulo 36

Lentamente se levantó en el asiento mientras su estómago se revolvió. Todo dentro de él se desestabilizó, y ni siquiera supo por qué su cuerpo entero ahora estaba sudando. La respiración estaba descontrolada, Ellie no sabía con qué clase de persona compartía su casa, ella literalmente vivía con el peligro atentando contra su cuello.

Dio largas zancadas hacia el jardín de la casa, corrió la puerta hacia un lado y tomó el aire posible para que sus pulmones dejaran de quemarle.

Después de unos minutos, una mano apretó su hombro, y luego vio que Carter se puso a su lado.

—Te dije que era un asunto complicado, Der… ahora te encuentras liado con ese enfermo de mierda.

—Eso ya no importa Carter, ahora es imposible que me aparte de Elizabeth, y con esto no estoy diciendo que es solo por el asunto de ese hombre —Hunter se giró, y miró a su amigo fijamente—. Ella ahora es mi mujer…

Carter abrió los ojos, solo pensando que definitivamente Dereck se había vuelto loco. No quería flaquear sus fuerzas, ni hacerle ver que esto no tendría un camino bueno, pero le preocupaba en demasía el sentido de sus palabras y la intensidad de sus emociones. No encontró debilidad en ellas, ni en la firmeza con la que decía todas estas cosas. Ahora sabía que debía estar con él más que nunca, y que, de alguna forma, también se involucraría en todo lo que estaba por venir, o que, mejor dicho, ya estaba ocurriendo.

***

—Te ves un poco pálida —Ellie escuchó como su hermana Emy hablaba mientras ella seguía sentada frente al espejo, mirando como su maquillaje fue hecho por una mujer profesional, que había contratado Michael, y en cómo sus cabellos estaban cepillados con ondas perfectas en las puntas.

No podía negar que le gustaba el resultado, pero Emy tenía razón, a pesar de los arreglos su rostro se veía pálido, pero eso se sumaba a la sensación de su pecho y a la tristeza que le daba estar en esta situación de nuevo. Toda su familia cercana, tíos y varios familiares, estaban ahora mismo en su casa, compartiendo con la familia de Michael.

Todo fue arreglado por los padres de su marido, y todo parecía que era un solo festejo desde hace aproximadamente una hora.

Eran las siete de la noche, y ni siquiera sabía en qué momento iba a poder colocarse de pie para asistir a esa farsa, donde lamentablemente debía sonreír a todos. Y debía hacerlo, debía hacerlo por su bien, si no quería un escándalo y que todos sus planes se voltearan.

Recordaba las palabras de su abogado, como también podía escuchar a Dereck asegurándole que todo iba a estar bien, y que muy pronto despertaría de su pesadilla, una que ella misma se había buscado y en la que se metió sola.

Vio como Emy sonreía emocionada, la chica tomaba una brocha con rubor, la estaba sacudiendo para luego pasarla por las mejillas de Ellie.

—Así está mejor Ellie, debemos ir ya, Michael debe estar ansioso… —volvió a decir su hermana con los ojos brillosos e hizo que Elizabeth se le apretara la garganta.

—Emy… —su voz se quebró sin poder evitarlo—, Te suplico, no confíes en alguien hasta que lo conozcas suficiente… por favor…

La chica asintió y luego sonrió a su hermana.

—Te prometo que buscaré un hombre como Michael, yo quiero ser feliz como tú…

Pedazos, eso fue lo que sintió que se hizo su corazón cuando escuchó a su pequeña. Y sin soportarlo más, la abrazó con fuerza sin poder evitar que las lágrimas cayeran en desmedida.

—Te los suplico Emy, no debe ser como…

La puerta de su habitación se abrió de golpe, cortándole el momento con su hermana, y vio como Michael apareció con un tono de enfado en su rostro. Rápidamente se despegó de ella, limpió su rostro con disimulo, y vio como su niña la miraba entre sorprendida y confundida, así que sonrió al instante apretando sus mejillas.

—Seguiremos hablando después, ahora debemos bajar…

La chica asintió y luego volteó en dirección de Michael que le asomó una sonrisa también. Emy salió de la habitación, perdiéndose de la vista de Elizabeth, y entonces aprovechó para colocarse de pie y bajar un poco su vestido.

—Parece que había un momento conmovedor aquí, quiero pensar que por eso has tardado tanto para bajar.

—Puedo tardar lo que quiera —respondió Ellie firme, mirándolo a los ojos y obtuvo una sonrisa apretada de parte del hombre.

—Está bien… —dijo impidiendo que Ellie caminara, le tomó la mano y luego delineó su dedo—. Pero antes… falta algo aquí.

Sin soltar su mano, el hombre destapó cada uno de sus joyeros haciendo un desorden con consentimiento, y volteó todas las cosas que Ellie tenía arregladas en su mesa. Después de largos segundos, por fin encontró el anillo de bodas, y lo deslizó por el dedo de la chica sin quitarle la mirada de encima.

—Perfecto, todo en su lugar —expulsó el hombre y luego tomó la cintura de Ellie para comenzar a caminar fuera de la habitación.

Cuando bajaron las escaleras de la casa, Elizabeth vio como la sala, y el jardín estaban perfectamente decorados, y abiertos. Muchas cosas fueron removidas por el espacio, pero pudo ver que, aunque la celebración estaba siendo pequeña, todo había sido llevado a la perfección.

Un mar de aplausos se escuchó cuando ellos terminaron de bajar el último escalón, y ella vio como toda su familia, la familia de Michael y algunos amigos, se arremolinaron a su alrededor. El cuerpo de Michael se juntó al de ella, y con la delicadeza que nunca tuvo, envolvió su cuerpo con el brazo mientras entrelazó los dedos con los suyos.

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