Aturdida.
Esa era la palabra perfecta que destacaba la confusión y el estado de Ellie, desde que ese hombre había dejado esa oficina.
Esos ojos, ojos intensos y profundos, su rostro, un rostro tallado, firme, expresando que podía soportar toda la presión del mundo en un instante y ni siquiera se inmutaría, esos eran sus pensamientos incesantes que no dejaban que ella pudiese acompasar en nivel de su respiración.
¿Cómo lo hacía? Como tenía esa cosa invisible que lo hacía ver inconmovible, firme y tan fuerte.
La preocupación la arropó totalmente cuando entendió que ya había pasado algún tiempo y ella no volvía a la normalidad. Su comida estaba intacta, a la vez que su padre movía los cubiertos en silencio mientras también tenía la mente perdida en otros pensamientos.
Un suspiro salió nuevamente de su boca oprimiendo su pecho, sintiendo una punzada algo ruda en su corazón. Debía apartar cualquier pensamiento, debía desaparecer cada imagen que pasaba por su cabeza de ese hombre que estaba prohibido para ella.
¡Soy una mujer casada, por el amor de Dios!, se gritó de forma tosca en su mente para ver si de esa manera, su misma moral sepultaba todo aquello que no estaba permitido. Se castigó cruelmente haciéndose ver como una loca por solo pensarlo.
—Lo dejaré aquí —dijo Jarod interrumpiendo su guerra mental—. Haré una llamada a casa… por favor encárgate de que todos estén en la reunión —su padre se levantó de la mesa, y limpió su boca con una servilleta mientras Ellie asintió en silencio.
Jarod vio el plato de su hija antes de salir, pero evadió la situación y caminó apresurado.
Elizabeth quedó sola en el espacio que se instaló en una sala privada para que cualquier empleado viniera a tomar un descanso y comer; arrimó el plato hacia un lado sin apetito alguno. Negó varias veces y luego miró el reloj.
A la final, tomó el teléfono celular y marcó a su esposo.
—Estoy yendo… —respondió Michael agitado—. Tengo un plan que alegrará a todos, en unos minutos estaré pisando la empresa.
Ella supo que su esposo iba a colgar, pero se apresuró a intervenir
—A las 3 de la tarde hay una reunión urgente —Informó notando que él se quedó en silencio—. Papá dará una información importante, y todos los miembros de la empresa deben estar presentes…
—¿De qué se trata? —preguntó Michael, mientras se quitaba a la mujer que tenía encima de sus piernas.
—Cuando llegues a la empresa, hablaremos —y con esto, Ellie finalizó la llamada.
***
—Entonces ¿es una mujer?
Dereck escuchó la pregunta y levantó la mirada hacia su mejor amigo, Carter Baker, que estaba sonriéndole con la pierna cruzada, y llevando un trago a sus labios.
—¿Qué quiere decir esa sonrisa pendeja? —refutó Hunter con el ceño fruncido.
—Pues, a la manera en que vienes aquí, me cuentas el supuesto negocio y con una admiración de mierda, me dices que estás impresionado de ella…
—Es… porque es así.
—O… porque quieres acostarte con ella…
Hunter dejó de teclear y bajó la tapa de la laptop en donde estaba trabajando, para cruzarse de brazos y mirar firme a Carter.
—Esto es trabajo, no puedo negar que, sí, estoy maravillado con ella, pero es más bien por su inteligencia, es un genio, alguien que está vendiendo una idea que nunca se le ocurrió a ninguno de mis empleados… incluyéndote.
Su amigo volvió a reír.
—Ok…
—¿Ok?
Carter alzó sus hombros y luego puso el vaso vacío en la mesa.
—Esto va a sonar muy afeminado, pero conozco esa mirada, quieres joderte en esa mujer.
—¡Basta!, no sigas con esa mierda, es solo trabajo. Y ahora que estás desocupado, mejor acompáñame a esa reunión.
—¿Tendrás que ir a una reunión para que aprueben un contrato de 100% de inversión?
Dereck rodó los ojos.
—Así es….
—¿Te has vuelto loco? No creo que me hicieras venir solo para acompañarte…
—No, esto es dinero, Carter, sé cuándo algo me generará grandes ganancias. Hay un problema con Morgan, investigué lo que está ocurriendo antes de responder su correo.
Su amigo frunció el ceño y luego se acercó más a la mesa.
—¿De qué se trata? Llegué hace unas horas y no he leído el informe que me dejaste.
—Tienen cifras rojas exorbitantes, un desfalco que los está dejando en la ruina. Por tal motivo están enviando dicha propuesta. Luego te comentaré los detalles, de hecho, yo mismo no leí punto por punto lo que enviaron de la investigación que pedí, pero cuando vi la propuesta, tomé un avión y vine a Memphis porque es un proyecto perfecto.
Carter tomó su mandíbula y luego asintió.
—¿Cuánto tiempo estaremos aquí? Sabes que también debo volver a otros asuntos de la empresa en Washington… —indagó su amigo mientras Dereck estaba intentando procesar la información para sí mismo.
Hunter no sabía precisamente cuando tiempo podría estar en esta ciudad. No sabía en qué estaba pensado ahora, pero lo único que estaba generando su mente es que debía quedarse un tiempo adecuado para que las cosas no se salieron de control con esta inversión, a la que estaba arriesgando mucho.
Por supuesto, Carter estaba aquí con él, no podía pedirle a alguien más que viniera, aun cuando su amigo se encontraba resolviendo un proyecto en Washington, necesitaba tenerlo aquí en Memphis. En sí, Baker era su empleado, gerente principal y el que en muchos momentos ponía la cara por su empresa, cuando a él le surgía algo de último momento.
Dereck suspiró profundo y luego vio su reloj.
—No creo que sigas con las mismas pendejadas, ¿O sí?
—Te dejo tranquilo, pero dime, ¿Es rubia?
Hunter negó mientras su sonrisa se ensanchó por primera vez.
—Por supuesto que no… es… muy hermosa. Aunque a simple vista se ve que respira inseguridad, ella ni siquiera se ha dado cuenta del potencial que tiene.
—¿Cómo cuantos años tiene? ¿Tiene novio?, ¿Comprometida…?
—No tengo idea, Carter, no fui a una cita —esta vez una molestia se denotaba en la voz de Dereck—. Te repito que lo único que leí del informe, era sobre la empresa de Jarod, no de su vida personal… ni siquiera sabía que tenía una hija… así.
Su amigo sonrió nuevamente tratando de esconder su gesto con la mano hacia la roca humana que tenía adelante.
Carter amaba a Dereck como si fuera su propia sangre, le debía gran parte de su triunfo y de su riqueza, pero eso no era nada en comparación con el tipo de amistad que se había desarrollado en toda su vida, así que lo único que lamentaba es que ellos tuvieron un punto de quiebre en el pasado que siempre sería una espina en el talón en ambos, para todos sus pasos en el futuro…
Aunque Carter y Dereck tenían suficiente dinero como para tener un chofer, ahora mismo, Hunter conducía el auto mientras su amigo hacía de copiloto. Todos los protocolos que la gente se metía en la mente sobre la riqueza eran cuerda floja para ambos, ellos nunca pretendían ser mejor que nadie, ni tampoco se aprovechaban de su fortuna para aparentar que el dinero caminaba para ellos.
Hunter estacionó frente al edificio en una zona común de empleados y después que su amigo cerró la puerta, activó el seguro automático y luego le señaló a Carter que entraran por la entrada principal, aunque ya le habían dicho que él tenía exclusividad.
Saludó a todos los que pudo, aun sin conocerlos, y fue al ascensor que hace unas horas le habían mostrado para subir al piso número 5.
Una vibración algo extraña se expandió desde sus dedos hasta su espalda. Una sensación comenzó a gestarse en su pecho mientras tocaba todos sus dedos con el pulgar para amortiguar lo que por alguna razón lo estaba colocando nervioso.
Apretó la mandíbula cuando el ascensor se abrió y vio a la misma mujer que lo recibió horas atrás.
—Señor, Hunter —dijo la chica rubia de falda apretada, caminando hacia él. La podía reconocer perfectamente, porque Elizabeth la había llamado Lindsay, así que concluyó que era su asistente.
Carter cambió repentinamente y se quitó las gafas de sol, cuando la mujer se acercó hacia ellos, y como de costumbre formó una sonrisa para la mujer. Los ojos de Dereck rodaron, pero no pudo sino carraspear para que su amigo entendiera la indirecta.
—Hola, tenemos una reunión… —comentó Hunter serio hacia la mujer y ella asintió sonriente.
—Si señor, por favor pase conmigo, todos están esperándolo.
Que puntualidad, dijo Dereck en su mente mientras miraba su reloj y comenzaba a dar pasos detrás de aquella mujer. De reojo pudo ver como Carter se comía su trasero de forma descarada y solo rezó porque terminara esa jodida reunión cuantos antes.
La mujer rubia abrió unas puertas corredizas, y les dio la bienvenida en voz alta.
Hunter pudo ver que todos en la mesa se levantaron, y a la rapidez vio como Jarod lideraba el extremo y lo observaba con satisfacción. Sin embargo, una estúpida voz, una dirección o una jodida señal, hicieron que su mirada de manera calculada girara. Era un error, un gran y maldito error posicionar sus ojos cargados de ansiedad en esa mujer que ahora mismo tenía esos ojos color miel, justo encima de él.
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