¡Se busca un millonario! romance Capítulo 64

POV: William.

Pasar la noche en la comisaría, me deja demasiado aturdido. Una vez pagan la fianza y me despido de todos, me voy rumbo al apartamento que siempre tengo rentado. Por el momento, no quisiera recordar todo lo sucedido, solo deseo dormir por todo un día, sin que nadie me moleste.

En el centro de Manhattan suelo pasar mis visitas a esta ciudad. Es un gasto excesivo que tengo, porque siempre pido que esté disponible para mí, pero vale completamente la pena. Cuando llego al apartamento, voy directo a comer algo y luego tomo una ducha rápida para quitarme este horrible olor que traigo. Al mirarme al espejo, veo que mi rostro ya muestra varios colores, pruebas inequívocas de una pelea.

—Sabía que no debía venir —murmuro, irritado, mientras busco en el botiquín algo para limpiar y desinfectar un pequeño corte que tengo en la ceja. Al sentir el ardor, respiro entre dientes—. Aish, esto dejará una marca.

Al instante recuerdo a Ashley. ¿Qué pensará ella de mí cuando sepa lo sucedido? De seguro se decepciona por actuar como un adolescente. Además, ver las marcas de puños en mi cara, sería confesar sin palabras que vine a New York a algo más que negocios.

—Debía haberle hablado claro. —Me reclamo, con un suspiro de agobio.

Una vez he limpiado todo mi rostro, bajo a la cocina a buscar una bolsa de hielo para ponerme; estas marcas deben quitarse antes de que yo regrese a casa. Busco mi teléfono para llamar a Ashley, pero cómo era de esperarse, está descargado. Decido dejarlo para mañana, cuando esté más despierto y concentrado en lo que debo decir. Por ahora, todavía mi cabeza da vueltas y no logro coordinarme del todo.

—Buenas noches, amor —me despido de una foto de Ashley que llevo de fondo de pantalla y me acuesto de una vez.

Cuando pongo la cabeza sobre la almohada, no pasan dos minutos y ya estoy completamente dormido.

Me despierta un fuerte dolor de cabeza. Intento abrir los ojos, pero la brillante luz que entra por el ventanal de cristal, me provoca punzadas de dolor. Gruño molesto y es que, no recordaba haber abierto las cortinas. Me giro boca abajo en la cama y tapo mi cabeza con la almohada, pero no logro dormir. Ya la molestia se hizo presente y tendré que tomar algún calmante. Con mal humor, me levanto de la cama y busco la dichosa aspirina, bajo a la cocina por un poco de agua y casi me caigo de culo cuando veo a mis hermanos, Rafael y Leonel, muy sentados en el salón viendo algo en la TV.

—Pero, ¿qué carajos? —Escupo el agua que había acabado de ingerir y comienzo a toser, ahogado.

—Buenas tardes, hermano. —Sonríe Leonel, sin inmutarse en ayudarme a recuperar la respiración.

—Sí, Will, buenas tardes —repite Rafael y, este, sí se digna a acercarse y golpear mi espalda con un puño.

Siento las carcajadas de ambos y cuando recupero la respiración, me volteo con una expresión molesta. Ahora entiendo la razón por la que las ventanas de la habitación tenían las cortinas corridas.

—Me pueden explicar, ¿qué hacen aquí? —pregunto, cruzado de brazos y con una ceja enarcada.

Rafael regresa a su lugar en el inmenso sofá y cuando se sienta, sube sus pies sobre la mesa de centro y sus brazos los cruza por detrás de su nuca.

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