Cuatro días antes…
POV: William.
El VICE Club está ubicado en el corazón de New York. Según Larry, debíamos encontrarnos todos a las nueve en punto en la zona VIP apartada exclusivamente para nosotros y esperar la llegada de Blake. Sin embargo, son las horas que el supuesto organizador del evento no llega y ya comienzo a arrepentirme de haber venido.
Junto con Oliver, Kenny, Tomás y Felipe, nos ponemos al día de lo que sucede en nuestras respectivas vidas; pedimos unos tragos y hacemos tiempo en lo que llega el homenajeado de la noche. La música electrónica se escucha por los altavoces y las luces de colores se mueven al ritmo frenético de la misma. De nuevo, comienzo a preocuparme por la ausencia de los principales exponentes de esta reunión, cuando Tomás hace señas hacia el primer piso, llamando la atención de alguien. Me levanto del cómodo asiento de cuero y veo a Blake dirigirse a las escaleras. Yo soy el primero en acercarme y es que, Blake Green, ha sido mi amigo y compañero en los momentos más especiales. Me emociona mucho verlo y más, por un motivo tan importante.
—En serio, ¿te casaste? —pregunto, mientras nos damos un fuerte abrazo—. No es una broma de mal gusto, ¿verdad?
Blake sonríe ante mi tono incrédulo. Él es consciente de sus propias palabras, de sus promesas pasadas de vivir la vida loca y jamás casarse.
«Pero aquí estamos».
—Claro que sí, hermano —asegura y en sus ojos, brilla un sentimiento del que nunca pensé ser testigo con él—. En serio, espero que un día la conozcas.
La emoción en sus palabras se ve interrumpida por Felipe, que se mete entre nosotros y llama su atención. Yo me alejo para que puedan saludarse, pero continúo pensando en que yo también quisiera que él conociera a Ashley.
Le siguen, Tomás, Oliver y Kenny. Cuando se terminan los saludos, Blake busca con la mirada al ausente mayor y da voz a lo que todos pensamos.
—¡Hey! Y Larry, ¿por qué no ha llegado?
—Ni idea, pero tranquilo, sé que vendrá —asegura Oliver y entre ellos, chocan sus tragos. Uno que alguno de los chicos se aseguró de darle a Blake, en cuanto hizo acto de presencia.
Pasan los minutos y al fin aparece Larry, los abrazos con golpes en la espalda vuelven a hacerse presentes, mientras Blake le recrimina por llegar tarde. En un momento dado, Larry endurece su mirada y, cuando la mayoría de nosotros la sigue, sus ojos están fijos en Kenny.
«Algo sucedió entre estos dos», pienso y algo me dice, que hay mujeres involucradas. Aunque me quedaré con la duda, porque hoy no es el día para andar preguntando.
(…)
Con un dedo, pretende tocar mi pecho, pero alejo su mano con una sacudida.
—¡No me toques! —exijo y ella hace un intento de puchero.
Miro a mi alrededor buscando a Blake, pero no lo encuentro. Las manos de Vivianne vuelven a rodearme en el instante que me entretuve y ahora, me cuesta un poco más de trabajo alejarla. No quiero hacerle daño, pero es evidente, por el olor a alcohol que destila, que está bebida.
—Will… —arrastra mi nombre, mientras yo forcejeo e intento alejar su rostro del mío—. Te extraño tanto.
«Lo que hay que escuchar», resoplo y ruedo los ojos.
—Vivianne, ¡basta!
Hago un gesto brusco y logro zafarme. Ella da dos pasos atrás y me mira con los ojos llorosos. No sé qué esperaba, pero no creo que mi rechazo haya sido alguna de sus opciones pensadas. Sin mirar atrás, regreso a la zona VIP; a mi espalda dejo al mayor error de mi vida. La mayor vergüenza que he pasado alguna vez.
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