Después de quedarse en la oficina de Victoria durante bastante tiempo, Noel decidió que era hora de que hiciera un movimiento, pero cuando salió por la puerta, se encontró con Alejandro y Claudia que también estaban a punto de salir de su oficina.
Alejandro pareció tensarse en el momento que vio a Noel, emanaba un aura despectiva y escalofriante mientras lo miraba descontento. Al mismo tiempo, Claudia también pudo percibir la hostilidad del hombre cuando vio salir a Noel de la oficina de Victoria que estaba cerca de allí.
—Parece que el señor Jara y Victoria son bastante cercanos. Por lo que puedo recordar, incluso salieron juntos a comer hace unos días atrás. —Alejandro solo arqueó las cejas y frunció los labios en silencio, mientras que Claudia continuó dando su opinión al notar la indiferencia en la expresión del hombre—: Si me preguntas a mí, me parece que el señor Jara trata bastante bien a Victoria. Desde que la familia Selva se fue a la quiebra, todos los demás la evitaron como si fuera una extraterrestre, pero él incluso entró a la misma compañía que ella, sin mencionar el hecho de que siguió en contacto con ella. En aquel entonces, creí que solo era un rumor cuando decían que el padre de Victoria trataba al señor Jara como a su yerno, pero ahora… puede que me haya equivocado.
Claudia no insistió más en el asunto después de decir lo que pensaba, creía que había hecho lo suficiente para sabotear la impresión que tenía Alejandro de Victoria. «Dado que no puedo hacer mucho para detener a Victoria, debo hacer todo lo que pueda para convencer a Alejandro de que se olvide de ella».
Como ella esperaba, el rostro del hombre se tornó sombrío en el momento que terminó de hablar, lo que indicaba que sus palabras lo habían afectado. No obstante, ella no parecía estar feliz, puesto que no esperaba esa reacción de Alejandro. Por ese motivo, no se atrevía a dejar que él supiera que Victoria estaba embarazada. «Parece que tengo que acelerar un poco el asunto».
Más tarde en la noche, Alejandro salió del baño con una bata que le cubría la parte inferior del torso. Con la parte superior del cuerpo al descubierto, tomó una toalla y se secó el cabello. Cuando entró a la habitación, notó que la luz en el interior seguía encendida.
Mientras tanto, Victoria seguía ocupada con el trabajo, escribía en el portátil mientras usaba un par de auriculares inalámbricos, sentada en la cama.
—Sí, por favor, evalúalo y envíamelo de vuelta después de modificarlo —dijo ligeramente y daba instrucciones de vez en cuando, al mismo tiempo, escribía en el teclado con rapidez.
Al ver esa escena, Alejandro dejó de secarse el cabello, estaba descontento. Cuando Victoria terminó la llamada y se detuvo, él se acercó a ella y le preguntó:
—¿No pudiste terminar de trabajar más temprano hoy?
—No alcancé —respondió sin siquiera levantar la mirada.
Por ese motivo, tenía que trabajar horas extras, así Jazmín podía ponerse al día con el trabajo. A pesar del sacrificio, consideró que era necesario por el bien de su asistente.
—Hazlo mañana —comentó Alejandro después de un momento de silencio.
Victoria tenía la cabeza gacha y las largas pestañas impedían que el hombre le observara los ojos. Ella levantó la mirada y apartó los ojos de la pantalla del portátil, luego, miró fijo el rostro del hombre tras escuchar su indiferente voz. Al mismo tiempo, Alejandro, que estaba de pie, fijó la mirada en ella desde arriba como si fuera su amo, emanaba un aura escalofriante que implicaba que estaba descontento.
No obstante, ella entendió enseguida el significado detrás de sus palabras con tan solo mirarlo a los ojos. Pronto cerró el portátil y se quitó uno de los auriculares.
—Ah, quieres irte a la cama ahora, ¿no? Me iré al estudio.
En cuanto Victoria terminó de hablar, se levantó de la cama con el portátil en la mano. Alejandro no sabía que ella estaba demasiado tranquila en ese momento, dado que lo único que quería era terminar su labor y ver que Jazmín mejoraba en el trabajo.
No obstante, cuando pasó junto a él, escuchó una pregunta sarcástica de su parte.
—¿Fue porque no tuviste suficiente tiempo? ¿O porque había algo más importante que el trabajo en lo que desperdiciaste tu tiempo?
—¡Copo de nieve! ¡Suéltame! —respondió Alejandro, irritado.
Sin darse cuenta, Victoria aflojó la mandíbula, dado que se quedó atónita ante la mención del apodo. Al mismo tiempo, Alejandro aprovechó la oportunidad y la tomó del mentón. Luego, la sujetó con fuerza y la obligó a que lo mirara a los ojos.
En el fondo, Victoria sabía que era por el reciente incidente en el que le mordió el brazo hasta que sangró. Por lo tanto, se podía ver la sangre goteando en la comisura de la boca y su piel clara hacía que se viera aún más aterradora.
Por otro lado, Alejandro se miró el brazo y vio una evidente marca de mordedura en la piel. Le esbozó una sonrisa despectiva a la mujer.
—¿Tenías que morderme tan fuerte, Copo de nieve? ¿Dónde está tu consciencia?
—Hablando de eso, deberías dejarme ir si eres un hombre consciente —respondió Victoria, sorprendida de escuchar a Alejandro llamarla por ese apodo.
Después de todo, no lo había hecho en mucho tiempo. Antes de que se convirtieran en pareja, él la llamaba de esa manera cada vez que la regañaba después de que ella lo enfadaba, pero, en ese momento, ese apodo se sentía diferente, al considerar las circunstancias.
Al ver al hombre que intentaba intimidarla, Victoria sonrió y preguntó:
—¿Qué te preocupa de mí y Noel? Tu mirada desesperada me dice que estás celoso, pero ¿lo estás?
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