Secreto de amor romance Capítulo 74

Capítulo 74 No lo llames «bebé»

Mientras Victoria se sentía confundida, solo tenía un pensamiento en mente: «¿No se suponía que tenia que contar hasta tres? ¿Qué sucedió con eso?». Como Alejandro era alto y tenía piernas. largas, llegaron rápido a la habitación. En un principio, Victoria pensó que una vez que regresaran alli, él la bajaria. Sin embargo, después de que Alejandro entrara, permaneció de pie y no la bajaba.

-Bajame.

Parecia que no la habia oido, ya que solo agachó la cabeza y la miró en silencio.

-Aclararé la situación con Claudia.

Ante sus palabras, ella se sobresaltó. «¿Qué quiere decir? ¿Por qué quiere aclarar la situación?».

-¿Acaso no dijiste que mi relación con Claudia es ambigua? A partir de hoy, ella no aparecerá más delante de ti. No dejaré que vaya a la compañía, ni que venga a nuestra casa y tampoco dejaré que use tu ropa.

Al oir eso, Victoria sintió que se le aceleraba el corazón. ¿Qué quiere decir con eso? ¿No dejará que Claudia vaya a la compañia o a nuestra casa? ¿Por qué está haciendo eso de repente?».

-¿Por qué?-preguntó y ya no sentia resentimiento.

Entre tanto, Alejandro la miraba con seriedad. Su intensa mirada la alarmó un poco, pues no entendía por qué se comportaba asi de repente.

-Ya no puedes llamarlo -dijo.

En ese momento, ella estaba completamente confundida. «¿Qué?».

-Además, ya no lo llames «bebé ni muestres preocupación por él. -Alejandro apretaba los dientes mientras hablaba.

En cuanto ella escuchó eso, se asustó. Por fin entendía por qué se habia enloquecido y había dicho eso el dia anterior en el estudio, ¡Resulta que ayer oyó algo y pensó que me refería a Noel cuando dije -bebé-! Crei que no había oido nada. Tan pronto como me oyó mencionar esa palabra, pensó que me refería a Noel. ¿Es por eso que mencionó el asunto de Claudia para que fuera justo? Sin embargo, no hay nada entre Noel y yo. Desde que me converti en la señora Calire, solo en ocasiones me he puesto en contacto con él. A veces, ni siquiera nos comunicamos durante meses. ¿Cómo es que Alejandro apuntó a Noel? ¿Fue porque salimos a comer ese día?».

-¿En qué piensas?

Justo cuando Victoria estaba perdida en sus pensamientos, la tajante voz de Alejandro se oyó de repente. Apenas volvió a la realidad, lo encontró mirándola fijo. A ella se le crispó la comisura de los labios. luego le palmeó el hombro con suavidad.

—¿Podrías bajarme primero?

«El es increíble. ¿Cómo es que todavia me carga en brazos?». No solo la ignoró, sino que la abrazó con más fuerza y la miró de una manera penetrante.

-No cambies de tema.

-¿Por qué no me bajas primero? ¿Crees que es apropiado hablar así?-le preguntó con impotencia.

Sacudió la cabeza, negándolo-. Es que estoy muy cansada y no me apetece comer algo pesado. Bajaré por un caldo de arroz.

Ante sus palabras, Jazmin se ofreció de inmediato diciendo:

-Déjeme ir a buscarlo.

-No te preocupes. Iré yo misma. Se levantó y se fue.

La asistente quedó sola en la oficina, entretanto removía su almuerzo, abatida, «¿Por qué siento que no puedo ser de ayuda?». Había una tienda de caldo de arroz saliendo de la compañía. Por lo general, estaba más abarrotada por la mañana que a la hora de almorzar, así que no había filas cuando Victoria fue alli.

-Quiero un cuenco de caldo de arroz y un poco de pan de natilla, por favor.

Mientras pagaba, pensó: «La verdad es que el señor Camacho hace comida más deliciosa. La próxima vez, deberia pedirle que me prepare el almuerzo con antelación y lo guarde en una lonchera. De esa manera, podré llevarmelo al trabajo y almorzar». Durante la espera, se sintió aburrida, así que decidió mirar en su teléfono el trabajo que tenía que hacer por la tarde. Justo cuando estaba absorta en ello, sintió de repente que alguien con una mirada penetrante la observaba de espaldas. Tras quedar paralizada un instante, parpadeó varias veces antes de levantar la cabeza para mirar a su entorno.

Había muchas personas y autos a su alrededor, pero todos estaban ocupados con sus tareas y nada parecía fuera de lo habitual. «Quizás estoy pensando demasiado. Luego, volvió a bajar la cabeza. Sin embargo, al cabo de un rato, esa sensación de ser observada se intensificó, incluso más. que la vez anterior. Tras apretar los labios, miró en esa dirección y se dio cuenta de que allí estaba estacionado un Bentley negro. Su carrocería apenas se veía y estaba perfectamente situada en el estacionamiento. -¿Son imaginaciones mías? ¿Por qué siento que alguien de adentro me está mirando?-.

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