Liana ingresa en la empresa donde trabaja su padre y con el permiso que él mismo le consiguió, la joven pudo ingresar a la compañía sin problemas. Como no le gustaba tomar el ascensor, la rubia toma el camino de las escaleras hasta el piso donde trabaja su padre.
Le resulto muy extraño que él le pidiera que se acercara a la empresa a esa hora, por lo general era él quien la iba a recoger de su trabajo de medio turno. Era niñera, no ganaba mucho, pero le gustaba ganarse su propio dinero.
Y como su padre apenas llevaba un mes en su trabajo luego de una larga temporada desempleado, al fin encontró trabajo en la mejor empresa de bienes y raíces. Y en buen momento, puesto que su padre tenía muchas deudas luego de la muerte de su madre.
La enfermedad que la aquejaba los endeudo hasta más no poder, pero ahora con su nuevo empleo podrían salir adelante y salir de todos esos problemas.
La rubia subía la escalera algo emocionada, hasta llegar al piso de su padre. Al ingresar en el área donde trabajaba su papá, no lo vio por ningún lado. Eso le pareció raro así que ella se encamina hasta su cubículo. Ese piso era el más importante de la compañía.
Todos los que se encontraban en ese lugar eran seleccionados por el mismo jefe, eso quería decir que eran los que más destacaban. Su padre con el buen currículo que tenía fue aceptado de inmediato, la experiencia le abrió las puertas.
Liana se sienta en su silla y espera a por él…
[…]
Revisaba algunas ventas hechas ese día, mientras pensaba en el idiota de su ex empleado. Le cabreaba tanto que no hubiera dado la talla. Harto de leer se pone en pie, lanza los papeles en el escritorio y se encamina hasta la ventana que daba con todos los cubículos de sus empleados de excelencia.
Corre la persiana bruscamente viendo a todos trabajar, hasta que su mirada se topa con una mujer que no había visto antes. Frunce el ceño puesto que no recordaba haber dado permiso para que los clientes subieran a esa sección del edificio.
Mira bien a esa mujer y se percata que era como un poco joven para ser una compradora, detalla sus atuendos y más bien le pareció algo chica… en eso, la ve ponerse en pie y detalla que para ser una joven tenía una buena figura.
Aquella melena amarilla recogida en una coleta y ese pantalón ajustado acentuaban muy bien sus caderas. El CEO relame sus labios al detallar sus pasos, ella empezó a camina hasta las escaleras.
Giovanni decide salir de su oficina llevado por su instinto animal, sigue a la rubia hacia las escaleras, y eso no era normal en él, puesto que nunca las usaba. Pero por un culo tan bueno como ese, lo haría.
Abrió la puerta y la vio bajar los escalones apresuradamente.
—¿Qué se le ha perdido por aquí? —Liana da un respingo al escuchar esa fuerte voz, la rubia levanta la mirada para ver a un hombre alto y fornido a tan solo algunos pasos de ella.
—¿Disculpe? —se da la vuelta, pero manteniendo la distancia. No conocía a ese sujeto.
—¿Qué está buscando en esta compañía?
El CEO comenzó a bajar los escalones de manera intimidante, sin apartar la vista de esa rubia de ojos marrones. La ve retroceder un poco lo que le indica que estaba atemorizada.
—Lo siento mucho, he venido a buscar a alguien —Giovanni frunce el ceño, y es cuando baja el último peldaño.
—¿A quién? —le pregunta quedando frente a ella, la tenía acorralada contra la pared.
—¿Quién, quien es usted? —sus palabras salieron como eco de sus labios.
Eso le saco una medio sonrisa al CEO, ella no tenía idea de quien era. Así que posiciona una de sus manos en la pared y se inclinó un poco hacia ella.
—Eso lo hace más divertido.
Liana pestañea varias veces, no comprendía que era lo que buscaba ese sujeto. Pero de lo que si estaba clara, era que la estaba asustando mucho y que su cercanía la ponía muy nerviosa. Y no pensaba quedarse para averiguar lo que estaba planeando hacer.
—Disculpe, ya debo irme…—hace amago de irse, pero el otro brazo de ese hombre se lo impide. La tenía prisionera con sus brazos.
—Pero a dónde vas, si apenas nos estamos conociendo.
—Yo no sé qué es lo que quiere, pero le digo de una vez que no me interesa.
Aquella respuesta lo sorprendió mucho, puesto que cualquier otra mujer se le hubiera enganchado en el cuello y abierto las piernas en ese mismo lugar.
—¿De verdad?
—Mire, yo no sé quién es usted así que o me deja ir, o voy a gritar ayuda.
El CEO aprieta la mandíbula, esa chiquilla iba muy enserio. Lo estaba rechazando, era la primera mujer que lo rechazaba a la primera.
Entonces él mira sus labios rojos y algo voluptuosos, en ese momento se la imagino chupándole la polla bien rico que hasta la boca se le hizo agua. Mierda, era la primera vez que la veía y ya estaba todo encendido. Y por ese mismo arrebato, Giovanni termino por tomar los labios de la rubia.
Mientras que hizo ese movimiento, envolvió su estrecha cintura sintiéndola tan pequeña e indefensa que acelero sus sentidos. Se dio cuenta que deseaba a esa joven, se había encaprichado de ella.
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