Sharon ya no podía concentrarse solamente en la lesión en la pierna, ya que tenía que acudir a la escuela de su hijo. La maestra de su hijo acababa de llamarla y notificarle que su hijo había comenzado una pelea con otro niño en la escuela.
Al ver lo preocupada que estaba, además de lo difícil que le resultaba moverse, Simón se ofreció a llevarla a la escuela.
A pesar de que la lesión en su pierna no era tan grave, ella no podía caminar por sí sola. Al llegar a la escuela, dudaba sobre cómo bajar del coche.
Simón caminó hacia el costado de la puerta del coche sin decir ninguna palabra antes de ofrecer su mano. "Venga, te ayudaré".
Sharon miró el brazo largo y fuerte de Simón que había sido puesto frente a ella. En ese momento, ella estaba preocupada por su hijo. Por lo tanto, no lo pensó dos veces antes de colocar su mano en la palma de Simón.
Simón la acompañó hasta la oficina de la maestra. En el momento en que entraron, ella vio a su hijo
de pie con otro chico.
La ropa de su hijo estaba sucia e incluso rota. Tenía algunos moretones en la comisura de la boca, mientras que su brazo estaba manchado de sangre. Parecía que había peleado con el niño a su lado.
Sharon sintió que su corazón se había roto.
Haciendo caso omiso del dolor que sentía en la pierna, arrastró los pies y se acercó. "¿Sebastian?". 'Ay. Solo han pasado unos cuantos días desde que comenzó a asistir a la escuela. ¿Cómo pudo pelearse con otro niño?'.
Cuando Sebastian, quien se veía todo rudo hacía un momento, vio a su madre, sus ojos comenzaron a enrojecerse. Sin embargo, se mordió los labios y no emitió ningún sonido.
Sharon miró al niño que estaba al lado de su hijo, cuyo rostro estaba amoratado e hinchado. Había una mancha de sangre en su rostro y su ropa también estaba rota. Parecía que el niño estaba sufriendo una lesión mayor en comparación con Sebastian.
"Debes ser la madre de Sebastian, Sharon, ¿ verdad?", dijo la maestra, quien estaba sentada
junto al escritorio de la oficina.
Sharon respondió rápidamente: "Sí, esa soy yo. Señorita Swift, ¿qué pasó exactamente? ¿Cómo terminaron así después de pelear?".
La Señorita Swift la miró y luego al hombre quien estaba acompañando a Sharon. Ella sintió que éste estaba emitiendo una vibra imponente.
Sin embargo, la Señorita Swift se recuperó y dijo:" Creo que sería mejor que se lo dijera él mismo".
Después de eso, Sharon miró al pequeño y le preguntó: "Dime, ¿por qué peleaste con él?".
"¡Merecía ser golpeado!". Sebastian sintió un poco de depresión, pero se sintió aún más enojado. Él procedió a poner una mirada que decía que era inocente.
Sharon frunció el ceño. "Explícalo bien".
"Él... él dijo cosas repugnantes. ¡Me regañó!".
Las cejas de Sharon se fruncieron más profundamente. Nunca antes había visto a su hijo comportarse así. "¿Cómo te regañó?".
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Señor, ¿cómo se atreve a intimidar a mi mami?