Si, acepto el contrato (COMPLETO) romance Capítulo 43

Narra Grace

Las desilusiones amorosas me han acompañado junto con mis otros problemas, realmente solo ha sido una, pero fue suficiente para odiar a los hombres más que paquita la del barrio, hace unos años atrás la vida me dio una fuerte cachetada, todo se me vino abajo empezando con la enfermedad de mi madre, tenía un noviecito llamado Christopher, el me dio mucho apoyo cuando empezamos con los primeros tratamientos de mi madre, pero al empeorar las cosas sintió miedo a quedarse conmigo, yo estaba en un punto crítico en muchos aspectos, financiero, emocional, etc. Solo necesitaba de una persona que estuviera a mi lado para darme moral, pero justo cuando creí que no podía más y que debía embargar la casa, el decide dejarme, sus razones fueron más dolorosas y me arrepentí mucho de habérselas pedido, me dijo que ya el tenia suficientes problemas en su vida como para tener que lidiar también con los míos, dijo que me amaba pero que me sentía como una carga que no podía llevar.

Actualmente, quise dejarme llevar, quise abrir mi corazón sin importar que el ritmo de los sentimientos fluyera como carrera de caballo, pero parece que a la vida le gusta verme sola, con esto no puedo creer en otra persona, no podría dar mi corazón una vez más y que hagan con él lo que quieran, no soy tan fuerte para soportarlo.

- Trata de no pensar en eso, cada vez tu cara es más terrible – dice Gloria, una de mis hermanas

- No es tan sencillo, algún día me vas entender

- Espero que no, lo mejor es estar alejadas de los hombres, díganmelo a mí, con la experiencia que tuve con el padre de ustedes no quise volver a saber de penes. – menciona mi madre sentándose en el jardín con nosotras

- Mamá, no digas esas cosas - responde Gloria quien es apenas una adolescente

- ¿Estoy diciendo algo que no sea cierto?

- No me refiero a eso, pero bueno, creo que deberías escuchar la versión de Jackson, como puedes dejarte llevar por lo que dicen los medios, recuerda que la prensa no es transparente con la información que dice, escúchalo.

- Creo que es una mala idea, el hombre se excusará y nunca querrá quedar mal. – mi madre puedes ser algo resentida, sus razones son más que obvias

- No es mala idea, como puedes crucificarlo sin saber lo que pasa, ¿puedes estar tranquila así? Digo, puedes estar bien sin saber lo que realmente ha sucedido.

Quizás Gloria tenga razón, aun no sé lo que pasó, ¿hice mal en solo irme sin preguntar? Sacudo mi cabeza para borrar cualquier pensamiento de mi mente, no tengo por qué sentirme mal, al final de cuentas no hice nada malo.

- Bien, ya es hora de entrar a la casa – mi madre es la primera en ingresar a la casa

- No te dejes llevar por lo que otros piensen, preocúpate por ti y en lo que tú realmente quieres, solo preocúpate por ti – Gloria es una chica tan madura, me sorprende lo centrada que puede ser

- Ya me hacía mucha falta estar en casa con ustedes

Ambas entramos a casa, ya es algo tarde, necesito dormir un poco, desde hace unos días no he podido pegar los ojos, mi cuerpo ya pide algo de paz y tranquilidad.

- Duerme hoy con nosotras – dice mi hermana Camila, es la más pequeña de las tres

- Está bien, voy al baño a lavarme los dientes y regreso en un segundo

Voy al baño a organizarme para dormir, me miro en el espejo y las ojeras hablan por sí solas, cuanta destrucción, en mi piel se nota como me he sentido, al salir del baño camino hasta la habitación, pero me detengo al escuchar la puerta.

- ¿Es aquí? – digo notando que es algo tarde

- Espera, no abras, puede ser un ladrón – mi madre va a la cocina y busca un sartén mientras la puerta es golpeada.

- ¿Qué haces? – pregunto mientras la veo planeando como matar a la persona que está afuera

- Cuando diga ya, abres la puerta y te haces aun lado – dice mi madre en un susurro

Sin protestar hago lo que dice, me hago a un lado y ella con sus dedos hace el conteo regresivo; tres, dos, uno. Abro la puerta y ella levanta su sartén, pero se congela en el aire, abre sus ojos como huevos fritos y baja su arma letal con lentitud.

- ¿Qué hace aquí? – pregunta con cara seria, por lo que no puedo esperar más y asomar mi cabeza para ver de quien se trata.

- Jackson – digo en un susurro

- Grace, ¡Dios! Pensé que no volvería a verte – menciona entrando y aferrándose a mi mano

- ¿Por qué viene a mi casa de esa manera? – pregunta mi madre que lo mira con molestia

- Lamento llegar así, solo que estaba algo desesperado, de verdad quiero pedir disculpas por todo lo que ha pasado, pero juro que hay una explicación.

- Jackson, creo que todo ha sido muy claro, no hay mucho que puedas explicar cuando hay una fotografía tuya con una mujer – digo recordando esa imagen que no quiero tener más en mi cabeza

- Tiene una explicación, solo escúchame – insiste el hombre

- ¡Salga de mi casa! – grita mi madre enojada

- Señora Amalia, por favor, déjeme explicar lo que ha sucedido

- Me resulta muy indignante todo esto, ¿crees que por no haber un hombre en esta casa puede usted venir y burlarse de mi hija? Se equivoca, ella es una mujer que vale más de lo que se imagina y merece al mejor hombre del mundo, no piense que por tener más dinero que nosotras puede hacer y deshacer y creer que nada ha pasado.

- Tiene toda la razón en estar molesta, la comprendo, pero por favor déjenme explicar lo que pasó, porque es un mal entendido, Grace es una mujer a quien amo y no quiero que se aleje de mi vida, ella realmente me importa y de verdad quiero tenerla junto a mí, he venido de tan lejos a dar mi cara por algo, estoy aquí por algo, estoy aquí por ti mi amor – dice Jackson tomándome de la mano

Mi madre lo mira con ganas ponerle el sartén en la cabeza, pero la miro y le sonrío para que sepa que todo está bien.

- Jackson, entra por favor, hablemos en la sala – digo caminando hasta la sala de mi casa esperando que mi madre no le dé un golpe por la espalda

El hombre como perro regañado camina con un poco de temor y repara todo el lugar, mi madre va a la cocina y espera allí.

- Espero que no me digas excusas, porque un día dijiste que desde que existen las personas no quedan mal.

- No son excusas, es la verdad; si vengo aquí no es para tomarte del pelo ni mentirte, realmente vengo porque quiero hablar y decirte la verdad, no vengo a decirte lo que quieres escuchar si no la verdad, lo haré y no me importa que tan dura sea.

Me siento en uno de los pequeños sillones y el hace lo mismo, aclara su voz y se toma su tiempo para empezar

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