Si es destino estar contigo romance Capítulo 109

Para ella, haber experimentado la muerte era un sentimiento al que se resistiría el resto de su vida.

Acababa de volver al lado de Lucrecio, acababa de dejar de odiarlo, acababa de pensar que podía volver a su vida normal pasada...

Casi... perdió todo...

Yolanda arrastró sus pesados pasos hacia el exterior, y justo cuando no sabía a dónde iba, vio de repente una figura familiar no muy lejos.

De repente, sintió que podía respirar libremente y se detuvo.

—Lucrecio —Yolanda casi lloró, corrió y se lanzó a los brazos de Lucrecio a pesar de todo.

—Yolanda —Lucrecio miró incrédulo a la lamentable chica en sus brazos.

Lucrecio emitía un aura fría y cruel y levantó a Yolanda en brazos. No le importaban los ojos de la gente que le rodeaba.

Se comportaba con un aire de «no acercarse a él». Aunque la gente de alrededor se paraba a mirar, no se atrevía a comentar nada. Su aura era sencillamente demasiado poderosa, tanto que no había quien no tuviera miedo.

Lucrecio metió a Yolanda que estaba llorando en el coche, le quitó la chaqueta ya empapada y la cubrió con su propio abrigo limpio.

El mayordomo Hugo había llamado a Lina con antelación para que preparara el baño, así que en cuanto llegaron a casa Lucrecio llevó a Yolanda a su habitación.

Lucrecio frunció el ceño mientras desnudaba rápidamente a Yolanda preocupándose de que se pusiera enferma.

Justo cuando le quitó el último, ella detuvo su mano.

—No.

Él miró sus mejillas ligeramente rojas y se dio cuenta,

—Te esperaré en la puerta.

—Vale —Yolanda esperó a que él saliera antes de desvestirse y entrar en el baño para bañarse.

El agua caliente envolvió todo su cuerpo, y ella por fin tuvo una pizca de calor y no tuvo tanto frío como antes.

Justo ahora Lucrecio dijo que la estaba esperando en la puerta, así que Yolanda se bañó un rato y volvió a ducharse antes de salir del baño envuelta en una toalla de baño para que él no esperara tanto.

—Lucrecio, estoy lista —dijo Yolanda.

Él abrió la puerta y entró, encontrándola envuelta en una toalla de baño.

Ella estaba un poco triste,

—Lucrecio, soy inútil, ¿no?

—No logro el permiso de ausencia y me metí en este lío —ella cogió débilmente el secador de pelo.

Lucrecio se acercó a su lado, tomó el secador de pelo de su mano, sin hacer ruido, y le secó el pelo sin expresión alguna.

Él era muy alto, y aunque Yolanda era bastante alta para ser una chica, sólo llegaba al cuello de él.

Ya llevaba mucho tiempo que él no ayudarle secar el pelo así. Recordó que, cuando era pequeña, no le gustaba secarse el pelo después del baño y Lucrecio la detenía y la obligaba a hacerlo.

Yolanda se quedó de pie tranquilamente sin ningún movimiento. Podía sentir los dedos de Lucrecio tocando sus orejas de vez en cuando.

—¿Quién te intimida? —la fría voz de él llegó.

—Fue mi propio descuido —Yolanda se miró en el espejo y sus ojos comenzaron a desviarse en cuanto mintió.

—¿Por qué no sales después de clase?

Yolanda casi olvidó que le había dicho a Lucrecio que la clase terminaba a las 11:30, pero fue hacia el estanque a las 12:00.

Pero no podía decir que ella pensaba que Kenzo la buscó...

—El director de la clase se ha enfadado hoy y no dará permiso, así que le he esperado allí...

Lucrecio pudo ver a simple vista que ella estaba mintiendo, y no quiso obligarla, naturalmente investigaría los detalles.

—Lucrecio, cuando ibas a la universidad, ¿qué pasaba si tenías que pedir un permiso y el profesor no te lo daba? —preguntó con curiosidad y Lucrecio debía tener una manera.

—Nunca lo había hecho —dijo con facilidad.

—Entonces, ¿nunca tuviste que pedir un permiso para hacer cosas cuando estabas en la universidad?

Ella recordaba claramente que cuando Lucrecio la llevó por primera vez a la familia Castro, éste aún no se había graduado en la escuela de posgrado, y estaba tan ocupado con el trabajo todos los días que no parecía haber estudiado mucho.

—No te dejes vivir en un marco, aprende a salir de este marco —él apagó el secador, su pelo estaba casi secado.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Si es destino estar contigo