Si es destino estar contigo romance Capítulo 54

Su mirada se apartó del rostro de Yolanda con ojos cerrados y se fijó a través del hueco de las cortinas en la noche lluviosa fuera de la ventana, una enorme soledad le reinó.

—Yolanda, te llevaré a un lugar mañana.

Su tono era tranquilo, pero su interior era como estar en una batalla lleno de sangre.

La sensación fue como arrancarse el corazón con sus propias manos y dejarlo caer con fuerza al suelo y sólo quedaba el entumecimiento tras el violento dolor.

Finalmente, se lo dijo...

Yolanda asintió suavemente para demostrar que lo sabía. Siempre le daban la seguridad los brazos de Lucrecio, aspiró con avidez su tranquilizador aroma y se dormía poco a poco.

Cuando se despertó al día siguiente, Lucrecio ya no estaba en la cama.

***

En la oficina de Lucrecio.

Cogió la bolsa sellada que le entregó el mayordomo Hugo, dentro de la cual estaba la prueba de paternidad de Bernardo y Yolanda, así como información sobre su madre biológica.

—Toda la información se ha hecho en una versión electrónica, este es un pendrive de repuesto, el otro se ha llevado a la escena.

Hugo sacó el pendrive, lo introdujo en el ordenador y lo puso a la vista de Lucrecio.

—Bien.

Lucrecio nunca había renunciado a la idea de su plan, ni siquiera por un segundo.

La fuente de su dolor era simplemente que Yolanda se sintiera herida, y que ella le odiara en el futuro.

Con cada segunda que pasó, faltaba media hora para que comenzara la entrevista.

Lucrecio se levantó del sofá y se arregló las mangas, con los ojos llenos de determinación. Ahora iba al campo de batalla, no podía perder en absoluto después de haberlo planeado durante tanto tiempo.

—Ve a recoger a Yolanda y enviarla directamente allí.

—Sí, señor.

Hugo no pudo ocultar su emoción al ver que les llagaba tan cerca el éxito.

Envió a alguien a recoger a Yolanda de la casa y luego la llevó al lugar donde se celebraba la entrevista exclusiva.

El coche de Lucrecio estaba aparcado en el camino lejos de allá. No tenía intención de bajar, sino que se limitó a sentarse tranquilamente.