Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 29

-Pero no entiendo ¿los padres deben actuar así solo porque pueden pagarle a alguien por hacer su trabajo? ¿Y la preocupación? Yo pienso todo el día en Muffin, y le envío mensajes a Robbie, siempre

-¿Quién es Muffin? –arqueó sus cejas con curiosidad

-Mi gatita

-Tú eres mi gatita -le lanzó una media sonrisa sugerente

-No intentes distraerme, no dejo de pensar en ti cuando niño ¿realmente te ayudó ir a un especialista? –su voz era débil, realmente le afectaba pensar en un pequeño Nicholas, sufriendo y desprotegido

-Dani, conoces como soy, no abrí la boca en meses, no se lo conté a nadie, los imbéciles de mis padres se enteraron solo por el informe de la policía, demostraron su preocupación mimándome, me dieron todo sin importar si estaba bien o mal. Fui criado por el dinero y el poder que puedes obtener si posees suficiente

-Eso es horrible

-Vamos cariño, no quiero que sufras por mí ya lo superé

-Pero... -intentó contradecirlo

-Lo hice por ti, no quiero que cambies, que te conviertas en alguien que no eres porque no recibiste la ayuda adecuada, quiero ayudarte y si para eso debía confesarte ese oscuro y doloroso momento de mi pasado, entonces estoy dispuesto a revivir el dolor y soportarlo una vez más, solo por ti, para ti, porque no quiero que pases por lo mismo

-No eres como tus padres –afirmó con voz quebrada

-Tranquila, no es necesario negarlo, soy odioso "tu endemoniado jefe"

-Lo eras -se muerde el labio inferior para no sonreír

-¿Te gustaba hacerme enojar, verdad?

-Sí, tu cara de niño rico se desfiguraba y no podías decir nada porque tengo educación -le saca la lengua en un gesto infantil

-Me excitaban esas "discusiones" con la hermosa Señorita Ross

Pillándola por sorpresa la jaló hasta que la tuvo encima. Soltó sus manos y las acomodó en ese pomposo trasero apretujándolo para que se pegara más a su cuerpo

-Engreído

-Lo sé

-Prepotente

-Sí, dame más -sonrió masajeando su culo muy a gusto

-Insoportablemente atractivo -continuó siguiendo su juego-. ¡Vanidoso!

-Mucho, me gusta verme bien

-Te gusta que todas babeen por ti y sepan que no pueden tenerte porque tú eres quien elige

-¡Muy bien! No lo habría dicho mejor –sonrió petulante

-Entonces ¿debo sentirme especial?

-Lo eres

-¿Tengo permitido babear por tus huesos?

-Y mi pene también, por supuesto

-Niño bonito, sigues estando allí -le dio un par de juguetones golpecitos en el pecho con su dedo índice

-Siempre

-Nic..., no quiero que..., odio que hayas pasado por eso..., y me, me hubiera gustado conocer a Leen

-Ella te habría adorado, siempre me hablaba del respeto por las mujeres y todo ese rollo

-Suena a que la respetabas mucho

-Era algo así como mi mamá sustituta, más o menos lo mismo que sientes por..., ya sabes

-Dilo, por favor

-El mismo cariño que sientes por Jazmín

Un ahogado suspiro hizo temblar a Danielle, pero gracias a la cercanía de Nicholas, no fue una amarga sensación, pudo escuchar su nombre sin tener una crisis o un ataque de culpa

-Sigo extrañándola y es normal, es de lo único que estoy convencido..., así que te entiendo Dani, no sabes cuanto

-Quiero que deje de doler -confesó enterrando su rostro en el hueco de su cuello, inspirando su aroma embriagador

-Voy a hacer todo lo que esté en mi poder para que eso suceda, lo prometo

Permanecieron en silencio acurrucados, consolándose hasta que la impertinente Vanessa, entró en la sala sin llamar arruinó el momento.

-¿Qué es todo esto?

Con una expresión de asco extendió sus brazos a las cajas de pizza y palitos de ajo, repartidas sobre la alfombra. La comida chatarra, para ella era inconcebible.

-¿Quién demonios te dejó entrar?

Danielle, intentó bajarse de encima pero Nicholas, no la soltó, esa posición recostados en el sofá muy acaramelados le encantaba y no pensaba abandonarla solo por la interrupción de su "amiga"

-Al menos deja de manosear a esa mujer cuando estoy presente -bufó con odio

-Cuida tu tono Vanessa, y lárgate, estoy ocupado

-Tengo que hablar contigo, es urgente –no estaba preguntando, exigía su atención

-No estoy disponible Vanessa, ya largo

-Pero...--

-¿Alguien está muriendo? -la interrumpió

-No

-Entonces puede esperar, adiós

-¡Yo decido cuando acabar!

-Por favor, te inventas estupideces para aburrirnos y hacernos perder el tiempo, es patético. Así que de ahora en adelante vas a hacer esto, cuando tengas problemas para llevar tu "negocio" o lo que sea, vas a acudir a Nic, pero solo durante el día, por la noche es mío ¿quedó claro?

-¡NICO! ¿No vas a decirle nada? –pataleó

-Por supuesto, Dani, cariño -la gira con la mano que aún tiene en su cintura-. Eso ha sido jodidamente excitante

Con la mandíbula cayendo al suelo los observó incrédula, no se creía que su amigo acabara de hacer ese tipo de comentario justo frente a ella.

-Si ya acabaste necesito que te marches, quiero privacidad. Y no vuelvas a venir sin avisar, es mi casa no tuya Vanessa, recuérdalo

Dicho esto dejó de escuchar sus rabietas y se centró en Danielle, y lo mucho que le había gustado el modo en que puso a Vanessa en su lugar. Eventualmente la intrusa levantó su mandíbula y se marchó

-Sabes cómo seducir a un hombre

-Tengo hambre ¿y si calentamos la pizza?

-Te caliento lo que quieras

-Pervertido

Agarrándola con fuerza la atrajo a su pecho, se inclinó y la besó sintiéndose en las nubes, se sentía bien que lo protegiera. Muy bien. Así que le permitió hacerse cargo, la observó recoger las cajas y tomarlo de la mano para llevarlo a la cocina donde ya no se encontraba el personal

-No, puedo llamar a la señora Wilson

-Claro que no, solo vamos a meter la pizza al microondas, no es la gran cosa, deja que Patricia, descanse

-De acuerdo, hagamos esta mierda, quiero mi postre

-Cuanta seguridad, Señor Allen

Tuvieron un divertido momento en la cocina comiendo pizza recalentada y besos aceitosos. Pero a eso se le sumaron muchas risas.

-Bien, si ya acabaste de burlarte de mí, creo que llegó el momento de encargarte de lo que has provocado

-Es tu cuerpo, tú tienes el control –continuó bromeando con él

-Dani, no juegues con un hombre desesperado

-¿Qué quieres escuchar?

-Ya lo sabes, vamos listita, dímelo y acaba con mi sufrimiento

-¿Quieres que vayamos a la cama?

-¡Sí!

-De acuerdo, vamos a la cama

Con una tremenda sonrisa en el rostro, la agarro de la mano y como adolescente desesperado corrieron hasta su habitación cerrando de golpe la puerta para mayor privacidad.

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