Solo Una Noche [#1 Trilogía Infierno] romance Capítulo 5

LILLIE

Había tenido una semana de locos con todas mis clases y varios exámenes, normalmente siempre terminaba agotada pero hoy eran más, siempre que me tocaba algún examen quedaba agotada por estudiar tantas horas seguidas, y es que los desvelos me estaban cobrando factura de esas noches que estudio. Pero todo lo que hacía era una lucha constante, los sacrificios valían la pena y sabía que en un futuro iba a estar orgullosa de lo que había logrado.

Lo más lamentable es que me tocaba trabajar el día de hoy, ya era sábado por la tarde, y aunque quería pasar más tiempo con mi madre eso era imposible. Cinco días a la semana trabajaba por las noches y no era posible cuidar de ella en esos días, el tiempo extra que tenía era poco y ese lo aprovechaba para pasarlo con ella. Siempre me decía que no me preocupara, que siguiera con lo mío, pero yo no podía quedarme con los brazos cruzados, mientras ella se agotaba muy fácilmente con cualquier esfuerzo que hacía.

Desde que empezó con las quimioterapias su cuerpo se fue debilitando, y los tantos medicamentos que toma la hacían dormirse rápido. Ya no es la misma de antes, esa enfermedad se la está acabando poco a poco, y tenía miedo de que cualquier día nos dejara solas.

Ella es la que siempre me ha dado fuerzas para seguir adelante, a pesar de que algunas veces me regaña por dormirme hasta tarde o por desobedecer cuando me dice que no me preocupe por ella, pero yo lo hago porque ella me importa demasiado. La amo con todo mí ser, es la mejor madre del mundo, siempre ha visto por nosotras, y ahora era nuestro turno de hacerlo por ella.

Mi trabajo se encuentra muy retirado de donde yo vivo, pero tengo la gran fortuna de que mi mejor y gran amiga Mikaela me recoja hasta mi casa, todas las tardes antes de anochecer, pasa por mí. Ella cuenta con un auto, algo viejito, pero aún así funciona bien, es en el que se desplaza por todos lados. Mika es mi amiga mas cercana y mi más confidente, la conocí hace ya un par de años atrás cuando trabaja en la cafetería donde labora mi hermana, fue ella la que me invito a trabajar en el club, sabía que no era nada malo ya que yo la conocía desde hace tiempo y ha sido de absoluta confianza, nunca seria capaz de arriesgarme, nos conocíamos muy bien, como si fuésemos hermanas.

Como cada tarde que llega por mí, subo a su coche y la saludo con un beso en la mejilla, ella me sonríe y sube el volumen del estéreo, dando marcha hacia nuestro destino.

Mikaela es una chica muy guapísima, es alta de melena oscura, ojos rasgas y al igual oscuros, piel bronceada, y un cuerpo exuberante, ella es más mayor que yo, tiene 21 años, con dos años de diferencia. Al cumplir la mayoría de edad se fue de su casa ya que dice que la tenía harta su padre borracho. Mika vivió por muchos años en un hogar disfuncional, su madre se fue dejándolos y mientras su padre se perdía en el alcohol, sus hermanos se volvieron unos delincuentes. Eran dos y son más mayores que ella, no se sentía bien en ese ambiente y decidió huir lo más lejos de ellos, dejándolos en otro estado del país. Como no encontró trabajo rápido, ya que sus estudios no son muy avanzados, tuvo que dejar el instituto en cierto periodo, no alcanzó terminar. Se le complicó conseguir algo bien y decente, esa fue la razón por la que cayó en el club nocturno de Julie, también comenzó como mesera, pero al ver las buenas propinas y el pago que le hacían a las bailarinas, fue cuando le pidió a la jefa se una de ellas para ser también una dama de compañía.

En el club podías solo bailar o también ser una dama de compañía una para esos hombres millonarios que acostumbran ir a ese lugar, mi amiga no lo pensó dos veces y se lanzó a ello. En cambio yo acepté si solo me dejaban bailar y si Julie respetaba mi trato de ser solo bailarina para el club, yo iba a seguir allí, pero sino me iría.

Llegamos al lugar, el edificio es grande, y por fuera podrías creer que es un sitio elegante para ir a tomar unos cuantos tragos, pero no era así. 

Entramos al club y como siempre a estas horas el lugar está muy solo, ya que aún no está abierto al público. Nuestro horario de entrada es a las seis de la tarde y el club abren sus puertas al público después de las siete, así que solo tenemos poco tiempo para prepararnos.

Yo no tengo de que preocuparme, ya que mi actuación siempre comienza a mitad y la otra es al final, para cerrar la noche con broche de oro, suele decir Julie. Ella acostumbra a decir que yo soy su bailarina más preciada, las demás chicas se molestan cuando la escuchan decir eso, y muchas de ellas me tienen odiada por esa razón. Mi amiga no toma las palabras de Julie personales por eso no se ofende, hasta ella la apoya y me echa flores, aunque Mika también es muy buena en lo que hace. Las clases baile que tuve durante años me han sabido ayudar en algo.

Antes de dirigirme a mi camerino, saludo a mis compañeros, más a los meseros y al bar tender, que fueron mis primeros compañeros y amigos que hice aquí cuando llegué al lugar. Son muy amables y saben que nunca me olvidaría de ellos, ya que Simón uno de los meseros comenzó a insinuar que en cuanto me convirtiera en bailarina del club los olvidaría y ya no les dirigirá la palabra. Pero por supuesto que nunca iba a suceder eso, yo no era de ese tipo de persona. Él lo decía porque muchas compañeras así lo habían hecho, como si fuera la gran cosa bailar para hombres lujuriosos. 

Para mí no era algo que me enorgullecerá, bailar semidesnuda para hombres. Aunque muchos de ellos respetaban, pero había otros que no les importaba el reglamento y por tener dinero y poder creían que podían meter mano donde les diera la gana. Este era un trabajo donde tenías que cuidarte mucho, no merodear por todos lados cuando el lugar está en servicio. Yo rara vez salía, normalmente lo hacía solo del camerino al escenario y del escenario al camerino. Salir más allá era exponerse y ser carne fresca para leones.

Después de saludarlos a todos, me voy directo al camerino para prepararme. Llegó y me doy cuenta de que ya están casi todas mis compañeras arreglándose. Todas andan corriendo por todos lados, siempre es así, y aunque tengamos una hora para estar listas, siempre nos hace falta más tiempo. 

El lugar es amplio, es un camerino pero duplicado por diez, casi. En el cabemos muy bien quince chicas y sin estar apretadas, hay otro más pero en el otro solo se encuentran diez chicas y son las que ya tienen años aquí trabajando, como quien dice son las exclusivas las que dan servicio completo. "Las VIP" así dicen ellas, y Mika les dice las ancianas.

Aquí es donde vestimos, nos maquillamos y peinamos, si queremos una ducha, hay unas regaderas al fondo del pasillo saliendo de los camerinos. El despacho de Julie está arriba, ya que el lugar es de dos plantas, y en el piso de arriba están las salas VIP, para clientes distinguidos, es un área más reservada y tranquila para los que les guste tener una charla de negocios o pasar el rato sus conocidos. Normalmente es el lugar donde van las damas de compañía exclusivas.

A mí no me interesa nada de exclusividad ni nada de eso, con solo bailar es más que suficiente, y Mika dice que hago bien en ocultar mi identidad, que porque muchos de los hombres que frecuentan el lugar son personas peligrosas. No entiendo mucho cuando se refiere a eso, pero igual me gusta ponerme un antifaz antes de salir a bailar, cuando acepté bailar le avisé a Julie que me pondría uno, y como no se negó aproveche y desde entonces he bailado con uno puesto, así ocultando una parte de mi rostro.

Me siento en una silla frente al espejo, Mika llega y se coloca detrás de mí para comenzar a plancharme el cabello. Con mi cabello no ocupa mucho tiempo, ya que es un poco lacio, solo que el clima húmedo suele alborotarlo en algunas ocasiones. 

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