¡SUÉLTAME, DIABLO! romance Capítulo 128

Daniela la observó de reojo y frunció el ceño con suavidad:

—Leticia, si no te quiere, ¿no pensarás en él como algo del pasado?

Leticia negó afirmativamente, respirando hondo y sonriendo levemente:

—¡Voy a por ese hombre!

Daniela se quedó en silencio,

—¡Leticia, a veces no es lo peor abandonar!

La primera vez que escuchó estas palabras, Leticia solo sonrió, sin ningún sentimiento.

Pero poco sabía que estas palabras se convertirían en la elección que la mantendría atrapada en una prisión mental durante tres largos años.

—¡Daniela, confía en mí!

Finalmente, Leticia llamó a un taxi y se marchó.

Daniela se quedó sola, perdida en sus pensamientos durante unos minutos, sacó su teléfono móvil, sacó el número de José y dudó en marcarlo.

En ese momento, alguien la golpeó en el hombro y el teléfono salió volando de su mano.

La persona que se disculpó se marchó y Daniela, con el ceño fruncido, se acercó a coger el teléfono.

Sin embargo, un par de zapatos de cuero se detuvo frente a ella, seguido de una voz de hombre más familiar.

Al oír la voz, Daniela levanta inconscientemente la vista y se queda impactada al ver el apuesto rostro de Gabriel.

Al segundo siguiente, no pudo evitar pensar en lo que le había dicho José aquella vez, que se alejara de Gabriel.

En ese momento, Gabriel dio un paso adelante.

A Daniela él le daba susto, y casi inconscientemente dio un paso atrás y dijo:

—¡Lo siento, no estoy en libertad de hablar con usted!

Con eso, se dio la vuelta y trató de irse.

—¿Es José quien no te deja verme?

Detrás de ella, la risa de Gabriel la detuvo.

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