Se quedó callada, extrañamente silenciosa.
—Ya lo veo, lo he adivinado, ¡realmente estás enamorado de José!
Leticia sonrió con frialdad y no pretendía insistir en este tema con ella:
—Daniela, soy diferente a ti, ¿sabes por qué? Estoy seguro de que después de casarme con José, conseguiré todo completamente sobre él.
—¡Imposible!
—¿Por qué no es posible? Puedo casarme con él, ¡esa es la mejor prueba!
—¡No te quiere!
—Bueno, él tampoco te quiere, pero ¿por qué no se casa contigo?
Daniela se quedó sin palabras.
Una y otra vez Leticia reveló su disfraz, y se alegró mucho de verla sufriendo.
—Daniela, ahora puedo reírme de ti. Me da pena que no consigas nada.
Daniela quiso hablar, pero no pudo emitir ningún sonido. Solamente se sintió agraviada.
Era una noche oscura, la habitación estaba tan silenciosa que no se podía respirar.
Levantando ligeramente los ojos, bajo la luz de la luna, no pudo ver la expresión de Leticia.
—¿Qué puedes hacer? Daniela, estás celosa de que yo sea la mujer que está al lado de José o la que pronto se casará con él. En cualquier caso, yo, Leticia Álvarez, estoy a punto de convertirme en la esposa de José.
Leticia intensificó su tono, como si quisiera recalcar a Daniela, que era su esposa. Pues José había dicho la palabra «novia», se había convertido invariablemente en la más poderosa arma de orgullo de Leticia.
Daniela estaba callada, no tuvo miedo de Leticia, pero lo que decía Leticia estaba todo relacionado con ella misma.
—¡Leticia, lo siento!
—¿No quieres que me haga daño? Estás tratando de conseguir José, Daniela, no creas que no puedo entenderte. Solo estás enamorada de él, por eso te tomaste todas las molestias para que me fuera, ¡es imposible!
—¡No es la verdad!
Daniela negó con voz ronca, y su corazón inquieto volvía a agitarse.
Leticia se mofó:
—Desgraciadamente, ahora José se va a casar conmigo, no tienes ninguna posibilidad.
Daniela se sintió aún más difícil de sobrellevarla, solamente quiso escaparse y no volver a aparecer frente a José y Leticia.
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