¡SUÉLTAME, DIABLO! romance Capítulo 172

—Te dije que siguiera hacerlo y ¿no me escuchaste?

Los ojos de José se desviaron y echó una mirada a Leticia.

En la puerta, los ojos de Leticia eran fieros, y su delicado rostro se distorsionó por la extrema ira.

—Yo...

José no permitió a Daniela hacer ningún argumento, y los movimientos desagradables también mostraron.

Bajo las sábanas, se oían débilmente los gemidos de Daniela, su cuerpo seguía siendo mecánico, rígido, incluso, frío.

—¡Vosotros... Daniela, eres tan sinvergüenza!

En el momento en que se pronunció el insulto, cambió de «vosotros» a Daniela sin razón.

La única forma que se le ocurrió a Leticia para descargar su ira contra Daniela fue maldecir.

Cuando Daniela pareció querer decir algo, José aumentó la fuerza de su mano derecha.

A través de la sábana, Daniela no podía ver la cara de Leticia, pero podía sentir claramente su mirada resentida.

Esta emocionante escena continuó desarrollándose.

José no tenía la más mínima intención de detenerse. Originalmente era sólo una escena de forzar y ser obligado, pero se había convertido en algo más a los ojos de Leticia.

—¡Daniela, eres realmente vergonzosa! ¿Quieres que vaya a casa y le diga a mi madre que fuiste indecente con mi prometido delante de mí y que quieres decencia?

Prometido.

¡Resultó que sólo por las palabras de José, la relación entre estas dos personas ya había sufrido un cambio radical! Sin embargo, lo que le preocupaba a Daniela no era esto en absoluto.

Era la tía... En un instante, la voz y la sonrisa de Manuela volvieron a su mente de todas las maneras posibles, y por supuesto, su mirada resentida y decepcionada hacia ella en el cementerio.

La culpa en el corazón se magnificó infinitamente por las palabras de Leticia, y las lágrimas, tan silenciosamente cayeron.

—¡Me estás mordiendo!

Daniela torció inconscientemente su cuerpo, y en este momento, sintió que el fuego brotaba de los ojos de Leticia.

La sábana se deslizó suavemente hacia abajo, y la mitad del cuerpo de Daniela quedó expuesta frente a Leticia.

—Daniela, realmente quiero mover un espejo para ti, para que puedas ver por ti misma cómo te ves ahora, ¿cuál es la diferencia entre tú y esas prostitutas?

Estas palabras que habían sido usadas tanto por los hermanos de la Familia Álvarez aparecían de nuevo, y Daniela seguía sintiendo una punzada de agravio.

Daniela volvió a girar en silencio.

—Todavía no hemos terminado de hacer el amor, ¿me vas a dejar solo así?

La voz de José era tan indiferente como siempre, no le importaba que hubiera gente observando en la puerta en este momento, o quien estuviera parado en la puerta, no podía tener a nadie molestándolo antes de que él y Daniela terminaran hacerlo.

Agraviado, quejoso, desconcertado. Daniela también contenía todas sus emociones en estas palabras.

José levantó los ojos con pereza, miró con recelo a Daniela y, a su vez, echó un vistazo a Leticia.

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