¡SUÉLTAME, DIABLO! romance Capítulo 47

Daniela no sabía cómo responder, y después de un rato de silencio, tenía demasiado sueño y volvió a cerrar los ojos y a quedarse dormida.

Cuando ella se despertó. Eran las 7 de la mañana y José ya se había ido. En esta habitación desconocida, aún no podía adaptarse. Se levantó a toda prisa, se arregló y salió del dormitorio.

Justo cuando bajó las escaleras, vio a Antonio esperándola frente a la puerta de la villa.

—Señorita Moya, el señor me ha ordenado que le acompañe a casa.

Al verla, Antonio no mostró ninguna sorpresa mientras abrió la puerta del coche y le indicó que subiera.

Antes de que Daniela entrara al coche, miró a su alrededor, y preguntó:

—¿Dónde está José?

—El señor ha ido a la empresa.

Después, Antonio subió y se sentó a su lado. El ambiente entre los era muy raro. En sus adentros, la aparición de Daniela, una mujer que se parecía a Martina, había provocado un extraño malestar. Por lo que el señor había hecho anoche, creía que Daniela tendría peligro, y temía que un día ella se convirtiera en una segunda Martina.

—Antonio, ¿puedo preguntarte algo? —Daniela giró la cabeza y preguntó.

Antonio asintió con la cabeza,

—Sí.

—¿Tiene José un médico personal? Pues, ¿podrías preparar algunos analgésicos para que él los lleve consigo, para que tome medicinas la próxima vez que se sienta mal?

—¿Analgésicos?

Daniela le pidió a Antonio que aparcara el coche en la calle vecina y, tras bajarse del coche, se dirigió ella misma al barrio donde vivía. Manuela no sospechó nada sobre el hecho de que se quedara fuera toda la noche, e incluso se compadeció de ella por haber trabajado demasiado y le preparó desayuno.

—Gracias Manuela, ¿dónde está Leticia?

—Todavía está durmiendo. Daniela, ¿vas a descansar un rato cuando termines de comer, o vas a ir directamente a la empresa?

La mención de la empresa le recordó el incidente que sucedió ayer. Pero Daniela meditó que no abandonaría su carrera por eso.

Después, volvió a ponerse la ropa que le gustaba y se dirigió a la empresa en coche. En un principio, creía que su detención de ayer haría que sus colegas hablaran de ella. Pero para su sorpresa, después de verla, no había ninguna discusión pública. En cambio, oyó mucho sobre la noticia de que el gerente Suárez había sido despedido, y al mismo tiempo, Ángela había sido transferido a otro departamento.

«Es José.»

—Como he dicho, si quieres agradecerme, actúa ahora. —José envió un mensaje de texto a ella.

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