Gabriel se quedó en silencio por un momento y dijo de forma autodespectiva:
—Lo que más lamento en mi vida es haber dejado que Martina volviera a buscar a José, si no hubiera vuelto, no habría muerto. Daniela es la compensación que me ha dado Dios, voy a protegerla.
—Sí, Daniela dejará José para ti, al igual que la Señorita Martina.
—No tengo prisa.
Gabriel pensó de repente en algo y volvió a preguntar:
—¿Has encontrado la relación entre Daniela y Martina?
—Sí.
En ese momento, el hombre sacó un montón de información y fotos de su maletín y explicó:
—Carlos Mayo fue el padre muerto de Daniela. Hace 22 años su mujer dio a luz a dos hijas gemelas en el Hospital de Paz.
—¿Daniela es la hermana de Martina?
Gabriel se sorprendió durante un segundo, y al siguiente, se rio:
—Esto es el destino.
—Señor García, ¿crees que José sabe de esto?
—¿Cómo no? Así que trata a Daniela con el amor y el odio de Martina.
Gabriel no pudo controlar su risa y dijo:
—José es tan lamentable... y yo soy tan lamentable como él ...
Él se había enamorado en un engaño, y las consecuencias fueron trágicas.
El destino que dijo era que José y Gabriel cayeron en el abismo por la muerte de Martina, y en ahora, ellos se encontraron con Daniela.
Su aparición era una salvación.
Pero, ¿ella salvaría a quién?
¿Gabriel o José?
En este momento, Gabriel confiaba en que él era el que tenía más fortuna.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡SUÉLTAME, DIABLO!