Anochece.
Micaela se lavó, se sentó en la cama y cogió un libro que se había traído de Brillantella y empezó a hojearlo. Carlos subió del estudio, vio a la chica leyendo en serio, no la molestó, entró en el baño a lavarse, salió y se sentó a su lado, sólo entonces se dio cuenta de que la chica tenía el libro en el regazo, pero encima del libro estaba su móvil, la pantalla estaba encendida y no sabía lo que estaba leyendo...
A Carlos se le escapó una carcajada y se acercó a ver el titular del cubo.
Probabilidad de descendencia sana o insana de matrimonios consanguíneos...
Carlos extendió la mano y cogió su teléfono.
—Chica, ¿qué sentido tiene estudiar esto...
A medias, hizo una pausa, pensó en ella yendo hoy al hospital, dijo que acompañaría a Katarina a una revisión, reaccionó y la miró con ojos profundos.
—¿Katarina está embarazada?
Micaela dejó el libro y se echó en brazos de Carlos.
—¡Mmm!
Reunió sus pensamientos y le contó a Carlos los acontecimientos del día de principio a fin.
Carlos escuchó y alargó la mano para pellizcar la mejilla de la chica.
—¡Tonterías! ¿Cómo se puede decidir sobre un asunto de tal magnitud? ¿Todos pensáis que el niño es sólo de Katarina y que Antonio no tiene nada que ver? ¿Ni siquiera tienes derecho a saberlo? ¿Eh?
Micaela se mordió el labio y con brusquedad enterró la cara en los brazos de Carlos.
—Bueno, yo también creo que debería haberlo hablado con Antonio, pero las preocupaciones de Katarina no estaban equivocadas, sólo estaba siendo demasiado sensata...
Carlos frotó la cabeza de la niña y la estrechó entre sus brazos.
La oreja de Micaela estaba pegada a su pecho, escuchando los fuertes latidos de su corazón, su cabeza estaba llena de pensamientos, pensando en el mensaje que Katarina se envió a sí misma esta tarde, un largo párrafo, miles de palabras, contándole todo lo que Antonio le había dicho, entre líneas, lleno de lucha...
—Carlos, estoy tan en conflicto, en realidad me resisto a ese tipo de relación, pero he visto con mis propios ojos el tierno amor que Antonio tiene cuando mira a Katarina, la forma en que mueve sus manos, el amor puro que tiene por Katarina, es tan obvio que están tan enamorados, y la imagen de ellos de pie juntos es tan hermosa...
Además, sabe que Katarina no está dispuesta a dejar ir a Antonio, se han amado durante tanto tiempo y tiene sentimientos tan profundos, no puede dejarlo ir de la noche a la mañana...
Carlos también sintió su forcejeo y apretó aún más sus brazos.
—Chica, esto es algo que no podemos dejar de esperar y ver qué pasa.
Micaela guardó silencio largo rato y luego susurró.
—No juzgues bien o mal, no los mires diferente, deja que las cosas vayan como vayan, Dios tiene un plan para todo. ¿Verdad?
—Bueno, no todo puede ser perfecto, sólo podemos hacer lo que podemos hacer.
Micaela se sintió mucho mejor, Carlos siempre tenía esa habilidad mágica para calmar su mente inquieta con unas pocas palabras.
Pensando en las noticias que acababa de ver tras medio día de búsqueda, Micaela suspiró y se preocupó un poco.
—Realmente espero que puedan tener un bebé sano...
Carlos la besó en la frente.
—Lo haré....
De repente, Micaela pensó en algo y se incorporó, mirándole.
—Carlos, en realidad sabías de la relación de Katarina y Antonio desde hace mucho tiempo, ¿no?
Ella sospecharía porque Carlos se mostró increíblemente tranquilo con su aventura de principio a fin, como si lo hubiera esperado todo...
Al ver que Carlos no lo negaba, Micaela se inquietó un poco.
—Carlos lo sabías desde el principio, ¿por qué no dijiste nada? Si hubieras parado las cosas antes, Katarina no habría sufrido tanto...
Micaela levantó la vista, volvió a sentarse y le miró.
—Carlos, ¿hay algo más que me estés ocultando entonces, por miedo a afectar a mi estado de ánimo? ¿Tenías que esperar de nuevo a que llegara el momento y comunicarme el resultado?
La noche en Alcania, cuando contestó al teléfono en la ventana, el tono diferente de su voz, —hablaré contigo cuando vuelva—, y el —estaré pronto en la oficina— de hace dos días, todo parecía indicar que Carlos le ocultaba algo....
La chica también era extraordinariamente perspicaz en sus asuntos, pero Carlos tenía una forma de bloquear su persecución simplemente apagando las luces y abalanzándose sobre el hombre.
—Chica, es tarde por la noche, vamos a dejar de hablar esta mierda y hacer algo serio...
—Qué asunto tan serio, esto es claramente lo más heterodoxo...
Una encantadora risita baja escapó de la garganta del hombre y le besó los labios.
—Mi tontita...
Los movimientos del hombre se hacían cada vez más calientes, y la conciencia de Micaela se nublaba mientras pensaba:
—Es que es el que más la quiere en el mundo, déjalo estar, sea lo que sea, ya hablará cuando sea el momento de saberlo...
El teléfono móvil de Micaela suena justo cuando está en medio de su pasión.
Carlos soltó una maldición por lo bajo y buscó su teléfono, el nombre que aparecía en él le hizo entrecerrar los ojos y adivinar por qué llamaba, entregándoselo a la chica...
—¿Adriana?
Micaela, algo sorprendida, mira a Carlos y contesta.
—Hey...
—Micaela, es mi boda dentro de unos días, ¿puedes por favor, hablar con Sr. Aguayo y pedirle a mi padre que salga y asista a mi boda?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Te Quiero Como Eres