Tenias que ser tu romance Capítulo 34

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Cuando Minerva de Saramago se despertó esa mañana, pensó que la fiesta de compromiso de Natalia y Fernando sería el acontecimiento del puerto sin embargo, se enfrentó con la noticia de que Paula de la O e Iván Torres ese día también anunciarían su próxima boda, por lo que la popularidad del hijo del dueño de los almacenes pudo más que el de la poderosa familia de Saramago, reduciendo la despedida a solo amigos cercanos de la familia y nada más. Algunos de los que no habían cancelado para ir al evento, eran los que se conocían como los “chismosos” del pueblo por lo que Minerva intuyó que al siguiente día el evento estaría en boca de todos, pero no de la manera que ella deseaba.

Por otro lado, se percató de que su hijo, Fernando, no había llegado a dormir y aún cuando faltaban varias horas para el tan esperado evento necesitaba verlo para contarle todo lo que iba a suceder, qué tenía que hacer y sobre todo advertidle que Natalia era la única persona en el mundo que le convenía para que se olvidase de Paula de la O. Así que preguntó a todo el personal de la casa si lo habían visto por ahí, recibiendo una negativa por respuesta. Minerva, temió lo peor, ¿qué tal si la noticia de que él y Paula eran hermanos le había herido tanto que había hecho una tontería?, ¿el amor qué tenía por Paula eran tan fuerte que posiblemente le hubiese orillado a alguna locura?

Minerva se tranquilizó cuando Fernando entró al medio día por la puerta de la cocina y atravesó la sala vestido con las mismas ropas de ayer y con un penetrante olor a alcohol. En otras circunstancias le había reclamado, pero en realidad se alegró de saber que Fernando estaba ahí, con ella, y no en otro lado que tuviese que salir a buscarlo. Él entró con el rostro bronceado por el sol, los labios secos y el cabello despeinado y sin mucho ímpetu le dió a su madre un “hola” que le sonó frío.

―Nos tenías preocupadas ¿a dónde estabas? ― Le preguntó.

―Disfrutando mi soltería ― contestó rápido con tal de acabar con la conversación y subirse a la habitación.

Minerva lo tomó del brazo evitando que subiera las escaleras y sus miradas se encontraron. Ella estaba segura de que estaba haciendo todo esto por el bien de su hijo pero él parecía que no lo entendía de esa forma.

―Sé que lo de Paula de la O es bastante impactante y fuerte, pero no podía permitir que siguieras con esto sin que supieras la verdad Fernando, necesito que comprendas eso.

Fernando esbozó una ligera sonrisa, tan ligera que apenas se marcó en sus mejillas ― no te preocupes madre, sé que todo lo que haces por mi es por mi bien― admitió.

Minerva se sorprendió con la respuesta de su hijo y no pudo dejar de sonreír al saber que había ganado, que su hijo volvería a retomar el camino que lo llevaría a la felicidad y lo más importante más lejos de Paula de la O y del puerto. Pronto se regresaría Barcelona con Natalia y todo volvería a la normalidad.

―Me alegra que lo hayas comprendido― acarició su mejilla ― todo lo que he hecho es por tu bien. Nuestra separación no fue en vano, tampoco muchas cosas que no dije o qué escondí. Eres mi todo Fernando y quiero que seas feliz con la mujer de tu vida.

―Lo seré― habló seco ― ahora si me disculpas subiré a mi habitación para recuperarme un poco, tomarme una aspirina y estar listo para la noche.

Su madre asintió con la cabeza y soltó su brazo para que Fernando pudiese continuar. A pesar de que estaba contenta de que su hijo hubiese retomado el camino, sentía que algo le pasaba, que algo no estaba bien con él por lo que decidió asegurarse de que nada estropeara el evento de la noche de hoy. Así que, tan solo Fernando subió las escaleras fue hacia la cocina para hablar con Hortensia, que en ese momento se encontraba dándole de comer a su hijo.

―¿Qué tan verdad es que Paula de la O se casará con Iván? ― preguntó fría.

―Pues, muy verdad ― respondió Hortensia ― dicen que en la ceremonia que se hará en su casa hoy le dará el anillo a Paula.

―¿Esa información de dónde la sacaste? ― inquirió una vez más.

―Hoy en la mañana que fui al mandado. Me encontré a Eugenia, la nana de Paula, y me dijo eso y que justamente la niña de la O no había ido a trabajar porque estaba comprando su vestido y preparando todo.

Minerva sonrío tranquila. Hortensia era su fuente de Información más confiable ya que, al ser originaria del puerto conocía todos desde hace años atrás.

―Muy bien, pues larga vida a Paula de la O y a Iván, se merecen el uno al otro. Es más Hortensia, dile a tu marido que les envíe una canasta de regalo, de esas que hacen en la tienda del centro a nombre de Fernando y Natalia Saramago.

―Pero señora, ¿está segura?

―¡Hazlo!, no queremos vernos maleducados. También quiero que sepan que no me importó mucho que hayan puesto su fiesta de compromiso el mismo día, ve anda.

―Muy bien señora ― acató la orden Hortensia.

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