Teo Mi Ceo Billonario romance Capítulo 4

Bruna Reyes

Cuando finalmente llegué a la mansión de la familia Scheineid pronto fuimos recibidos por la madre de Theodore, mi madre como siempre la saludó cortésmente, mi padre hizo lo mismo.

¡La señora luego me miró y comentó sonriendo!

- ¡Vaya!

¡Tú debes ser la chica Bruna, finalmente!

¿Cómo está usted, doña Cecilia?

También es un placer conocerte… — la señora me miró sonriendo y volvió a comentar.

- ¡Estoy bien!

Guau, hijo mío, te has ganado la lotería, eres muy hermoso... discúlpame un minuto, llamaré a Theodore.

Mis padres continuaron allí hablando con unos conocidos que encontraron en la fiesta, noté que había un hombre mirándome intensamente en la esquina de la casa, sin embargo lo disimulé para que no se diera cuenta de que me había dado cuenta de que estaba mirando. La madre de Theodore había regresado y presentó a su hijo a mis padres, los dos lo saludaron formalmente y luego la señora me jaló para que pudiera venir a conocerme.

Theodore me miró muy sorprendido y seductor y sonrió tomando mi mano y presentándose mientras yo solo lo saludaba cortésmente.

Noté que no dejaba de mirarme de arriba abajo, parecía que me desnudaba tratando de imaginar cómo era mi cuerpo debajo de esa ropa.

Eso ya me estaba incomodando, Theodore tenía ojos amarillos como los de un gato y una sonrisa que mojaría cualquier calzón aparte de la carita de bebé y un cabello negro hermoso en un corte social, y además tiene un cuerpo bien definido los músculos llegan a marcar su chaqueta Doña Cecília, luego comenta mirándonos a los dos.

—¿Teodoro, hijo mío?

Lleva a Bruna a ver el jardín... - Miré un poco aprensiva y comenté negándome.

'¡No hace falta, señora!

Otro día veo...

'¡Que deje de ser una tontería!'

Así que eres Theodore y te conoces mejor, la cena tardará un poco... - Sin responder más, Theodore comenta dándome una sonrisa socarrona.

"¡Entonces, vamos Bruno!"

Por favor sígame…

Tragué saliva y salí a un enorme jardín, la noche era cálida y hacía frío aquí, al menos eso ayudó a mantener la temperatura de mi cuerpo.

Observé a Theodore sentarse en uno de los bancos mirándome de nuevo y esta vez, no me mordí la lengua, lo miré interrogante alzando una de mis cejas.

"¿Hay algún problema con mi ropa?"

¿O tengo el maquillaje corrido?

- sonrió levantándose y metiendo las manos en los bolsillos y comentó maliciosamente.

- ¡Ninguna!

Solo estoy admirando tu belleza Bruna, pero por lo que veo, parece muy molesta…

- ¡No es eso, es solo que me miras de una manera intimidante!

Como si me estuviera desnudando con los ojos.

Theodore dejó escapar una risa baja, sin dejar de mirarme, y respondió mordiéndose el labio.

"Eres bastante observador, ¿eh?"

Pero no te voy a mentir, solo estoy impresionado, mis padres me habían dicho que te criaron en un convento y yo te imaginaba diferente…

"¿Creías que yo era una mujer que usaba una bata y todo?"

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