Triple penetración romance Capítulo 55

Los chicos se sentaron en fila en el sofá. Uno tiró de mi mano y me sentó en su perno. Estaba arriba como un jinete. Con sus manos, apretó firmemente mis senos y comenzó a besar mi cuello, describiendo su lengua como ocho. Gemí y trabajé mis caderas. Con la cabeza hacia atrás, disfruté el proceso.

En vano, me preocupaba que me mataran follando. Los chicos estaban tan hambrientos que todos terminaban bastante rápido. Al máximo alguien pudo aguantar más. Me pasaron como una pelota. Me levantaron y me pusieron en una nueva bayoneta. Cada uno difería en diámetro y largo. Pero me las arreglé para drogarme con todos.

Finalmente, llegó el turno de Ruslan. Me apretó las nalgas con las manos. Nos fusionamos en un beso. Nuestra baba se convirtió en una base para dos. Escuché suspirar lánguidamente a los que estaban sentados a mi lado, como si estuvieran celosos de mí. Debido a este sentimiento, mi protuberancia se hinchó más fuerte, y al frotar contra el pubis masculino, sentí una verdadera admiración.

Con mi amor, me fundí en el orgasmo más fresco. Mis piernas temblaban y mi cabeza estaba como en la niebla. Pensé que la fiesta terminaría ahí, pero resultó que los jugadores de hockey solo ganaron impulso. Me dieron tiempo para respirar. Fui a lavarme rápido y tuve tiempo de tomar una copa de vino. Lo drenó con una descarga.

Después de eso, me llevaron a otra habitación donde había más chicos. Miré a Ruslan con miedo, pero él sonrió como si nada hubiera pasado.

– Es un regalo mío. Tengo un trato. – dijo. Y yo me he cagado con eso. En general, ya me sentía cansada y ya era hora de terminar.

Me pusieron de rodillas y sentí que alguien se ajustaba por detrás. Me escupió sabroso en las nalgas y comenzó a frotar la entrada de mi ano con las manos. Sentí que mi esfínter se tensaba. Estaba muy emocionada.

– ¿De dónde sacaron a una puta tan buena?! – preguntó uno de los nuevos.

– Él la trajo. – dijo el chico del primer equipo y asintió con la cabeza en Ruslan.

– Es tan buenísima. – respondió muchacho que me cogió por el culo.

Me sentí mal por esas palabras. Si los chicos de este equipo también me van a follar el ano durante mucho tiempo, entonces voy a morir.

Y entonces la cabeza del pene tocó mi ojo de chocolate. No me dolió, pero hubo un poco de incomodidad. El pene de este tipo era realmente uno y medio más grande que todos los presentes.

Tengo que dar crédito, el chico entró en mí sin problemas, dejándome acostumbrarme a cada centímetro.

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