¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 160

Capítulo 160

Era evidente que ella también podía elegir dormir en la habitación de su hijo y dicho esto, icomo pudo dejar que algún hombre ocupara su cama asi nada más? Incluso si el hombre en cuestión tuviera una cara preciosa y estaba guapo a más no poder, aun así, ella no quería que durmiera ahí.

-¡Está bien, está bien! Te dejaré dormir aquí solo por esta noche -dio fin a la discusión Anastasia, quien tenía las manos posadas en sus caderas,

Saliendo de la habitación para tomar una ducha, sabía que la única opción era compartir la cama con Alejandro esa noche y así, después de que se baño, Anastasia se puso su ropa para dormir y se encaminó a la habitación de su hijo. Sin embargo, como si hubiera sido atraida, fue a su habitación a revisar a Elías, temiendo que tal vez este se encontrara incómodo o quizás el aire acondicionado estaba muy frío, lo cual podría causarle un resfriado. Ajustó la temperatura a 27 grados y luego quiso cubrirlo con una manta, pues no tenía ninguna; de forma veloz, el hombre que estaba dormido hace un segundo, de repente abrió sus ojos y se arropó con el brazo de ella, la abrazó con tal fuerza que ella cayó en su agarre. Un momento después, Elías la sostuvo fuerte; su posición de tortolos hizo que Anastasia levantara su cabeza con enojo y miró fijo a sus profundos ojos que amenazaban con absorberla.

– Elías Palomares, suéltame! iNo seas un imbécil! —advirtió.

-¿Qué hice para que me llamaras de esa forma? -preguntó sonriendo de lado, luego el hombre sostuvo la cara de ella con su mano y le dio un beso, sin darle oportunidad alguna de evitarlo.

Para Anastasia, fue algo muy conflictivo el que Elias la estuviera besando y aunque ella se resistió, lo estaba aceptando con lentitud; como ella apenas y había salido de bañarse, olía muy bien, tanto que incluso su aliento era dulce. Para Elias, esto era como abrir un regalo enorme, por supuesto, él todavía conservaba su ingenio e intentó no cruzar la linea. Al final, el beso ocasionó que Anastasia perdiera el control mientras que la fuerza se iba de su cuerpo; fue el hombre quien detuvo el beso, miró a la mujer jadeante y sonrojada y se rio de manera carismática.

– ¿Te gustó?

-Aléjate… de mí… -exigió y sin contenerse, lo alejó de ella—. Creo que ya estás mucho mejor, así que ya puedes irte-pidió Anastasia. No obstante, Elías siguió recostado en la cama con una mirada adormilada.

-Estoy cansado ahora, no puedo manejar –murmuró.

-Deja de fingir-regañó ella, sin creer ni una pizca de lo que dijo.

-¿Te harás responsable de cualquier cosa que me pase de camino a casa? -cuestionó Elias, mientras que usaba su brazo como soporte, se miraba por completo atractivo y al mismo tiempo, le regresó la mirada a ella; sintiendo su respiración entrecortada, Anastasia se dio la vuelta de inmediato.

-Dejaré que te quedes hoy, mañana te vas a primera hora del día.

Dicho eso, Anastasia cerró la puerta con velocidad y se fue a la habitación de su hijo, aquella

que sus pensamientos fueran un revoltijo y su cuerpo sentía una descarga eléctrica cada vez que recordaba a ese hombre por más de dos segundos. Su pensamiento de hace cinco anos de estar bien sin la compañía de ningún hombre, parecia perder eficacia cuando lo encaraba a él.

¿Qué está pasando?”, penso. No fue hasta muy tarde que Anastasia se cansó demasiado y se quedó dormida; cuando aún estaba algo inconsciente, de manera vaga escuchó la emocionada voz de su hijo.

-iSeñor Palomares, en verdad se quedó a dormir! –exclamó Alejandro. Al escucharlo, Anastasia de inmediato abrió los ojos, lanzó las mantas hacia un lado, abrió la puerta y miró que Alejandro ya estaba listo para ir a la escuela, mientras que Elías estaba sentado a su lado, arreglando la mochila del niño.

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-¿Lo… vas a llevar a la escuela? -preguntó Anastasia, todavía con una mirada adormilada; levantando la cabeza, Elias sintió como si algo tirara de sus fibras sensibles.

-¿No dormiste anoche? -murmuró.

-Sí. iDormi profundo anoche! – replicó ella, aunque sus ojos hinchados contaban otra historia.

-Vuelve a dormir, yo llevaré a Alejandro a la escuela -dijo Elias, quien, a ese punto, ya se había terminado de arreglar y estaba listo para llevarlo; ella sabia que no habia dormido bien, por lo que solo asintió en respuesta.

-Está bien, por favor, tómate la molestia de llevarlo a sus clases.

-Lo sé -sonrió con superioridad y tomó la mano de Alejandro-. Vámonos, Alejandro.

– Adiós, mami! -exclamó el niño y luego tomó la mano de Elias para después salir.

Sabiendo que rara vez tenia la oportunidad para dormir, Anastasia pensó por un momento que su cama sería mucho más cómoda, asi que, al final, decidió regresar a dormir a su habitación.

 

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