¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 170

Capítulo 170

-No necesito a nadie más que a ti. No me casaré con nadie de nuevo en esta vida -habló Anastasia en un tono relajado mientras que acariciaba el cabello de Alejandro con una mano.

Todo fue a causa de que no quería apostar por un futuro incierto, solo quería criar a su hijo en un ambiente estable, aparte, Elías estaba haciendo todo esto como expresión de gratitud. Como tal, dicha relación era tan frágil y pequeña como una burbuja que se podia desintegrar en cualquier momento. Anastasia ya no era una jovencita, así que estaba bastante consciente de lo que pasaba, por lo tanto, en definitiva, no se dejaría afectar tan fácil nada más porque alguien fue amable con ella, pues ahora era una persona muy equilibrada y lógica. A la mañana siguiente, acababa de ayudar a Alejandro a poner sus pertenencias en la mochila de su escuela y estaba a punto de salir de la casa cuando sonó el timbre, observó a través de la mirilla y se quedó atónita.

«¿Por qué está aquí?», pensó ella. Mientras tanto, abrió la puerta para ver a Elías de pie detrás de ella, vestido de manera impecable en un traje y lucía como un elitista que estaba ahí parado.

-iSeñor Palomares! -exclamó Alejandro aferrándose a la pierna de este—. ¿Por qué está aquí?

–Vine para irte a dejar a la escuela y llevar a tu mami al trabajo.

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ar a lu ma

-iSeñor Palomares, usted es una gran persona! -mencionó Alejandro sin dejar de ver a Elias sin parpadear y con una expresión bastante cariñosa. En ese momento, Elias dirigió su mirada hacia Anastasia con la esperanza de que esta reaccionará igual; sin embargo, ella se sentia bastante apenada de molestarlo.

– No necesitas hacer esto la próxima vez, no quiero quitarte mucho tu preciado tiempo -sugirió Anastasia

-Estoy feliz de pasar mi tiempo en la manera en que prefiero -respondió curvando sus labios en una sonrisa, por ende, se puso en cuclillas para cargar a Alejandro entre sus brazos antes de voltear y dirigirse hacia el elevador.

Al mismo tiempo, Anastasia se quedó casi sin palabras; en verdad no quería malgastar el tiempo del hombre, pues lo normal era que tuviera negocios que atender, los cuales se encontraban en el . rango de mil millones. Después de dejar a Alejandro en la escuela, Anastasia recordó de pronto que iba a tener una salida a comer con Eva en la tarde, así que volteó a ver a Elías.

-¿lrás a la cita para comer de esta tarde?

-Mi abuela no me invitó -contestó un poco molesto, pues esperó toda la noche la llamada de Eva en vano, haciendo evidente que no estaba incluido en la invitación.

-Está bien, entonces, haré mi mejor intento por explicarle la situación -replicó ella con los labios fruncidos.

Elías manejó el auto hasta el estacionamiento subterráneo y Anastasia se apresuró a salir, ya que no quería compartir el mismo elevador con él; no obstante, Elías se rehusó a darle el placer y camino a propósito detrás de ella dando pasos largos. Justo cuando estaba a punto de entrar al elevador, Anastasia apretó el botón de forma frenética para cerrar las puertas mientras que le

.1.IL- huo mle cemiin afuera

-Toma el siguiente.

Para su mala suerte, este alcanzó a estirar la mano y en cuanto los sensores de la puerta lo sintieron, se abrieron al instante, haciendo que este pudiera entrar al elevador con elegancia. Mientras tanto, Anastasia puso la palma de su mano en su frente y se hizo más para la esquina; incluso si tiene que compartir el mismo elevador, estaba determinada a pararse lo más lejos posible de él. En efecto, había un grupo enorme de personal esperando el elevador en el recibidor, sin embargo, en cuanto las puertas se abrían, la gente ansiosa que estaba afuera se detenía en seco, pues ninguno de ellos se atrevia a meterse porque Elías se encontraba ahi.

-Presidente Palomares, prosiga con su camino, tomaremos el siguiente -dijo cada uno de ellos de manera aduladora y con una sonrisa en el rostro. Poco después de eso, se volvieron a cerrar las puertas; por su parte, Anastasia tenía la intención de admirar la figura fornida y atractiva de Elías, mientras que un pensamiento cruzaba por su mente.

«¡Tiene la figura perfecta! ¡Ni siquiera un modelo podría competir contra él!».

Las prendas de ropa se miraban perfectas en él, pues moldeaban su cuerpo y tenía la figura perfecta que podría lucir cualquier conjunto que se pusiera, incluso cualquier camisa que usara lo hacía ver delgado, hasta cuando se quitaba la camisa, estaba relleno en todos los lugares adecuados. Llegaron al departamento de diseño y Anastasia pasó con prisa al lado del hombre para salir del elevador; sin embargo, Elías la alcanzó y la sostuvo por un rato corto. Sorprendida, Anastasia sintió escalofrios y rápido salió, al mismo tiempo revisó sus alrededores, sintiéndose culpable y sin poder evitar sonrojarse.

«iQué enfado!».

Llegó a su área de trabajo y al instante enfocó todos sus esfuerzos en aquello en lo que estaba trabajando, aunque se había lastimado el dedo, no podía hacer más que aguantarse, pero, para su fortuna, podía hacerse cargo de todo utilizando nada más el ordenador, así que todo se le facilitaba más. Por fin pudo hacer los toques finales del borrador del par de collares y era bastante perfecto a sus ojos, así que presionó el botón de enviar a Fernanda para que ella contactara a la clienta, al fin y al cabo, era una pieza de comisión muy importante, por lo que Fernanda también estaba involucrada. Alrededor de las 10:00 de la mañana, de pronto, empezó a sonar el teléfono personal de Anastasia y esta lo sacó para contestar la llamada.

-Hola, ¿quién habla?

-Hola, ies la señorita Torres? Hablo de la frutería. Hay un cliente que ordenó un camión lleno de durianes de la variedad de rey musang para usted. ¿A dónde le gustaría que los entregáramos?

-i¿Qué?! ¿Un camión lleno? ¿Cuántos son?

ircaedor de doscientos -contestaron en la otra línea; a ese punto, a Anastasia casi le daba un ataque cardíaco.

«Elias tiene mucho dinero entre manos, ¿eh? De todos modos, iipor qué me envio doscientos durianes de rey musang tan temprano en la mañana?!».

 

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