¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 303

Capítulo 303

Alma fue tomada de desapercibida un poco cuando le refutó al respecto sin siquiera haberlo reconsiderado, por lo que no podia evitar preguntarse:

Será que en verdad no siente atracción por Elias? ¿Eso significa que no se interpondrá en mi camino!

– Perdón por haber sido tan presuntuosa – Alma fue rápida en disculparse.

-No hay problema. – Anastasia sonrió con sus labios apretados mientras que levantaba su vaso – Bueno, me ire de regreso a la oficina. –La mirada de Alma pareció volverse sombria tan pronto como ella se fue de la despensa; se preguntaba si la razón por la que le negó tener una relación con Elías se debia a que estaba tratando de ser cuidadosa o si era porque en verdad no sentia nada por el hombre. De cualquier modo, nadie podía interponerse entre su plan; admitió que Anastasia era una mujer bellísima, pero también estaba segura de que podria ser capaz de ganarse a Elias. Iba a verse mejor que nunca durante la cena de esa noche con Lucas y el.

Anastasia acababa de regresar a su oficina cuando el teléfono fijo volvió a sonar una vez más; al levantarlo, contestó:

-Hola?

-Sube por unos momentos.-La voz de Elias provino del otro lado de la llamada.

-Ya casi es hora de que salga del trabajo.

-Se trata del trabajo. -Pero claro, no había manera que ella fuera a creerse eso cuando salia de

– Hablemos sobre eso manana.

-Anastasia Torres, ¿podrias mostrarle un poco de respeto a tu jefe? -Resopló con un gruñido como respuesta, pero ella en verdad no quería verlo, así que insistió:

– Presidente Palomares, tan solo diga lo que quiera decir por el teléfono. — Pero el también insistió como un terco:

-Hablaremos en mi oficina. -Ella ya tenia el presentimiento de que no iba a hablar sobre el trabajo, por lo que estaba claro que no iba a caer en su trampa.

-Entonces olvidelo. -Colgó el teléfono después de aventarle esas palabras. El aspecto en el rostro del gran capataz que estaba en la oficina presidencial se opaco al instante que se cortó la llamada, por lo que su figura alta y delgada se puso de pie para luego dar grandes pasos hacia afuera de su oficina.

Anastasia se encontraba editando unos cuantos borradores viejos en su oficina cuando tiró los documentos que tenía a la mano por descuido, asi que respiró hondo para luego ponerse de cuclillas. En ese preciso momento, escuchó el sonido de que alguien estaba abriendo la puerta

hacia su oficina, pero penso que se trataba de Gabriela, por lo que habló por debajo de la mesa:

-Gabriela, ayúdame a recoger estos documentos. Pero la persona que habia entrado se mantuvo en silencio como respuesta y solo se acercó al piso para poder ayudarla tras haber escuchado su petición. No fue hasta que ella salió arrastrándose por debajo de la mesa que vio la sorpresa de su vida. No se trataba de Gabriela, sino de Elias, quien estaba parado justo ahi con unos documentos a la mano; tenia una expresión desagradable en su rostro cuando aventó los papeles a su mesa.

-¿Crees que este tipo de trabajo tan torpe es aceptable? — Anastasia sabia que era probable que mereciera ese regaño porque no había estado en su mejor condición para trabajar ese mismo día:

tal cual como un ratón muerto que ya no sentia frío, lo retó sin temor alguno.

– Pues adelante, ireduzca mi salario, en ese caso!

-¿Quieres una deducción sobre tu misero salario? ¿Tienes pensado darle de comer aire a Alejandro? -Dejó salir un soplido irritado, pero las cejas de la mujer se agrandaron a la vez que reía mostrando los dientes.

-¡Pues entonces debería darme un aumento!

-¿Quieres un aumento con esa actitud que me estás mostrando? – Elías ya estaba siendo amable al no recortarle su salario. Anastasia se dio cuenta de repente que él había bajado desde allá arriba de su oficina para estar ahí, por lo que volteó a verlo con seriedad y le pregunto:

-¿Me necesita para algo, presidente Palomares?

-El padre de Alma me ha invitado a cenar. No es muy común que él me invite a salir y es mi superior, así que no puedo rechazarlo. -Comenzó a darse a explicar sin siquiera dejar fuera algún detalle, ni por pequeño que fuera. Anastasia se quedó congelada por un momento y haciendo que lo único que se moviera fueran sus párpados al parpadear; le costaba trabajo poder procesar las palabras que escuchaba.

«¿Es esto a lo que se referia cuando dijo que tenía algo importante que quería discutir conmigo? ¿Por qué tiene que reportarme este tipo de cosas? ¡No es como que yo sea su esposa!”.

-No es necesario que lo haga. Por favor, continúe con su agenda tan ocupada, presidente Palomares, -Lo observaba con una mirada seria–. No tiene que molestarse en preocuparse por Alejandro y por mi en el futuro. -No era necesario que Elias le dijera, en realidad; de todos modos, no era como que le fuera a importar a Anastasia-. Emm… No tiene que decirme cosas como con quien está saliendo a comer… – Mostró una sonrisa incómoda a la vez que presionaba sus labios juntos para formar una línea delgada.

-Es que no quiero que vayas a malinterpretar las cosas. Su oscura mirada estaba fija sobre ella y Anastasia le respondió con una sonrisa cuando lo escucho:

-Qué cosa hay que fuera a malinterpretar? Para ser honesta, presidente Palomares, opino que usted y la señorita Durazo lucen como si encajaran el uno para el otro. No cabe duda de que usted la podría considerar si tiene prisa en encontrar a una persona para casarse. Ella continuo divagando de un modo serio cuando él no le respondió. La señorita Durazo es tanto hermosa,

 

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