¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 324

Capítulo 324

-Estoy bien -respondió Anastasia mientras asentía. Lo único que quería en ese momento era tener un respiro. Al verla así, Fernanda no pudo evitar sentir lástima por ella.

-No es necesario que te hagas esto.

– De verdad, estoy bien -dijo Anastasia, forzando una sonrisa.

Mientras tanto, todos estaban en la mesa comiendo cuando de pronto, el teléfono de Anastasia comenzó a sonar. Elías le echó un vistazo y se levantó para tomar el teléfono. En la pantalla, había dos palabras: Señor Salcido.

«¿Por qué está llamando a Anastasia?

Elías se enfado al ver el nombre y rechazó la llamada sin dudarlo. Poco después, sonó la notificación de un mensaje. En el pasado, cuando Elías pudo desbloquear el teléfono de Anastasia con el reconocimiento facial, también había aprovechado la oportunidad de guardar su propio rostro como contraseña de su teléfono. Ahora que podía desbloquear su teléfono, se encontró con un mensaje que tenía palabras llenas de preocupación.

*Anastasia, escuché de tu papá que tienes una cena de gala. ¿Bebiste alcohol? ¿Quieres que te recoja?

Un destello de desagrado apareció en los ojos de Elias.

Desde cuándo se volvió tan cercano con Mario?

De pronto, llegó otro mensaje que decía:

«Dime la dirección. iSeré tu chofer!»

El rostro de Elías estaba rigido mientras observaba la pantalla del teléfono. Al final, lo dejó bocabajo sobre la mesa. Alma, quien estaba sentada a su lado, noto como el rostro atractivo del hombre se volvió frio en un instante. No había manera de que Elías permitiría a otro hombre aprovecharse de Anastasia después de que ella bebiera tanto. Si necesitaba a alguien que la llevara, Elías era el único que podía hacerlo.

-¿Qué sucede, Elias? —preguntó Alma, fingiendo que le importaba.

– Nada -respondió Elías de forma casual.

Fernanda le hizo compañía a Anastasia en el cuarto privado, en donde Anastasia comenzó a sentirse mareada mientras el alcohol hacía efecto en su cuerpo poco a poco.

-Me siento muy mareada, Fernanda -dijo Anastasia mientras alzaba su mirada borrosa y suplicaba con palabras incoherentes-. ¿Puedes llevarme a casa, por favor?

-¡Claro! ¡Vamos! Igual, ya no quiero estar aquí.

Ya que Anastasia no quería regresar a la mesa después de salir del cuarto privado, Fernanda la hizo esperar en la entrada mientras ella regresaba para informarle al resto que se iban a retirar. También había regresado por el bolso de Anastasia. Cuando Fernanda regreso a la mesa, anunció en voz alta:

-Anastasia bebió demasiado, así que la llevaré a casa. Disfruten el resto de la noche. -Luego, se giró a Elías antes de continuar- Ya nos retiraremos, presidente Palomares.

En lugar de responder, Elias observó el asiento de Anastasia con los ojos entrecerrados y notó que todas las botellas de cerveza que estaban frente a ella estaban vacías.

«Maldición. ¿Se tomó dos botellas de cerveza sin que yo me diera cuenta?

Mientras tanto, Anastasia sentía que estaba en las nubes mientras esperaba a un lado del elevador y le costaba mantenerse de pie. Fernanda le dijo que se asegurara de no caerse mientras esperaban a que el elevador llegara.

En el restaurante, Elías se levantó de repente e hizo su asiento hacia atrás. Mientras sostenía ambas llaves de su auto y el teléfono de Anastasia en sus enormes manos, anuncio:

– Me retiro. Disfruten de la comida.

Alma agrandó sus ojos ante sus acciones e intentó llamarlo:

-Elí…

Sin embargo, él ya había salido del restaurante y estaba cerca del elevador. Al ver el número decreciente en la parte superior de elevador, Elias entró en pánico mientras que su expresión superó su estoicismo y bajaba las escaleras junto al ascensor con prisa.

Después de eso, el ambiente en el restaurante cambio de inmediato. Todos miraban a Alma de forma significativa y era notable que ella estaba decaída. Todos sabían por quién Elias había salido tan deprisa. Después de todo, parecía que Anastasia seria la ganadora final. A pesar de los rumores que habían estado circulando en los últimos dos dias, Alma era la única que sabía que Elías no tenía ni el más mínimo interés en ella. Se había confiado demasiado. Sin embargo, no podía entender por qué Elías no había hecho nada para controlar los rumores si Anastasia le seguía importando. En ese momento, Alma se dio cuenta de algo y penso:

«¿No está haciendo nada sobre los rumores para darle celos a Anastasia?»

Al darse cuenta, el rostro de Alma se puso pálido al instante, pues se había estado engañando a si misma todo el tiempo.

Mientras tanto, Fernanda estaba usando toda su fuerza para cargar a Anastasia hasta el estacionamiento, el cual tenía poca iluminación. De pronto, sonó la voz profunda de un hombre detrás de ellas.

– Por favor, llévela a mi auto, directora Espinosa.

Fernanda se giró al escuchar la voz y vio a Elias caminando hacia ellos con las llaves de su auto en

su mano. Luego, le quitó el seguro a las puertas de su sedan antes de abrir la puerta trasera. Al mismo tiempo, Anastasia estaba dormía y despertaba mientras un brazo fuerte la ponia sobre el amplio asiento trasero del auto.

 

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