¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 334

Capítulo 334 

Elías dijo que la razón principal del traslado era para que se le facilitara ver a Anastasia. El rostro de ella se sonrojó bajo su mirada. Para distraerse, golpeó su taza de té con el dedo y luego preguntó: 

-¿Qué tengo de especial? 

«¿Por qué Elías quiere verme sin razón alguna?» 

-Además del trabajo, tú eres lo más importante para mi desde que te conocí. —respondió Elías mientras la miraba a los ojos. A pesar de que no era bueno queriendo a alguien más, la manera en la que comunicaba su amor era directa. Sin embargo, su amor también era demasiado abrumador, lo cual le causaba mucha presión y conflicto a Anastasia. 

-No vale la pena -dijo Anastasia mientras se acariciaba su cabello largo. Debajo de la luz del sol del atardecer, sus mejillas sonrojadas exudaban un aura encantadora y atractiva.  

Elías apoyó su frente sobre su palma y admiró a Anastasia como si estuviera admirando una obra maestra; observaba cada gesto, cada sonrisa y cada una de sus más mínimas expresiones y las guardaba en su corazón. 

é Cómo puede existir una mujer así en el mundo que haga que me enamore tanto? Ante mi amor por ella, mi orgullo y mi dignidad se han vuelto insignificantes 

Ahora que Anastasia estaba bajo su mirada, ella se sintió un poco nerviosa y cubrió su rostro con vergüenza antes de suplicar: 

-No me mires así, por favor. No puedo soportarlo. 

Elías estalló de risa mientras vacilaba: 

—¿No puedes soportarlo? ¿Y qué si paso el resto de mi vida observándote? 

-¿Quién querría que tú lo observaras por el resto de su vida? -respondió Anastasia, pero sus ojos estaban llenos de timidez. 

-Si no quieres que yo te observe, centonces quién quieres que lo haga? —preguntó Elías con envidia—. ¿Mario Salcido? 

Anastasia no tenía idea de dónde venían los celos de Elías. Ella no tenía nada que ver con Mario y se preguntaba como era posible que él sintiera celos todo el tiempo. 

—No tengo nada que ver con el señor Salcido. Solo somos amigos –explicó Anastasia. 

-No me importa. En conclusión, no quiero que te vuelvas muy cercana a él —ordenó Elias con los ojos entrecerrados. 

Solos los hombres entendían la mentalidad de otros hombres. Incluso si Anastasia no lo había 

«c2,000,000? ¡Es demasiado dinero!» 

-No me esperaba que fuera para ti. De haberlo sabido, habria escogido algo más caro – continuó Fernanda con una sonrisa. 

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Anastasia comenzó a sonrojarse de vergüenza bajo la mirada escrutadora de Fernanda. Sentia que todos sus pensamientos y emociones estaban siendo expuestos. De pronto, Fernanda le dio un par de palmaditas en el hombro y dijo: 

-Tienes que ser más valiente si te gusta el presidente Palomares. No dejes que nadie tenga oportunidad de entrometerse. El presidente siempre tiene mujeres muy ambiciosas a su alrededor. 

-Yo… – tartamudeó Anastasia. 

-Admitir que te gusta alguien no es motivo para avergonzarse, Anastasia. Sé que sientes presión de involucrar a un niño en un nuevo matrimonio, pero vale la pena que apuestes tu corazón por el presidente Palomares -aconsejó Fernanda de forma sincera. 

Anastasia estaba de acuerdo en que Elías era alguien de quien podía enamorarse. Sin embargo, ella tenía un obstáculo emocional que no podía superar tan fácil. La noche de hace 5 años le había dejado una cicatriz profunda. Además, ella sabía que Helen y Elías compartían un pasado y eso le hacía más difícil abrirle su corazón a él. 

A las 11:00 a.m. en punto, el teléfono de Anastasia comenzó a sonar. En cuanto vio que era Elías quien llamaba, ella contestó y saludo: 

-¡Hola! 

-Estoy en el estacionamiento subterráneo. Te veo en cinco minutos -dijo Elías con una voz profunda y clara–. Y no puedes decir que no. 

‘Elías había insistido en comprarle almuerzo, así que ella no tuvo opción más que aceptarlo. 

Cuando llegó al estacionamiento a la hora acordada, Elías ya estaba en su auto. Después, Anastasia abrió la puerta del asiento copiloto, pero en cuanto Elías comenzó a salir del estacionamiento, ella no se dio cuenta de que había dos SUVs negros, uno en frente y otro atrás, que comenzaron a moverse para mantenerlos a salvo. 

Pronto llegaron al restaurante de lujo. Luego de ordenar comida, Anastasia hizo una pregunta de repente: 

– Escuché que la empresa se va a trasladar. ¿Es verdad? 

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-Mhmm. Así es – dijo Elías y asintió brevemente. 

Anastasia tomó su taza de té y preguntó con una sonrisa: 

– ¿Por qué nos trasladaremos? Nuestro edificio sí es algo pequeño, pero todo lo demás ha sido perfecto. 

 

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