¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 384

Capitulo 384

Elias se quedó atonito.

-¿Qué no deberías encargarte de tus propios clientes?

– iNop! De hecho, fue Fernanda quien me dijo que ese cliente era de Alma luego de que le preguntara, dado que mi diseño llamó la atención de la persona, fue que al final me lo dieron. Pero poco después fui secuestrada por los hombres de Raúl en la cafeteria en la que me vería con el cliente. -Los ojos de Anastasia se llenaron de perplejidad-¿Como supieron que estaria en ese café y aparte que me estacionaria justamente en ese lugar?

Elias frunció el ceño, a lo que respondió:

– Alma es hija ilegitima del amigo de mi difunto padre, Luis Durazo, él la crio en el extranjero. Escuché por mi abuela que Luis es un hombre respetado y que aparte fue muy buen amigo de mi padre en su juventud.

-¿Es hija ilegitima de Luis? – Anastasia frunció las cejas, aunque no estaba molesta con Alma.

– Luis me pidió que cuidara bien de ella, pero creo que comenzaré a investigar esta situación con el cliente. – Elias no queria arriesgarse y poner a Anastasia en peligro.

–Está bien -asintió. Poco después le dio hambre y miró la hora-hay un restaurante cerca, podemos comer juntos, pero luego de eso tienes que regresar a tu trabajo, ¿está bien? -preguntó Anastasia como si en verdad pudiera esperar a que se iría.

Elías sonrió con amargura.

-De acuerdo, me iré luego de comer.

Al tiempo que se iban juntos, Mario los observaba a la distancia desde una de las ventanas de su oficina en el tercer piso de la empresa, entonces apretó los puños porque Anastasia ya no parecía ser la misma mujer que había conocido.

«Tal vez Érica tiene razón, Anastasia solo tiene ojos para los hombres ricos. Ahora entiendo porque ni siquiera se atreve a dedicarme una mirada».

Al llegar al restaurante, Anastasia hizo varios comentarios sobre la comida, lo que revelaba de manera indirecta su preocupación por la salud de Elias, al mismo tiempo, él se veía extrañamente

feliz al ver la reacción de la mujer, por eso, la miraba con ternura y amor. Tan pronto como el mesero dejó su comedor privado, Anastasia volvió a prestar atención al hombre que tenía sentado frente a ella, en eso se encontro con que él ya la estaba mirando con una sonrisa en el rostro. Ante eso, la chica se sintió hechizada por sus encantadores y mágicos ojos.

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-Deja de mirarme así -dijo ella, al tiempo que se tapaba la cara.

-¿Qué sucede? ¿No puedo ver a mi futura esposa? – Rio Elías.

–Tienes que dejar decir tantas cosas dulces, no me gusta escuchar nada de eso -dijo Anastasia un poco molesta, quien, a pesar de sus sentimientos, sabia que no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

– Me gustaría llevar a Alejandro a un lugar divertido este fin de semana, ite importaria que me lo lleve por un día? -preguntó Elias.

-¿A dónde lo llevarías? —Anastasia entendió que el hombre también la estaba invitando, pues sabia que ella siempre los acompañaría.

-Hay un club con diversos programas infantiles, un amigo me dijo que vale la pena ir a probarlos, por eso quisiera llevarlo para que se divierta un rato.

Anastasia dudó un poco antes de aceptar, pues pensaba que ya era hora de que su hijo hiciera algo después de pasar tanto tiempo dentro de casa.

– Bien, puedes llevarlo.

-¿Y tú?

– Me quedaré en casa -respondió ella, consciente de que no quería caer en la trampa del hombre.

No obstante, Elias no estaba tan desesperado por ganar su corazón porque sabía que, al tener a su hijo, lo tendría todo.

-¿Te has dado cuenta de que Alejandro y yo nos parecemos? ¿No crees que podríamos ser padre e hijo? —preguntó Elías intencionalmente.

Por mucho que no quisiera admitirlo, no podía negar que su hijo lo quería mucho.

-Bueno, eso se debe a que las personas atractivas se parecen -respondió ella, de manera que elogió a su hijo y a Elías de manera indirecta.

Como era de esperar, el hombre sonrió ante las palabras de la mujer.

Luego de terminar de comer dejaron el restaurante y Elías llevó a Anastasia hasta la Constructora Torras; pero antes de que bajara de su auto, le dijo:

-Recuerda alejarte de Mario.

Sin embargo, Anastasia lo miró con molestia, pues se sentia impotente ante su forma tan posesiva y celosa de ser.

«¿Acaso cree que todos los hombres van por ahí encantando a las mujeres justo como él lo hace? Yo solo quiero hacerme cargo de la empresa de mi padre, y lo haré lo antes posible para que pueda retirarse y disfrutar de lo que le queda de vida».

-Vete con cuidado -dijo Anastasia, de manera que le estaba recordando a Elías que tuviera cuidado al conducir.

Mientras tanto, Elias supo que Anastasia todavía lo quería, a pesar de que no respondió a su advertencia.

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