Pasé el resto de la noche atendiendo a los demás clientes, a quienes ya les extrañaba que no pudieran estar una hora conmigo, ya que muchas veces me iba temprano a casa porque no me sentía bien anímicamente, pero esta vez se negó a irse, ese era mi trabajo, y esas eran las personas que me ayudarían a pagar mi apartamento.
Eran las 3:20 am cuando atendí al que se suponía era el último cliente, aún me quedaban 40 minutos y podía hacer un rapidito, así que me sorprendió una visita inesperada.
Faby: Mila, hay otro cliente esperando en la suite 2.
- Está bien, me pondré un lápiz labial.
Tan pronto como llamé a la puerta y entré, me encontré con Fred. Casi no podía creerlo cuando lo vi.
- ¿Qué haces aquí Fred?
Fred: No podía sacarte de mi cabeza, y está bien si no quieres conocerme mejor, pero pensé que eras muy sexy, Mila. Se acercó a mí y trató de agarrarme, pero me aparté.
Fred: ¿Qué es? algún problema? No sabía qué excusa se le ocurriría, después de todo, su hermano me había follado hace solo unas horas.
- Fred, yo no...
Fred: Por favor Mila, olvidemos lo que hizo mi hermano, vine aquí como cliente y tengo muchas ganas de tocarte.
Me quedé quieta, sin saber qué decir o pensar, no podía revelarle lo que realmente pasó entre su hermano y yo, pero tampoco podía seguir negándome a un cliente solo porque Felipe no quería, después de todo él Le había dejado claro cuando se fue que yo no era nada para él.
- Está bien Fred, pero solo tengo unos minutos, necesito irme a las 04:00.
Fred: Así que no perdamos el tiempo. Se acercó a mí de nuevo, levantó mi vestido y pasó su mano por mis bragas.
Estaba tenso, tratando de mantener la calma y actuar con calma y profesionalidad, así que comencé a pensar en que Felipe me tiraría a la cama llorando y llamé a la mierda.
Fred: Eres tan linda Mila. Me quitó las bragas y olió.
- Qué jodido hombre más hermoso y pervertido, pensé. Fred era muy parecido a Felipe, pero era más desinhibido que Felipe en todos los sentidos.
Me quitó el vestido y me quedé solo con la parte de arriba de la lencería y el coño afuera.
Empezó a besarme el cuello mientras acariciaba mi coño, que se mojaba.
Fred: Hmm, todo mojado, tal como me gusta. Se desabrochó los pantalones y rápidamente sacó su polla.
Fred: Pon tu boquita en eso mi amor. Me incliné y comencé a chuparlo, y su polla no era tan grande como la de Felipe, pero era bastante gruesa.
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