Un amor de cabaret romance Capítulo 23

La vida debería haber venido con un manual de instrucciones, para evitar que hagamos mierda, solo tenía 19 años y ya había hecho mierda durante toda la vida, no sabía que esta mierda podría empañar mi nombre y mi vida para siempre.

Fui al Cabaret un poco antes, decidí hacer lo que quería Felipe, como él lo dijo, estaba decidido a olvidarse de mí, en caso de que siguiera trabajando en el cabaret, aunque no me hizo ninguna promesa de amor eterno, estaba dispuesto a saber a dónde conduciría esto.

No sabía si estaba más mal para mí dar mi coño para ganarme la vida o salir con un hombre casado y ser prácticamente respaldado por él, pero sabía que sería un verdadero idiota si aceptaba sus demandas, olvidando mis propias demandas, después de todo yo también tenía voluntad propia, aunque él nunca la respetó.

Entré en la parte de atrás y fui directamente a mi casillero para tomar todo lo que me pertenecía, y traté de evitar las preguntas de las chicas sobre por qué lo estaba vaciando, Faby entró en la habitación de inmediato para llamar a una de las chicas que estaba empezando a trabajar antes que yo, y se sorprendió al verme fuera de mi horario.

Faby: No sabía que habías llegado Mila.

- No me quedo Faby, solo vine a buscar mis cosas.

Faby: ¿Cómo es eso?

- No voy a trabajar más aquí.

Faby: ¿Pero por qué Mila? eres una de nuestras mejores chicas, ¿pasó algo? ¿Tus padres se enteraron?

- No es eso, solo necesito algo de tiempo para poner algunas cosas en su lugar. Faby: Ah, entiendo todo, tiene que ver con el guapo Gutiérrez ¿no? no puedes dejar que te intimide.

- No me intimida, pero es el principal motivo de mi partida.

Faby: ¿Has hablado con Raúl al respecto? - Todavía no, pero voy a hablar con él ahora. Me abrazó y me deseó buena suerte.

Traté de no llorar, porque esa gente era una segunda familia para mí, era una familia torcida, pero sabían más de mí que mi propia familia.

Tan pronto como llegué a la oficina de Raúl y llamé a la puerta, me dejó entrar. Raúl: ¿Mila? algún problema? Me senté en la silla frente a él y comencé a llorar. Raúl: ¿qué pasó? ¿Por qué estás llorando?

- Vine a agradecerte, porque a pesar de que creo que eres un imbécil, igual puedes ser amable cuando quieres.

Raúl: ¿Se supone que esto es un cumplido?

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