Un amor de cabaret romance Capítulo 27

Me sentía como un basurero, con solo 19 años y con mi vida expuesta y destruida, y aunque Felipe hizo todo lo posible para protegerme y tratar de suavizar las cosas, nadie olvidaría quién era yo y lo que hice.

- ¿Dónde estaba mi cabeza cuando acepté la propuesta de Felipe? ¿Cómo caí en esto de enamorarme de un cliente? Estuve mucho tiempo arrepintiéndome, hasta que decidí no leer más comentarios negativos y evité entrar a mis redes sociales.

Mi celular estaba lleno de llamadas de mis amigos, y en mi aplicación, estaba lleno de mensajes de ellos en nuestro grupo, preguntándome si estaba bien, si necesitaba hablar, que nada cambiaría su amor por mí.

- Bueno, al menos todavía tengo eso, me dije. No dije nada en el grupo, porque lo único que quería menos era tener que explicarme, sabía que en un momento u otro tendría que hablar con ellos, pero no quería hacer eso en ese momento.

Ya era mediodía y abrí la puerta de la suite para hablar con Rafael.

- Rafael, tengo hambre.

Rafael: ¿Qué le gustaría comer Sr. ¿Nicole?

- Por favor, llámeme Nicole, y me gusta el pollo empanado, pero también puede ser pollo a la parrilla.

Rafael: ¿Y el postre?

- Pudín, por favor.

Rafael: Yo lo arreglaré.

- Gracias.

Decidí darme una ducha, mientras no llegaba la comida, aproveché para lavarme el cabello, y cuando terminé escuché que tocaban la puerta.

Me puse la bata y fui a abrir.

Rafael: Aquí está Nicole.

- Gracias Rafael. Puse todo sobre la mesa y fui a vestirme, luego me sequé el cabello y finalmente pude sentarme a comer. Tan pronto como terminé de almorzar, miré la hora y ya eran las 2:10.

- Vaya, almorcé súper tarde, me dije. Me levanté y comencé a quitar las cosas de la mesa, cuando comencé a escuchar a una mujer gritando. "Donde está"? "Abre esta puerta ahora, te estoy diciendo".... Rafael: Lo siento, pero tenemos órdenes de no dejar entrar a nadie. "Felipeee, abre la maldita puerta", gritó.

Rafael: Sr. Marina, Sr. Felipe no está en la suite, deja de gritar. Cuando escuché quién era, sentí que el nerviosismo se apoderó de mí.

- ¿Cómo no pensé en eso antes? por supuesto que vendría en busca de satisfacciones con él. Qué diablos, pensé.

Marina: Si aún no está adentro, ¿por qué estás mirando la puerta? ¿Quién está ahí entonces?

- Maldición, maldición, maldición... me dije. Empezó a golpear la puerta y gritar, pero luego dejó de golpear la puerta. Marina: Suéltenme idiotas, ¿quién está ahí? si Felipe ha metido a la perra de su amante ahí, lo mato a él ya ella.

Rafael: Sr. Marina, si sigues gritando llamarás la atención de la seguridad del hotel y te echarán.

Marina: No quiero saber, ella está ahí ¿no? sal de ahi cabrona, se mujer y dame la cara cabrona, o solo eres buena para darle el coño al marido de los demas?

Cuando la escuché referirse a mí así e insinuar que yo era un cobarde, abrí la puerta y encontré a los otros dos guardias de seguridad sosteniéndola. Tenía los ojos rojos, como si hubiera pasado horas llorando.

Marina: No lo creo, ¿cómo pudo hacerlo Felipe? habló entre lágrimas tan pronto como me vio.

Rafael: Nicole, pasa por favor, vamos a arreglarlo.

- No voy a entrar Rafael, no voy a solo escuchar a esta mujer atacarme sin hacer nada.

Marina: Suéltame, mataré a esta zorra, a escondidas. ¿Cómo tuviste el descaro de ir a un evento con Fred, teniendo una aventura con su hermano, perra? esto solo demuestra lo perra que eres, sin carácter.

- Cállate loco, no sabes nada de mí ni de lo que pasó.

Rafael: Nicole, pasa por favor, esto solo empeorará la situación.

Marina: No necesito saber para saber lo inútil que eres, mira donde estás, estás dentro de la suite de un hombre casado, ¿qué más tienes que revelar, además de lo zorra que eres? Traté de volar encima de ella, pero Rafael me detuvo.

- Nunca fui detrás de tu marido, ni siquiera le coqueteé, desde el principio fue él quien vino a mí.

No importa lo que haga para ganarme la vida, la verdad es que su esposo vino después de mis servicios, acéptalo, en vez de echarme la culpa, y cuando fui a ese maldito evento, no imaginé que Fred era su hermano, y que yo sepa ya ni vives con Felipe, te fuiste tu casa, abandonaste a tu esposo y ahora estás aquí jugando a ser la esposa traicionada? no seas ridículo.

Marina: No sabes de lo que hablas, cretino, no tienes idea de lo que está pasando en mi vida y en la vida de mi esposo.

- ¿Y qué más hay que saber, además de que eres un loco que no sabe cómo tener una conversación civilizada con alguien? ¿Tanto dinero para qué si no sabes cómo tener un gramo de clase? Ella comenzó a gritar aún más, y fue entonces cuando me dio una noticia que me rompió, no era lo que esperaba escuchar, porque cambiaría todos mis planes, y todo se iría por el desagüe, junto con todo lo que tenía. idealizado para mí y para Felipe.

Marina: Acabo de salir de la casa porque vamos a tener un bebé hijo de puta, estoy embarazada y necesitaba un tiempo sola, lejos del estrés y los dolores de cabeza, solo estaba tratando de proteger a mi bebé, perra, así que no.

No me vengas a decir que abandoné mi hogar, no tienes idea de lo duro que está siendo todo esto para mí, y ahora tener que ver mi vida patas arriba, y mi familia siendo destruida por culpa de una perra como tú.

Mientras hablaba, las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro, mi garganta se cerró y estaba totalmente desestabilizada, un niño cambiaría todo.

- ¿Por qué no me lo contó? ¿Por qué no fue fiel a mí? ¿Porque? ¿porque? un hijo, tendrá un hijo con ella... pensé.

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