UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 64

Durante toda la tarde estuvo incómoda, como si un mal presentimiento se cerniera sobre ella, y apenas escuchó que tocaban a su puerta corrió a abrirla. Esperaba que Zack hubiera venido a verlas, pero la persona que estaba en la puerta de su casa a las nueve de la noche, otra vez no era quien esperaba.

—¡¿No fui clara ayer?! —siseó mirando a Mason a los ojos—. ¿No te lo dije en el idioma correcto? ¡No te quiero cerca!

—Calma Andy —le sonrió él como si aquella agresión no significara nada para ella—. Solo vine a saber si habías pagado la deuda con el hospital.

—¡Claro que la pagué, y no gracias a ti! —espetó ella.

—Ya veo... supongo que tengo que agradecerle a tu jefecito por allanarme el camino —siseó—. En fin, como ese asunto en particular ya está cerrado, vamos a hablar sobre nosotros. Acabo de comprar una casa en una zona muy linda de la ciudad, así que vine para llevarlas allá.

Andrea lo miró como si le hubiera salido otra cabeza.

—¿Eres idiota o te haces? —le espetó—. ¡No voy a regresar contigo, Mason! ¡El divorcio saldrá en unos días y...!

—Hablando de eso, te sugiero amablemente que retires la demanda, porque no me quiero divorciar —le advirtió él.

—Pues con amabilidad o sin ella ya está hecho. Tú no estabas aquí, la policía investigó, te largaste del país el mismo día que nació Adriana, así que la jueza me concedió un divorcio "en ausencia" —replicó ella con firmeza—. El documento no ha salido, pero la sentencia ya está dictada, así que ahórrate tu amabilidad barata porque yo no voy a echar eso atrás.

Mason apretó los dietes y Andrea pudo ver el gesto de molestia en su rostro. Siempre había tenido mal temperamento, lo que Andrea no sabía era que si antes Mason no había tenido poder para ejercer aquel mal temperamento, ahora era muy distinto.

—Olvidas que no hay nada que el dinero no pueda revocar.

—¡Pues entonces te voy a denunciar, imbécil, porque tú no estás por encima de la ley!

Andrea ahogó un grito cuando sintió aquella mano presionando sus mejillas mientras le levantaba la cara.

—Déjame que te aclare esto, Andy. ¿Quieres hacerlo por las malas? ¡Perfecto! —siseó Mason—. Sé que cometí un error y ya me disculpé, ese era mi deber. Y el tuyo como esposa era perdonarme y seguir adelante, pero si quieres hacer esto por las malas... por mí está bien. Tienes razón. ¡Nadie está por encima de la ley!

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