Un disparo en mi corazón romance Capítulo 8

Yolanda se quedó muy atónita en el acto al oírlo.

Las palabras malsonantes del hombre le recordó esa escena desagradable en el pasado una vez más.

Al instante, los agravios ocultos y reprimidos en el fondo del corazón le estallaron a Yolanda, sofocándose en el pecho.

Resultaba que los Cotilla le habían dicho las palabras similares dos años atrás:

«Yolanda, parece que te he subestimado. ¿Con esta manera te ganas la confianza de nuestro Eustacio? ¿Crees que una huérfana humilde como tú eres digna de unirte a nuestra familia Cotilla? ¡No sueñes a despierta!»

Al ver que Yolanda estaba callada sin responder, Jairo se mofó:

—¿Lo admites ya?

Yolanda se volvió en sí consolándose que lo pasado ya estaba pasado.

—¡Estás loco! —ella le echó una mirada desdeñosa a Jairo y lo apartó con fuerza.

Solo quería alejarse de esa gente supuestamente poderosa, rica y de clase alta.

«Estos adinerados presumidos siempre padecen fuertes delirios de que los demás están codiciando su riqueza. Sí que soy huérfana, pero nunca se me ha ocurrido halagar descaradamente a los ricos para obtener beneficios.»

De repente, llegó la voz de Eustacio no muy lejos:

—¿Yolanda?

Acto seguido, se abrió la puerta de la sala y se oyó el sonido de la silla de las ruedas.

Yolanda se sobresaltó.

«¡Maldita sea! Eustacio debe haber escuchado mi llamada telefónica y sale a buscarme.»

—Oye, ¡¿cuál es exactamente el propósito de su visita aquí?! —Jairo se quedó bastante molesto al ver que Yolanda le hizo caso omiso.

—Yolanda, ¿todavía estás ahí? —Eustacio volvió a gritar en voz suave— He oído tu voz.

Yolanda se puso ansiosa al instante. De ninguna manera podría dejar a Eustacio encontrarse a Jairo, porque no sabía cómo explicarle una situación tan confusa.

Además, ahora lo más importante era que Eustacio pudiera recibir la operación en un estado estable. Yolanda no se permitiría que nada agitara a Eustacio en este periodo clave.

En tales circunstancias urgentes, sin pesárselo dos veces, Yolanda tiró ferozmente de Jairo por el brazo, abrió la puerta de acceso de emergencia a su lado y lo arrastró hasta el hueco de la escalera.

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