Un disparo en mi corazón romance Capítulo 7

El Hospital de Santa María, con sus buenas instalaciones médicas, era conocido como uno de los mejores de la Ciudad Kanblanza.

Yolanda estuvo ocupada durante dos días enteros y finalmente consiguió que Eustacio fuera hospitalizada.

Ella sabía que a Eustacio no le gustaba un ambiente tranquilo, por eso eligió una sala individual para él aunque era muy cara.

Todo había ido muy bien y la operación tendría lugar la próxima semana.

Después de arreglarlo todo bien, por fin Yolanda pudo dar un suspiro aliviado y preguntó al hombre:

—Eustacio, ¿qué tal si descansas un rato mientras voy a comprarte algo para comer? ¿Qué te parece el bacalao asado con limón? Todavía hay algunos detalles que tengo que confirmar con el médico de cabecera.

—Bueno —Eustacio asintió y se empujó su silla de ruedas hacia la ventana.

Por el momento él tenía los pensamientos muy contradictorios y caóticos.

Por un lado, esperaba poder levantarse de la silla de ruedas y caminar de nuevo.

Por el otro lado, temía que Yolanda lo abandonara una vez que las piernas se le curaran. Ahora, debido a la lesión en las piernas, él todavía podía mantenerla a su lado.

Pensando en esto, Eustacio se puso muy molesto e inquieto.

De repente, sintió un profundo temor. Durante estos dos años, tanto antes como después de la lesión de sus piernas, había hecho todo lo posible para conquistar el corazón de Yolanda, pero todos intentos se quedaron en vano. ¿Qué le haría falta para conseguir su corazón?

—Me voy entonces. Espera a que vuelva yo, ¿vale?

Dicho esto, Yolanda salió de la sala y cerró suavemente la puerta.

No se había alejado mucho de la sala cuando Yolanda recibió una llamada del centro de facturación del hospital.

Frunció el ceño y tuvo un mal presentimiento.

Contestó el teléfono con una vez baja para evitar que Eustacio la escuchara.

—Hola, ¿qué puedo hacer por usted?

—Hola, señorita Sáenz. Es que todavía necesita pagar un anticipo adicional de 30 mil euros para la cirugía y la hospitalización.

—¡¿Qué?! —Yolanda se sorprendió mucho— ¿No he pagado lo suficiente por el depósito?

—Es que después de discutir la condición del paciente, profesor Pinto, cirujano principal, ha decidido invitar al profesor Smith de Margitanlo a operar al paciente juntos. Además, posiblemente el paciente necesita ser implantado con clavos óseos de última tecnología para garantizar la mayor tasa de éxito de la cirugía. Por lo tanto, hay que pagar 30 mil euros más como el depósito.

«¿30 mil euros? ¿De dónde voy a sacar tanto dinero?»

—¡Jairo, resulta ser tú!

Jairo frunció el ceño y apartó a la mujer que había chocado con él. Nunca le había gustado que otros, especialmente las mujeres, le tocara.

Levantó la mano y limpió el pecho con una mirada de disgusto.

Al oír una voz familiar, se dio cuenta de que la persona que se había topado con él no era otra que Yolanda.

—¡¿Por qué estás aquí?! —Yolanda parecía estar asombrada.

—Debería ser yo quien te preguntara eso. ¿Qué haces aquí? —Jairo puso una cara fea y preguntó con frialdad.

—No es de tu incumbencia —Yolanda contestó de mala gana.

Ya no estaba de buen humor por los gastos médicos, y se sintió aún más molesta después de chocar contra él.

Jairo miró la etiqueta de visita que colgaba del pecho de esta y se río con burlas.

«Ya lo entiendo. Resulta que es así.»

—Yolanda, parece que te he subestimado. Incluso has podido enterarte de que la abuela está aquí para un tratamiento regular. ¿Con esta manera te ganas la confianza de la abuela? ¿Realmente deseas tanto unirte a una familia rica?

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