«¿Qué quiere hacer la abuela? ¿Esto es a propósito? ¿Tengo tan mala suerte hoy?»
Bajo la «atenta mirada» de Ximena, Yolanda lleva inexorablemente a Jairo al dormitorio principal y lo arroja sobre la cama.
Ella jadeaba de cansancio y tenía la frente cubierta de sudor.
«Espera, esta escena... ¿Por qué es tan familiar?»
Yolanda recordó que la última vez que había rescatado a un hombre había sido así de pesado, de la misma altura, e incluso el tacto de su cuerpo era similar. La última vez, en el hotel de las afueras de la ciudad, ella no había conseguido bajarle los pantalones a Jairo para comprobar, y luego se había olvidado de ello por el ajetreado trabajo del equipo del proyecto del coche.
Esta escena de hoy volvió a despertar sus fuertes sospechas.
Tenía que estar segura de que el hombre de aquel día era Jairo.
Yolanda miró a Jairo, que estaba inmóvil en la cama, y se decidió a poner la mano en su cinturón.
El pantalón del hombre se quitó rápidamente y su cuerpo escultural y perfecto hizo que Yolanda se quedara helada, recordando lo que acababa de tocar en el coche...
«Dios mío...»
Yolanda parpadeó y se sonrojó por un momento. Hacer algo así la hacía sentir tímida y avergonzada.
Pero el espectáculo que tenía ante sí lo hacía difícil, pues las dos piernas del hombre estaban cubiertas de cicatrices, tanto antiguas como nuevas.
«Madre mía, ¿qué le había pasado?»
Un extraño sentimiento creció en el corazón de Yolanda, no creía que el habitualmente distante y noble Jairo hubiera pasado por algo desconocido.
«¿Por qué exactamente sufrió esas lesiones?»
Fue difícil terminar todo y Yolanda sintió que se estaba volviendo loca de calor y de sudor.
Después de arropar a Jairo, se duchó y decidió dormir en el sofá.
Dormir en la misma habitación que Jairo inquietaba a Yolanda y tardaba en dormirse.
***
A la mañana siguiente, temprano, Yolanda se despertó con el sonido del agua en la ducha del baño.
Ella se frotó los ojos y los abrió lentamente. Las cortinas se habían abierto y el sol entraba.
Junto a la cama, la ropa de Jairo estaba tirada, desordenada como si hubiera pasado algo la noche anterior.
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