«¡Maldita mujer, fue ella quien se ofreció a desnudarme dos veces para seducirme!»
Jairo se sintió molesto al pensar en la mirada asustada de Yolanda.
Yolanda tenía prisa por llegar al trabajo en la sede de R&S. Estaba un poco desorientada, mirando el metro de un lado a otro, y estaba tan perdida en sus pensamientos que perdió el tiempo.
Cuando llegó a la oficina, miró su reloj.
—Mierda, diez minutos tarde —Frunció el ceño, culpando a Jairo de retenerla por la mañana.
Siempre había sido estricta consigo misma y la puntualidad era el primer requisito.
Cuando Yolanda llegó a la oficina, Aurora parecía contrariada y llamó a ella:
—Para.
Yolanda hizo una respetuosa reverencia:
—Sra. Berrocal.
Aurora era la principal responsable de la gestión de los aspectos cotidianos del equipo de I+D del proyecto, y la asistencia cae naturalmente bajo este paraguas. Hoy estaba vestida con un traje de trabajo negro, camisa blanca y el pelo meticulosamente recogido por todas partes, lo que le da un aspecto elegante y competente.
—Oye, vamos a ver, ¿de dónde es esta princesa? No puedo creer que hayas dormido hasta esta hora para venir a trabajar —Aurora, con una cara sarcástica y una expresión bastante despectiva, señaló a Briana, que estaba sentada detrás de un tabique no muy lejos—. Mira a una verdadera princesa, que trabaja duro y llega media hora antes.
—Perdona, hubo un accidente —Yolanda no quería excusarse.
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