Un disparo en mi corazón romance Capítulo 88

—Vaya, Sr. Puig, ¿vamos al Nubecielito, ¿he oído bien? —Nicolás fue el primero en gritar.

—No escuché mal —Lautaro sonrió y pronunció claramente, palabra por palabra— ¡El Nubecielito!

—Guay, muy guay, el Nubecielito es un lujoso club privado al que sólo pueden acceder los VVIP y donde he oído que los mejores platos de todo el mundo, y cuestan desde 10.000 por persona. Para nosotros, los oficinistas, nunca hemos tenido la oportunidad de visitarlo —Macos dio un salto y giró varias veces, casi dejándose caer.

—Sí, sí, todo es gracias a Yolanda. Gracias a la Estrella Más Brillante —Delfina corrió exageradamente hacia Yolanda y le dio un fuerte abrazo.

El ambiente cálido y conciliador del equipo del proyecto fue el mayor consuelo de Yolanda durante días.

Nadie le preguntó por qué se había casado con Jairo, y nadie cotilleó.

El ambiente relajado en el equipo del proyecto la alivió de la presión externa.

«Es bueno tenerlos.»

Yolanda palmeó suavemente a Delfina en la espalda con una sonrisa genuina:

—Gracias a ti también por ser tan amable conmigo.

Delfina sonrió inocentemente, sus dulces hoyuelos eran especialmente atractivos.

—Todo el mundo a trabajar primero, ¡buen trabajo! —Lautaro asintió y sonrió, dándose la vuelta para irse.

—Sr. Puig, hasta luego, y si tiene alguna instrucción, hágamelo saber —Aurora se inclinó respetuosamente a Lautaro Puig, sintiendo que su propia presencia en el equipo de desarrollo del proyecto se debilitó. Una sensación de crisis la invadió.

Aurora miró con resentimiento a Yolanda, que volvía a sentarse frente a su ordenador y seguía dibujando.

Todo era culpa de Yolanda. La intuición de una mujer le decía que el matrimonio de Yolanda con Jairo definitivamente no era tan sencillo como parecía.

Como ya había elegido estar al lado de Briana, ella sólo podía persistir hasta el final.

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