Una Chica Diferente (COMPLETA) romance Capítulo 37

Nelly

La noche pasa rápidamente, Max se divierte y ríe como si fuese un chiquillo. Dafne me mandó un mensaje en donde me explica lo que sucede y que no llegará a dormir, espero de verdad que se arregle todo con ella y Jared.

—¿Has visto a Dafne? –cuestiona Max.

—No, pero me mandó un mensaje, ella ests con Jared.

Sus ojos se abren sorprendidos.

—¿Con Jared?

—Sí, al parecer hablarán sobre sus problemas.

—¿Entonces debemos volver a casa?

—No, ella insistió en que disfrutara de la noche.

—Pero supongo que debes estar cansada.

—¡No! Estoy super bien. Claro a menos de que quieras irte.

Él me mira con una ceja alzada y sonríe.

—Nunca me habías tuteado. –señala.

—Lo siento, no me di cuenta.

—No te preocupes, haces que me sienta menos viejo.

Sonrío perdiéndome en el color de sus ojos.

—Vamos a bailar. –me extiende su mano–, hagamosle caso a Dafne, disfrutemos de la noche.

Tomo su mano y vamos hasta la pista de baile, su contacto me pone nerviosa, una canción lenta comienza a sonar, escucho con detenimiento tratando desviar mis pensamientos. La mano de Max esta en mi espalda baja siendo la culpable de ciertas sensaciones incontrolables.

Arriesgandome a que me rechaze, recargo mi cabeza en su pecho y siento su corazón latir frenético, igual o peor que el mío. La letra de la canción me hace cerrar los ojos e imaginar que soy yo quien la canta para él, sobre todo en la parte que describe mi sentir.

Tú has estado en mi mente y cada día te aprecio más, me pierdo en el tiempo pensando en tu cara.

Solo Dios sabe porque me está llevando tanto tiempo dejar atrás mis dudas, pero tú eres lo único que quiero.

No sé por qué estoy asustada, he estado aquí antes,cada sentimiento, cada palabra, las he imaginado todas, nunca lo sabrás si nunca intentas olvidar tu pasado y simplemente ser mío. Te desafío a que me dejes ser la única para ti...

—¿Desde cuándo Nelly? –cuestiona haciendo que abra mis ojos.

Me separo un poco de él y lo miro a los ojos.

—¿Desde cuando sientes algo por mi?

Siento que mis pies se detienen y mis piernas amenazan a mi cuerpo con abandonarlo. Siento todas las emociones juntas y potenciadas en este momento.

—¿Nelly?

—Yo, no sé de que habla señor Marín.

—¿No es verdad entonces eso de que sientes algo por mi?

Agacho la mirada y me obligo a no decir nada.

—Solo responde, ¿sientes algo por mi?

Me ordeno levantar la cabeza y mirarlo.

—Sí, siento algo por usted desde que tengo memoria. –susurro–, todo creció cuando volvió y pasé muchas horas a su lado.

Cierra los ojos con fuerza y deja salir un suspiro.

—Salgamos de aquí. –toma mi mano.

Me siento descolocada, ¿qué ocurre? ¿por qué se quiere ir? Seguramente me dejará en mi casa y hará como si nada hubiese pasado. Ahora me cuestiono si estuvo bien haberle dicho que sentía algo por él.

Pide el coche y esperamos en silencio a que lo traigan. Esto me frustra, toma su teléfono y teclea algo pero lo ignoro.

—¿Nelly, te vas? –cuestiona Grecia.

Asiento sin decir nada.

—¿Te sientes mal?

—No, estoy bien. Solo algo cansada.

—Vale, nos vemos luego entonces.

Agita su mano en despedida y sonrío lo mejor que puedo. El coche llega y Max me abre la puerta, entro y cierro, lo veo caminar hasta su lugar y duda en subir pero finalmente lo hace.

Enciende el motor y avanza hasta la salida. No sé cómo romper el estúpido e incómodo silencio. Miro por la ventana resignada por lo que pasó, supongo que así debía ser. Para mi sorpresa llegamos hasta la casa en donde vivían antes, la diferencia es que esta remodelada.

Apaga el motor y nos mantenemos en silencio, para variar. Juega con sus dedos en el volante, seguramente no sabe como decirme que es una locura. Quito el seguro de la puerta dispuesta a salir pero él vuelve a ponerlo. Eso, confieso acelera mi corazón.

—Nelly, yo quisiera hablar contigo. ¿Quieres hacerlo?

Mis ojos lo observan con detenimiento. ¿Habla en serio?

—¿Nelly?

—Sí, vamos.

Quito el seguro y me bajo, el aire fresco me pone la piel chinita, camino hasta la puerta y espero mientras la abre.

La puerta se abre y mis ojos amenazan con salirse de su lugar, seguramente necesitaré algo para levantar mi quijada del suelo.

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