Una Chica Diferente (COMPLETA) romance Capítulo 6

Hablamos y reímos animadamente, Jared me cuenta más acerca de él y yo de mí, aunque no hay mucho que decir. Tiene un encanto propio y ese algo que a cualquiera le encanta. Cada que habla o respira es como algo nuevo.

No sabía si llorar o reír por sus malos chistes y divertidas anécdotas, en su mirada pude ver eso que en ningún otro antes vi. En dos horas tomando café me he reído más de lo que recuerdo. Me da miedo reconocerlo porque no sé si esta sea nuestra única noche juntos.

—¿Puedo pedirte algo más esta noche?

—Lo que desees. –responde.

Acerco mis labios a su oído y susurro lentamente, me separo y vuelvo a mi lugar, él me mira sorprendido, pero raramente toma mi mano y nos conduce a un lugar desconocido para mi... por ahora.

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Al entrar la calidez del lugar es notable, nunca imaginé que afuera estuviera tan frio.

—¿Quieres algo de tomar?

—No, estoy bien, gracias.

Jared me mira y lo miro yo a él. Siento esa adrenalina en el cuerpo, sé donde va a parar esto y no me arrepiento. Jared se acerca a mi lentamente mientras se quita la camisa, su cuerpo es mejor de lo que imaginé, se detiene frente a mi, muy cerca y acaricia mis labios con sus dedos.

—Respira Dafne.

Toma mi blusa y la quita de mi cuerpo con destreza. Levanto la mirada y me encuentro de nuevo con sus ojos, sonríe y trago con dificultad, siento que mis piernas me van a fallar en cualquier momento.

Jared pone sus manos en mi cintura y como si estuviese hecha de aire me levanta y enredo mis piernas en su cuerpo, en ningún momento despega sus ojos de los míos. Camina conmigo enredada en su cuerpo, no quiero mirar nada más que sus ojos, escucho que abre una puerta y lo próximo que sé es que la parte blanda y fría de la cama toca mi espalda. El peso de su cuerpo cae un poco sobre el mío.

—Voy a besarte, acariciarte hasta quedarme sin aliento, hasta robarme el tuyo.

Los labios de Jared besan los míos con lentitud, mis manos juegan con sus cabello y tocan su espalda desnuda, besa mi cuello y empiezo a sentir como mi cuerpo reacciona a sus caricias. Me voltea boca abajo y desabrocha mi sostén, siento sus labios en mi cuello y su mano bajar por mi espalda, su erección se presiona en mi trasero, muerde mi cuello y siento como todas las sensaciones explotan, gimo, Jared se levanta sólo para quitar el resto de mi ropa, quedando totalmente expuesta ante él.

Me gira y siento mis mejillas calentarse, me mira con lascivia pura, me levanto sin pena alguna y quito su cinturón, desabotono su pantalón y este cae al suelo.

Esta vez ambos nos besamos con prisa, con demasiada urgencia, nuestras manos acarician cada centímetro de piel, caemos a la cama y todo se vuelve intenso, mordidas, gemidos nuestras lenguas rozandose y siendo Jared y yo uno solo. Sus dedos presionan mi piel, mis manos se aferran a sus hombros, su boca acaricia mis senos, me dejo llevar por la sensación de sus dientes sobre mi.

En este momento no pasa nada por mi mente más que toda la clase de cosas que Jared me hace sentir con cada caricia, con cada movimiento, con cada respiro que me roba, tal como él lo dijo. Ahora siento miedo, miedo de mañana, cuando abra los ojos y el sol haya salido. Miedo de lo desconocido.

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Jared

Abro los ojos al sentir que el viento de la mañana entra por la ventana, seguramente olvidé cerrarla. Doy vuelta en la cama y me sorprende verla sola, Dafne no está, me levanto de la cama y la busco por todos lados pero no esta. Miro el reloj, son casi las once de la mañana, no sé como pude dormir tanto.

Ella se fue, sin decir nada, sin siquiera despedirse, se fue como un fantasma.

6

—¡Jared Krause! Estoy como loca diciéndote cuán importante es este contrato y tú pareces en otra galaxia.

—Lo lamento Andrea, sé que es importante, lo siento.

—A veces creo que todos los hombres son de otro planeta. Como te iba diciendo...

Andrea habla y habla sobre el nuevo proyecto en su recién abierta compañía, es un lujo que nos haya preferido a nosotros, quiero centrarme en el tema pero no puedo, esa chiquilla se me metió por los ojos con sólo verla una vez, y la noche tan increíble que pasé, no puedo sacar su imagen de mi mente.

—¡Con un carajo Jared! ¿Escuchaste siquiera algo de lo que te dije?

—Andrea... –suspiro con frustración–. Anoche conocí a una...chica.

—Vaya, por ahí hubieras empezado. Cuéntame.

—Pasamos una noche juntos.

—¿O sea sólo sexo?

—Sí, pero fue... increíble. No dejo de pensar en ella.

—Es normal, llevas mucho sin tener a nadie.

—Lo más raro es que se fue sin decir nada.

—Espero que no lo hayas hecho tan mal y huyera por eso.

—Que cosas dices Andrea. En realidad no sé porque se fue.

—Espero que la vuelvas a ver y dejes de irte a otra galaxia.

—Eso espero, porque en realidad no deja de darme vueltas por la mente su imagen.

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—¿Cuantas veces te lo he dicho Dafne? ¡No duermas fuera de casa!

—Relájate madre, ni siquiera te hayas dado cuenta si no es por la vieja chismosa que tenemos por vecina.

—No la llames así Dafne, fue bueno que me lo dijera. ¿Qué tal si te pasa algo allá afuera?

—No me pasó nada mamá, deja el drama ya.

—¿Con quién estabas?

—Con Alexander. -miento.

—¿O sea que si yo le llamo a Alexander y le pregunto por ti sabrá decirme la misma versión que tú?

—Sí. –respondo confiada aunque después de lo de ayer espero que quiera saber de mi todavía.

Mi madre saca su móvil y supongo que marca su número, ella todavía con incredulidad pone el altavoz.

—Señora Marin ¿a qué debo su llamada?

—Alexander, ¿qué tal todo?

—Excelente, ¿desea hablar con mi padre?

—No, en realidad quiero preguntarte algo a ti.

—Por supuesto señora, dígame.

—¿Qué hiciste anoche Alexander?

—Bueno, hice varias cosas, preparé algunos papeles que necesitaba para la exposición en el curso, me bañé y luego pasé por Dafne y nos fuimos a cenar, después una amiga en común nos invitó a una reunión y fuimos, sé que llegó un poco tarde, o mejor dicho temprano. Debí avisarle pero creí que mi padre le diría algo.

Mi madre me mira aún con sospecha, pero se da por vencida.

—Gracias Alexander, y disculpa la molestia.

Cuelga la llamada y resopla.

—Sólo porque fue que saliste con Alexander, de lo contrario estarías castigada.

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