Una familia para el solitario CEO. romance Capítulo 8

Vanessa llegó a su importante cita, enfundada en una elegante falda tipo lápiz en tono marrón, combinaba su elegante atuendo con una blusa de seda blanca, y un blazer ejecutivo del mismo tono.

Caminaba con seguridad sobre sus stilettos de tacón de aguja sobre la baldosa de la empresa exportadora de alimentos: Best food, cuando llegó al piso donde la esperaban se anunció con la asistente del gerente.

—Señorita, buenos días: Soy Vanessa Johnson tengo una cita con el señor Kraft, soy la vicepresidente comercial de Bosch Motors. —Sonrió.

La joven asintió, miró en el computador y luego elevó su rostro para mirar a Vanessa.

—Lo lamento, la cita fue cancelada, ¿no le informaron?

El rostro de Vanessa se desencajó, frunció el ceño.

—Tal vez mi asistente se confundió, de todos modos, me gustaría entrevistarme con su jefe.

—Lo lamento señorita Johnson, el señor Kraft se encuentra en una reunión importante.

Vanessa inhaló profundo, irguió su barbilla.

—Espero a que se desocupe —informó y justo cuando iba a tomar asiento, miró salir de la sala de juntas a Harry Kraft, acompañado de Robert Smith, el mejor ejecutivo de ventas de Knight Motors, elevó una ceja, todo eso le pareció bastante extraño, enseguida se puso de pie.

—Señor Kraft buenos días, teníamos una cita hoy. ¿Lo recuerda? —cuestionó Vanessa sin titubear.

Robert la observó de pies a cabeza, se mojó los labios, y luego la miró esbozando una amplia sonrisa.

—Llegaste tarde Vane —murmuró con cinismo—. Señor Kraft en esta semana la flota de camiones estarán en los patios de su empresa, fue un gusto hacer negocio con ustedes, buenos días.

Vanessa abrió los ojos con amplitud, miró con seriedad a ambos hombres, apretó con fuerza su portafolio.

—Señor Kraft usted y yo teníamos un trato, nuestra propuesta era la mejor solo teníamos que finiquitar detalles —reclamó Vanessa—, no comprendo.

—Lo lamento Vanessa, Knight Motors nos hizo un descuento especial, y la junta directiva decidió cerrar el trato con ellos, en otra oportunidad, será. —Giró y se metió con rapidez en la oficina dejando a la mujer con la palabra en la boca.

—¡No puede ser! —exclamó apretando los dientes—, este negocio era mío.

Entonces siguió a Robert al elevador, el hombre le cedió el paso, y la devoró con los ojos.

—¿Qué artimañas utilizaron? —indagó—, eres conocido por hacer jugarretas para quedarte con los negocios —refutó respirando agitada, mirándolo directo a los ojos sin titubear.

El hombre de mirada oscura, piel bronceada y cabello negro, soltó una carcajada.

—Estrategias de ventas, querida Vanessa, no siempre se gana, debes aprender eso —habló con cinismo.

Vanessa estaba por refutar, su pecho subía y bajaba agitado, producto de la ira, y la impotencia que sentía cuando su móvil sonó, era su jefe máximo: Henry Bosh.

—Señor —se aclaró la voz.

—Te quiero ya en la empresa —vociferó el hombre a gritos.

Vanessa tuvo que retirar el móvil de su oído, para no quedarse sorda, jamás antes su jefe la había gritado de esa forma.

—Ya voy —expresó intentado disimular su nerviosismo, observó a Robert con profunda seriedad—, esto no se quedará así —advirtió, y salió del elevador embravecida.

****

—Necesito que busques un apartamento cerca de Hayes Valley —ordenó Ryan a su asistente, en ese lugar vivía Vanessa, él quería que su sobrina Hope, estuviera cerca de Ava, y no tuviera la necesidad de escapar—, que tenga dos habitaciones, y demás servicios —expuso con seriedad.

—Sí, señor. ¿Algo más?

—Reagenda todos mis viajes y juntas que tenía durante este mes, quedan canceladas, hasta nuevo aviso.

—Perfecto —dijo la chica, anotando todo en su IPad. —Le recuerdo que hoy a las tres tiene junta directiva en Knight Motors.

Ryan resopló, él no tenía la más mínima idea del negocio familiar, el que siempre se hizo cargo de eso fue su hermano mayor.

—Gracias —contestó, apretando los dientes.

Vanessa abrió sus labios y palideció por completo, su corazón se agitó.

—¿Por qué motivo? —cuestionó.

Caleb resopló, colocó sus manos en la cintura.

—Por espionaje, descubrimos que vendiste información confidencial a los de Knight Motors, ellos se quedaron con el negocio de los camiones, y eso nos genera a nosotros grandes pérdidas.

Vanessa negó con la cabeza, un escalofrío recorrió su medula espinal.

—Eso no es cierto —gritó—, yo soy una persona honesta, he trabajado durante años para esta compañía, no me pueden acusar de algo que no hice —vociferó, salió agitada y se metió sin pedir permiso a la oficina de su jefe.

—Qué bueno que apareces Vanessa —habló con hostilidad el señor Bosch—, recoge tus cosas y lárgate de mi empresa —vociferó.

Los gritos del hombre retumbaron en las paredes, Vanessa se estremeció, tembló, la garganta se le secó.

—Está cometiendo un error, yo soy incapaz de hacer eso de lo que se me acusa —expresó intentando mostrarse segura.

—No mientas más —gritó Henry Bosch—, te di mi confianza, pasé por encima de mi sobrino, te di a ti la vicepresidencia comercial, y lo único que hacías era pasar información a la competencia —vociferó observando a la mujer con decepción.

—¡No es cierto! —rugió Vanessa. —¡Hay un error! ¡Alguien está mintiendo!

—¡La única mentirosa eres tú! —gritó el señor Bosch—, un informante de mi sobrino aseguró que vendiste información a los de Knight y que coincidencia que hoy Best Food cierra negocios con ellos —bufó y rascó la barbilla—, mira estas fotos. —Lanzó sobre el escritorio las fotografías de la reunión que tuvo Vanessa con Ryan Knight.

Vanessa deglutió la saliva con dificultad, negó con la cabeza.

—Yo le puedo explicar todo señor Bosch, necesito que me escuche.

—No más Vanessa, estás despedida, lárgate —rugió el hombre. —¿Quieres que te saque con seguridad? —cuestionó mientras la miraba a los ojos—, agradece que no te denuncio, pero como es lógico, me encargaré que no vuelvas a trabajar en la industria automotriz, ni se te ocurra ponernos como referencia en tu hoja de vida, y por último nos quedamos con tu liquidación, como compensación a las pérdidas generadas por tu culpa.

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