Unidos por la abuela romance Capítulo 9

Ahora que su vientre estaba lleno, Gerard sacó su billetera y la revisó, pero no tenía mucho dinero en efectivo consigo. Al final, sacó una tarjeta de débito y la puso delante de Celestia.

Con una ceja levantada, Celestia lo miró.

"Necesitas dinero para comprar cosas. Esta tarjeta es para ti. El PIN es…"

Gerard buscó un bolígrafo y un papel y anotó el PIN antes de entregárselo a Celestia.

"Puedes usar la tarjeta para los gastos del hogar. Transferiré el dinero a la cuenta todos los meses cuando cobre mi sueldo, pero necesitas llevar un registro de lo que compras. No me importa que gastes el dinero, pero necesito saber en qué lo gastas, ¿vale?"

Cuando obtuvieron la licencia de matrimonio, Celestia le había preguntado si debían dividir los gastos, a lo que Gerard se negó. Como eran una pareja casada, eran familia. Él no tenía problemas en darle dinero.

Gerard tenía más dinero del que podía contar y no podía poner un número a sus activos. Apenas tenía tiempo para gastar el dinero, ya que a menudo estaba ocupado en el trabajo. Al menos, su esposa ahora podía ayudarle a usar parte de él.

Sin embargo, no significaba que Gerard quisiera ser aprovechado. Tenía que estar atento, ya que Celestia era una chica astuta a sus ojos.

No tenía problemas en que Celestia malgastara el dinero en la casa.

Celestia no soportaba la actitud y el comportamiento de Gerard.

Deslizó la tarjeta de débito, junto con el papel con el PIN, de vuelta a Gerard. Ni siquiera le echó una mirada al PIN.

"Sr. Castell, usted no es el único en la casa. Yo también vivo aquí. Usted compró la casa, así que yo ahorro en el alquiler al vivir aquí. No puedo dejar que pague también los gastos de la casa. Pagaré por lo que se necesite en la casa."

"Ya hablaré contigo del costo de un artículo para el hogar que supere a doscientos euros. Puedes aportar la cantidad que creas conveniente."

Su ingreso era lo suficientemente alto como para cubrir los gastos diarios del hogar. No había necesidad de que él pagara a menos que fuera una gran compra.

No es que no pudiera aceptar su dinero, pero su actitud le molestaba. Hacía parecer que ella estaba detrás de su dinero e incluso le decía que llevara un registro de las compras. Su contabilidad era solo para los gastos de la tienda y no se extendía a su vida personal.

Gerard no era un idiota. Al contrario, era muy inteligente. A partir del rechazo, Gerard comprendió que su actitud hería el orgullo de Celestia. Se quedó en silencio por un momento antes de dar la tarjeta de débito y el papel con el PIN a Celestia. Suavizando su tono, dijo: "Sé que tienes una tienda, pero ¿cuánto puedes ganar? Tú misma dijiste que esto es nuestro hogar. Tú eres parte de él y yo también. ¿Cómo puedo permitir que cargues con todos los gastos del hogar? Bueno, tómalo. No hace falta hacer registro si eso te desagrada."

"¿Has pensado en conseguir un coche? ¿Necesitas mi ayuda para pagar el depósito inicial? El compromiso mensual lo puedes pagar con tu ingreso."

Gerard no había examinado realmente sus ingresos, pero ella debía estar ganando bien desde que abrió una librería en la entrada de la Escuela de San Magdalena. Seguramente había hecho bastante. A esta edad, conseguir que las madres pagaran las cosas por sus niños no era algo difícil.

"La casa no está muy lejos de mi tienda. Puedo ir en bicicleta. El tráfico en San Magdalena es horrible durante la hora punta. Mi vehículo de dos ruedas es mejor que un motor de cuatro ruedas."

Gerard se quedó sin palabras.

Ella tenía razón.

Él evitaba la hora punta para llegar al trabajo.

A veces, se encontraba atrapado en la hora punta de la mañana cuando tenía que salir por una emergencia. El tráfico paralizado lo hacía desear haber cogido su jet privado en su lugar.

"Sería más fácil para ti tener un coche. Puedes conducir los fines de semana y llevar a tu hermana y a tu sobrino a un viaje corto."

Gerard recordó que Mariaje había dicho que la mujer vivía con su hermana. Las personas más importantes en la vida de Celestia eran su hermana y su sobrino.

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